Las autoridades europeas han desmantelado un grupo organizado que traficaba con personas a través de Bielorrusia hasta la Unión Europea, lo que llevó a la detención de 11 sospechosos en Polonia y Reino Unido, anunció este viernes Europol, que coordinó el operativo desde La Haya.

En un comunicado, la agencia explicó que la operación movilizó a agentes de la policía de Estonia, Alemania, Lituania, Polonia y Reino Unido, que además de las detenciones llevaron a cabo registros domiciliarios en 28 ubicaciones e incautaron equipos electrónicos, documentos, pruebas de transferencias de dinero y fondos en efectivo.

Durante el día del operativo, la policía de Estonia y Lituania controló los vehículos que circulaban por las carreteras interiores y cruzaban las fronteras exteriores, con el objetivo de detectar redes de tráfico de migrantes activas a lo largo de la frontera entre la UE y Bielorrusia.

Esto ha permitido detectar 11 traslados con 11 facilitadores (nacionales de Georgia, Letonia, Lituania, Siria, Ucrania y Uzbekistán) que buscaban traficar con un total 60 inmigrantes iraquíes, afganos, indios y sirios.

EEl precio para un viaje ilegal desde Irak hasta Alemania, a través de Bielorrusia, podía costar a las víctimas entre 10.000 y 13.000 euros, lo que generó una facturación estimada de al menos 7 millones de euros a la red.

En total, una persona ha sido detenida en Reino Unido - un individuo buscado en varias investigaciones transfronterizas - y diez en Polonia, en base a una orden de arresto emitida por las autoridades alemanas.

Según Europol, los miembros de la red criminal tenían su sede y actuaban desde los países a través de la ruta del contrabando, y sus tareas estaban divididas jerárquicamente, con la mayoría de los individuos actuando en diferentes niveles sin conocerse personalmente.

El recorrido hasta Europa

La red utilizaba el territorio turco como país de tránsito y centro logístico: los inmigrantes llegaban a Turquía y desde allí viajaban legalmente a Moscú con visados de turista, después eran trasladados a la capital bielorrusa Minsk, o a Grodno, ciudad cercana a las fronteras con Lituania y Polonia, y a partir de ahí se les transfería ilegalmente a Alemania.

Para el trayecto final se había reclutado a conductores, principalmente ucranianos, a través de foros web y plataformas de redes sociales, y que cobraban entre 500 y 1.000 euros por persona para hacer ese último tramo de la ruta de contrabando de Polonia a Alemania.

Los pagos se realizaron a través del sistema financiero clandestino conocido como "hawala" (transferencia, en árabe) y los "hawaladars" con residencia en Berlín también ejecutaron los pagos para los conductores tras recibir una prueba de finalización, como fotografías de los migrantes tras la llegada a su destino final.

Esta red transportaba muchas veces a los inmigrantes en condiciones que amenazaban sus vidas. En octubre del año pasado, las autoridades alemanas localizaron un cuerpo de un inmigrante cerca de la frontera y, según el examen forense, la mafia lo habría abandonado en un campo por su mal estado de salud, y murió de un fallo orgánico múltiple.