La derecha y la ultraderecha francesa (macronistas, Los Republicanos y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen) salvaron ayer tanto al presidente de la República, Emmanuel Macron, como al primer ministro de su Gobierno, Michel Barnier.
Por la mañana, la Asamblea Nacional de Francia decidió no estudiar en el pleno la iniciativa planteada por la izquierda para tratar de destituir al presidente del país, Emmanuel Macron, después de que el órgano que reúne a los distintos partidos políticos acordara paralizar el procedimiento de forma definitiva.
La Francia Insumisa (LFI) había promovido esta moción como réplica a la decisión de Macron de nombrar a un primer ministro conservador, pese a la victoria de la izquierda en las últimas elecciones legislativas. La iniciativa ya había recibido un primer rechazo en la comisión de Leyes de la Cámara Baja gala.
La conferencia de presidentes de la Asamblea decidió que el pleno ni siquiera la estudiase, en una decisión que unió a los diputados aliados de Macron y de la derecha clásica y ante la que se abstuvo la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, según fuentes parlamentarias citadas por la cadena BFM TV.
El coordinador nacional de LFI, Manuel Bompard, aseguró que el partido de Le Pen es a día de hoy “un seguro de vida” para Macron, pero anticipó que volverán a intentarlo. “No abandonaremos: volveremos a presentar una resolución hasta que la destitución sea discutida en la Asamblea Nacional”, dijo en redes sociales.
Tampoco Barnier
Por la tarde, la Asamblea fue escenario de la primera moción de censura contra el Gobierno de Michel Barnier. La moción de censura solo fue votada por 197 diputados de los 577 que tiene la cámara, lejos de la mayoría absoluta que hubiera hecho caer al Ejecutivo del jefe del Gobierno nombrado por Macron, hace poco más de un mes. La coalición de izquierdas, mayoritaria en la Asamblea Nacional con 193 votos, solo logró atraer a algunos diputados regionalistas y pocos díscolos del macronismo
La izquierda francesa justificó la moción por el “déficit democrático” en el que está asentado el Gobierno. “El suyo es el Gobierno de un partido destruido, apoyado por otro partido que fue derrotado tres veces en un mes y que se sostiene gracias a la extrema derecha que fue rechazada por dos tercios de los franceses”, aseguró el líder socialista, Olivier Faure, encargado de presentar la moción. Aunque era claro que la iniciativa no tenía opciones de progresar, Faure consideró que servirá para “mostrar la debilidad del Ejecutivo”.
El líder socialista criticó la línea de Gobierno avanzada por Barnier, que pretende reconducir las finanzas públicas con 40.000 millones de euros de recortes y 20.000 millones de ingresos suplementarios con subidas de impuestos a los más ricos. “La subida a los más ricos es una cortina de humo (...) En realidad pagarán las clases medias con subidas de tasas y con recortes de servicios”, aseguró Faure.
En su réplica, Barnier lamentó que la izquierda quiera censurar a su Gobierno “a priori”, antes de empezar a actuar y defendió que, aunque sin mayoría absoluta, es el grupo que cuenta con más apoyos, ya que suma unos 200 diputados, entre macronistas y la derecha tradicional. “Sé que tengo una mayoría relativa, pero es la menos relativa de todas”, aseguró.
Frente al “bloqueo” que propone la izquierda, Barnier opuso “la acción” frente a una situación “delicada del país” a causa del deterioro de las arcas públicas tras la crisis del covid. “La única realidad es que gastamos demasiado, gastamos dinero que no tenemos”, narró el ex comisario europeo.
Barnier recordó que todavía no ha presentado su propuesta de presupuestos generales, que llegará mañana al Consejo de Ministros.