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Españoles: Franco ha muerto

"Hoy es 20 de noviembre de 1975. Franco felizmente ya no existe, es historia."

Españoles: Franco ha muertoRedacción DNN

En la cárcel de Pamplona, galería 4, celda 109, a 20-11-1975.

Se cumplen 50 años de la muerte del dictador Franco. Quien escribe estas líneas estaba preso en la cuarta galería, celda 109, de la vieja cárcel de Pamplona, que, por cierto, no ha resistido el paso de los tiempos y ya no existe. No he vuelto a acercarme al lugar donde estuvo. Lo mismo me ocurre con otra vieja cárcel, esta vez en Madrid, la de Carabanchel. Esa misma tarde del 20 de noviembre era muy consciente de que estaba viviendo momentos claves que iban a marcar la vida, suerte y futuro de millones de personas, entre ellas la mía propia, así como la del conjunto de los presos políticos. Consciente de que una página nueva estaba a punto de abrirse para el conjunto del Estado español en general y para los cuatro territorios de Euskadi Sur en particular. Conscientes de ser testigos directos de las quizás futuras y primeras luces de libertad, democracia e incluso de poder retomar el autogobierno de los vascos amputado por la victoria de los golpistas. Escribí una carta como la que sigue, es casi idéntica, a mis padres y hermanos y la metí en el dobladillo de unos pantalones sucios para poder sacarla de la cárcel. Todo lo que digo en la carta es y era cierto, veraz.

“Kaixo ama eta aita, Aran eta Juanra. Hoy es 20 de noviembre de 1975. Franco felizmente ya no existe, es historia. Os escribo de nuevo desde ésta mi celda 109 de la vieja cárcel de Pamplona. Son las siete de la tarde de un día emocionalmente muy largo y con todos los sentimientos a flor de piel y latidos acelerados del corazón, síntomas de lo imprevisible de la nueva situación política que nos deparará el devenir de la historia, así que apenas tengo una hora para ir al comedor a cenar después de oír la sirena. Estoy muy tranquilo y sereno, pero tengo prisa. Después de cenar, como siempre, doblaré con mucho mimo y esmero este folio. Reconozco que cada vez lo hago mejor, sí, cada vez más y mejor. Tengo que doblarlo una y otra vez, meterlo en el dobladillo de uno de los pantalones sucios, coser bien el dobladillo y guardar el pantalón arrugado en el fondo de mi bolsa para dárosla mañana por la mañana con otras ropas sucias después de la visita del mediodía. Lo tengo que hacer bien. Los chequeos son cada vez más estrictos en todo lo referente a ropa, comida, libros, idiomas utilizados durante las visitas y registros de las celdas buscando no sé qué. Pero la habilidad y destreza que he adquirido para sacar los escritos de la cárcel es el resultado-producción de un auténtico especialista.

Siempre ha sido peligroso sacar y meter escritos de la cárcel. Más ahora, y de hoy en adelante. Las horas de este día, van 13, desde las 7 de la mañana, han sido y son, muy especiales, han sido muy intensas, y lo que serán en el futuro próximo. ¿Qué pasará? Como sabéis, tenemos desde hace muy poco una diminuta radio francesa que nos sirve para estar al tanto de lo que ocurre fuera de estas viejas paredes. Bendita la diminuta radio francesa. Cuando estemos juntos ya os indicaré dónde la guardamos… imaginación al poder! Va de luces… je je je. Esta noche, al compañero que está en la celda contigua le tocaba por estricto turno tener la radio escondida y ponerla operativa a partir de las 6 de la mañana. Y cuando ha oído en el parte de las seis de la mañana de Radio Nacional que Franco había muerto esa noche, ha empezado a gritarnos en el euskera que estaba aprendiendo a marchas forzadas desde la ventana enrejada que da al patio común: Franco hil du, Franco hil du! (en vez de Franco hil da!). Una y otra vez, una y otra vez en su euskera peleoncillo. Por cierto, el mencionado autor de los gritos, cuando está relajado y tranquilo, domina bastante bien los verbos auxiliares, al menos cuando estamos en clase distingue claramente las formas correctas de los verbos vascos más difíciles. Por el contrario, cuando está un poco nervioso, confunde todos los nor, nor-nori, nor-nork y nor-nori-nork, y le da igual saltar del presente al pasado, al potencial o al condicional.

Franco hil du, Franco hil du!, ha gritado una y otra vez, pero todos lo hemos entendido igual, en lugar de du era da, Franco hil da!. (PD1: hasta el mismo momento de abandonar cada uno por su lado la cárcel de Carabanchel por la aplicación de la Ley de Amnistía y pisar de nuevo la calle las bromas y las tomaduras de pelo para con él no tenían piedad: du-da, da-du). Lo reconozco, creo que nunca lo olvidaré jamás, ha sido un momento muy difícil de explicar, muy emotivo, lágrimas no disimuladas en los ojos, respiración muy agitada, por fin el dictador ha muerto. Mis sentimientos a flor de piel han chocado en mi cabeza y en mi corazón. Me he acordado de vosotros, ama, aita, Aran y Juanra, y estoy seguro que hoy habéis desayunado vosotros también emocionados y nerviosos. Sé que os habéis acordado, de mí, de vuestro hijo y hermano Joxe.

Cuando me he tranquilizado un poco me he acordado de ti, aita, cuando en Santoña, siendo gudari del PNV del Batallón Saseta, junto con tu hermano más joven, el tío Gerardo, fuisteis hechos prisioneros de los italianos, y luego las cárceles de Santoña, Puerto de Santa Maíia, me he acordado de tío Benito, también gudari del PNV y teniente de ametralladoras del Batallón Saseta que dio su vida en Peña Lemona por la libertad y por Euskadi. Y mi corazón y cabeza inmediatamente han reproducido la cara, imagen, voz, sonrisa y bromas de Jon Paredes, Txiki, y entonces un borbotón de lágrimas me han brotado sin pudor. ¡Ni dos meses de su fusilamiento tiro a tiro! Dondequiera que estés, Txiki, espero que la noticia de hoy te haya ya llegado (PD2: 8 meses y 3 días más tarde, y en Carabanchel, entristecí y apené por otro amigo, Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, hecho desaparecer por los canallas de la historia, fueran quienes fueran).

Familia maitea, hoy cuando hemos oído la sirena de la mañana, se han abierto las puertas de la celda y nos han hecho el recuento de rigor delante de la puerta en posición de firmes. Nos suelen contar para ver si estamos todos por la mañana (¡cómo no íbamos a estar todos!) o si somos los mismos de anoche. Hemos salido de la celda, paso con firme, sonriendo, emocionados, ojos brillantes…y fumándonos un delicioso Farias que teníamos guardados para este preciso, y precioso, momento, humeando, desprendiendo un penetrante olor a tabaco fuerte. Cada uno con un buen Farias (PD3: nunca jamás he vuelto a fumarlo). Emoción desbordada en la larga fila del pasillo de nuestra cuarta galería. Quiero que sepáis que en ese momento tuve que apretar fuerte los dientes para no obedecer a mi corazón y no gritar con todas mis fuerzas un Gora Euskadi Askatuta que resonase cual trueno que presagia cambio de tiempo, climático y del otro. Pero lo acepto, las miradas amenazantes, de chulerías indisimuladas y altaneras de muchos funcionarios me han hecho desistir. No me he atrevido. Creo que he hecho bien.

A la tarde, cuando en la gran sala que tenemos para ver la TV ha aparecido un lloroso Arias Navarro balbuceante y ha pronunciado unas inolvidables y gloriosas palabras: Españoles Franco ha muerto, todo se ha desencadenado. Abrazos fuertes, largos, profundos, llenos de alegría, dándonos vigorosas palmadas en la espalda con fuerza, aplaudiendo y vitoreando (ahora sí)… Gora Euskadi Askatuta! Gora Askatasuna! Alguien ha empezado a cantar el Eusko gudariak. La coral ha sido épica, le han seguido el Gu gera Euskadiko gaztedi berria y el Lepoan hartu eta segi aurrera en recuerdo a nuestros caídos. Nadie se avergonzaba de sus lágrimas, nadie las secaba, yo tampoco. Quizás los abrazos de hoy habrán sido de los más intensos de mi vida. Entre los funcionarios hemos detectado tres actitudes diferentes: entre los más mayores, algunos han empezado a llorar, entre los más jóvenes, dos actitudes diferentes hacia nosotros. Las miradas de odio de algunos indicaban claramente lo que nos harían si pudieran, es decir, fusilarnos in situ. Pero ha habido quienes han adoptado una actitud de kolegis hacia nosotros. Poco a poco se nos han acercado, con respeto, algunos sonriendo: A ver qué pasa ahora, ya te vas, no te queda mucho, ánimo (PD4: algunos de estos últimos nos permitieron desde ese día tomar un poco más de vino a la hora de comer-cenar…mi rando a otro lado).

Acabo, ama, aita, Aran y Juanra, tengo que dejaros, suena la sirena. Vamos a cenar. ¡A ver cómo va el condumio! Hoy ha sido un día intenso, seguro de que el futuro será emocionante y fascinante en todos los ámbitos. Seguro que pronto nos abrazaremos y que el sol de la libertad aparecerá imparable en los montes, valles, pueblos y ciudades vascas.

Llegarán nuevos vientos, tiempos de esperanza, se abrirán ventanas y puertas para Euskadi. Hasta pronto, pues, mucho ánimo, fuerte abrazo con el grito contenido que se me ha quedado atragantado en el momento del recuento: Gora Euskadi Askatuta!. 

Laster arte, agur, eta gora bihotzak! Vuestro, Joxe”.