Los ánimos entre Kosovo y Serbia se calmaron ayer tras una noche de incertidumbre y protestas de los serbokosovares por la decisión de Pristina de prohibir documentos de identidad y matrículas serbias en su territorio, una medida que fue al final aplazada bajo presión internacional. Los serbios de Kosovo retiraron los bloqueos de carreteras en el norte de la antigua provincia serbia, cuyas autoridades habían cerrado dos pasos fronterizos con Serbia.

Las autoridades kosovares pretendían aplicar desde la medianoche lo que califican como una “medida de reciprocidad”, ya que Serbia tampoco acepta los documentos de identidad ni las matrículas de Kosovo, una exprovincia serbia que se declaró independiente en 2008.

Tras horas de incertidumbre, incluyendo algunos disparos y sirenas antiaéreas, el gobierno del primer ministro Albin Kurti retrocedió ante las presiones de la Unión Europea (UE) y anunció que aplaza la aplicación de las medidas hasta el 1 de septiembre. Ese anuncio calmó la tensión, aunque persistía por la condición de Pristina a los serbios a que retiren las barricadas de las carreteras que llevan hacia los pasos fronterizos de Brnjak y Jarinje.

El ministro kosovar del Interior, Xhelal Svecla, aseguró que en otros pasos ya se aplicaría mismo la prohibición de los documentos serbios. “Seguirá aplicándose hasta que no se retiren todas las barricadas y se asegure la libertad de movimiento de ciudadanos y mercancías”, advirtió el responsable kosovar.

Invitación a la calma

Mientras, la UE invitó a ambas partes a reunirse en Bruselas para discutir el camino adelante, encontrar soluciones y evitar que estas tensiones vuelvan a aparecer de nuevo, indicó Peter Stano, portavoz del alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.

La propuesta se produjo después de que Kosovo aceptase “la propuesta de Borrell y la petición de Estados Unidos de posponer las medidas”, dijo Stano en rueda de prensa.

Belgrado y Pristina se acusan mutuamente de querer desestabilizar la región, mientras que Rusia, el principal aliado de Serbia, habló de “provocaciones” por parte de Kosovo, asegurando que lo sucedido demuestra el “fracaso de la mediación de la UE”.

Kurti, por su parte, acusó a los dirigentes serbios de hacer política “con intimidaciones” y aseguró que anoche se oyeron disparos dirigidos contra la policía kosovar, aunque sin causar heridos.

En Belgrado, el director de la Oficina gubernamental para Kosovo, Petar Petkovic, acusó a Kurti de intentar “incendiar el barril de pólvora” con blindados que tenía preparados para mandar al norte. “Anoche estuvimos a un paso de un grave conflicto”, aseguró ayer Petkovic.

La fuerza KFOR, de la OTAN, con sus casi 4.000 efectivos encargados de vigilar la paz en Kosovo desde 1999 con mandato de la ONU, aumentó su presencia en las calles del país.

En un comunicado, la fuerza advirtió que está dispuesta a intervenir si corre peligro la estabilidad y que supervisará “con atención” la situación.

La antigua provincia serbia de Kosovo, poblada por una mayoría albanesa, proclamó en 2008 su independencia, que Serbia no reconoce, y que ha sido apoyada por Estados Unidos y la mayoría de los socios integrados en la Unión Europea pero no por Rusia, China, India, Brasil o España, entre otros. –