No se cumplieron los pronósticos que durante toda la semana pasada daban la victoria a Reagrupación Nacional (RN), el partido de la ultraderechista Marine Le Pen, pero lejos de los 289 escaños necesarios para gobernar con mayoría absoluta la Asamblea Nacional. Los sondeos a pie de urna vaticinaban, para sorpresa de muchos, una victoria del Nuevo Frente Popular (NFP), la coalición de izquierdas que ha parado los pies a la extrema derecha.

La elevada participación (se estima que podría cerrarse en un 67%) disparó al NFP. La nueva coalición ganó con mayoría simple la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas y contará con el mayor grupo parlamentario en la Asamblea.

El NFP obtiene entre 180 y 215 diputados, mientras que el bloque Juntos por la República, los partidos afines al actual presidente Emmanuel Macron logra de 150 a 180 y la ultraderecha de Le Pen queda relegada a la tercera posición, con 120-150 escaños, de acuerdo a los principales institutos demoscópicos. 

Unos resultados inesperados después de que la ultraderecha ganara de forma holgada la primera vuelta, con el 33,15 % de los votos, y seguía en cabeza en los sondeos y en las últimas proyecciones de escaños que se divulgaron hasta el pasado viernes, último día de la campaña.

Victoria en diferido

Marine Le Pen admitió su derrota pero como es habitual quiso transmitir algo de triunfalismo. “Esto es una victoria en diferido”, aseguró Le Pen, que no pidió la dimisión del presidente Macron, pese a lo que consideró un “fracaso” del jefe del Estado.

La líder de la extrema derecha destacó la progresión de su partido “pese a tener a todos en contra, incluida a la prensa, que ha tomado partido en esta campaña”.

Descontando las alianzas, aseguró que su partido es “el primero de Francia” y señaló que en “decenas de circunscripciones” se quedaron a uno o dos puntos de la victoria,lo que le permitió augurar que el triunfo de la extrema derecha “llegará” en futuras legislativas. “La marea sube, no lo suficiente esta vez, pero sigue subiendo. Es una victoria en diferido”, aseguró.

Le Pen reconoció que la decisión de Macron de retirarse de numerosas circunscripciones para evitar la elección de los candidatos ultraderechistas “ha funcionado más allá de sus esperanzas”, pero han desembocado “en una situación insostenible” con “la extrema izquierda a las puertas del poder”.

“Sin todos esos abandonos, el RN habría llegado ampliamente en cabeza”, dijo.

“¿Qué va a hacer ahora? ¿Nombrar a Mélenchon primer ministro?”, se preguntó Le Pen, que acusó al presidente de haber provocado que se elija a una Asamblea Nacional que no tendrá en cuenta las necesidades de los franceses “que piden menos inmigración, más seguridad y más poder adquisitivo”.

Más duro pero en la misma línea se mostró su delfín, Jordan Bardella. El aspirante ultraderechista a primer ministro criticó las alianzas políticas “antinaturales” que han dado la victoria al Nuevo Frente Popular de Mélenchon. “Esta tarde, estos acuerdos electorales arrojan a Francia en brazos de la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon”, declaró Bardella ante sus simpatizantes. Estas “alianzas políticas antinaturales” buscaban “impedir por todos los medios a los franceses elegir libremente una política diferente”, apuntó. En ese sentido, destacó que su partido “está logrando hoy el avance más importante de toda su historia”. Reprochó así las “componendas electorales orquestadas desde el Elíseo entre un presidente de la República aislado y una extrema izquierda incendiaria” que “no llevarán al país a ninguna parte”.

“La alianza del deshonor tejida por Macron y (el hasta hoy primer ministro, Gabriel) Attal y sus arreglos electorales con la extrema izquierda han privado a los franceses del enderezamiento político que los franceses habían escogido” en la primera vuelta, lamentó Bardella. Agregó que su partido “encarna más que nunca la única alternancia” que se enfrenta al “partido único”.

No se rendirá

Bardella criticó en particular a Macron, quien “no se limitó a empujar al país hacia la incertidumbre y la inestabilidad”, sino que además “priva a los franceses de toda respuesta a sus dificultades cotidianas durante muchos meses en medio de una crisis de poder adquisitivo”.

“Mientras la inseguridad y el desorden golpean duramente al país, Francia se ve privada de una mayoría, de un gobierno que pueda actuar y, por tanto, de un rumbo claro para recuperar Francia”, argumentó.

Bardella recordó la reciente victoria de RN en las elecciones europeas y prometió trabajar en el Parlamento Europeo para lograr una respuesta “a la avalancha migratoria, a la ecología punitiva y la confiscación de nuestra soberanía”.

“La recuperación que sacará a Francia de la rutina, a todas las francesas, a todos los franceses, quiero decirles que mi intención de trabajar por la recuperación del país es más fuerte que nunca. Estaré ahí, para ti, contigo, hasta la victoria”, apeló el candidato de la extrema derecha francesa. 

Una vez más los ‘ultras’ de Marine Le Pen se quedan a las puertas de gobernar un país que se conjura contra ellos cuando es necesario.