El día 9 de septiembre de 2024 se presentó el informe El futuro de la competitividad europea, cuya elaboración fue encargada a Mario Draghi por la Comisión Europea.
El diagnóstico de Mario Draghi sobre la competitividad europea señalaba que, desde inicios del siglo XXI, el crecimiento de la zona euro ha disminuido inexorablemente, acentuándose en la década de 2010. Como consecuencia, en 2022, el PIB per cápita de la Unión Europea era un 27% inferior al correspondiente a los Estados Unidos. Aproximadamente la mitad de este diferencial reflejaría las diferencias de productividad, mientras que la otra mitad se debería al impacto de la reducción de las jornadas laborales en el continente europeo.
Draghi afirmaba que, a menos que Europa revitaliza sus dinámicas de crecimiento, productividad y competitividad, los objetivos europeos de equidad e inclusión social, la descarbonización y la soberanía tecnológica serían irrealizables.
Draghi afirmaba que Europa precisa una nueva agenda integrada para la competitividad. Así, Draghi propugna la plena implantación del mercado único, acompañada de políticas industriales, de competencia y comerciales que interactúen estrechamente y estuvieran alineadas con una estrategia general de competitividad europea.
El pasado 16 de septiembre se desarrolló en Bruselas una conferencia de alto nivel bajo el lema Un año después del informe Draghi. En el curso de esta conferencia, la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, afirmó que el Informe Draghi constituye una auténtica hoja de ruta para la acción, y que la nueva Comisión ha comenzado a trabajar desde el primer día. Su primer acto ha sido la denominada Brújula para la competitividad, un marco orientativo que convierte el análisis de Draghi en políticas concretas. Desde entonces, afirmó Von der Leyen, “la Comisión ha avanzado con determinación: el Pacto por una Industria Limpia, las gigafactorías de Inteligencia Artificial, el nuevo marco de ayudas estatales, el Plan de Acción para una Energía Asequible y la Unión de Ahorros e Inversiones. También ha puesto en marcha planes de acción para las industrias estratégicas (automoción, productos químicos y acero), se ha llevado a cabo el mayor aumento jamás registrado de la inversión en defensa, así como nuevas propuestas para profundizar el mercado único”.
En su intervención, Mario Draghi realizó una enmienda a la totalidad de las declaraciones de Úrsula von der Leyen, afirmando que “nuestro modelo de crecimiento se está desvaneciendo. Las vulnerabilidades van en aumento. Y no existe una vía clara para financiar las inversiones que necesitamos. Además, la realidad nos ha recordado, dolorosamente, que la inacción amenaza no solo nuestra competitividad, sino también nuestra propia soberanía”.
Draghi considera que “los ciudadanos y las empresas de Europa valoran el diagnóstico del Informe, las prioridades claras y los planes de acción. Pero también expresan una frustración creciente. Están decepcionados por la lentitud con la que avanza la Unión Europea. Consideran que no estamos a la altura de la velocidad del cambio que se están produciendo en otros lugares. Están dispuestos a actuar, pero temen que los gobiernos no hayan comprendido la gravedad del momento”.
Bruegel es una Think Tank, una institución especializada en el análisis de la economía y las políticas de competitividad europeas. En opinión de Bruegel, la Comisión ha producido brújulas, comunicaciones y diálogos, pero los impactos tangibles han sido hasta ahora mínimos. El Plan de Competitividad y Descarbonización Industrial, presentado en febrero de 2025, es un excelente ejemplo; concebido como un instrumento para fomentar la inversión en tecnologías limpias y reducir los costes energéticos, no ha pasado todavía de la fase conceptual.
Bruegel considera que los anuncios expuestos por la presidenta Von der Leyen durante su intervención, como la promesa de 1.800 millones de euros para apoyar la producción de baterías en la Unión Europea, no tienen capacidad suficiente para alterar las dinámicas sectoriales. Por ejemplo, el fabricante chino CATL, en el marco de una empresa conjunta con Stellantis, está invirtiendo más del doble de esa suma en una sola gigafactoría. Además, el colapso a finales de 2024 del fabricante de baterías Northvolt, respaldado con financiación pública, ilustra que el dinero por sí solo no es suficiente.
En su informe, Mario Draghi afirmaba que la Unión Europea debe replantearse su enfoque de gobernanza política y económica: habida cuenta que ningún Estado miembro tiene el peso suficiente para influir globalmente si actúa de forma aislada, sería necesario adoptar una estrategia coordinada a nivel europeo. Por ello, Draghi proponía reforzar los recursos y poderes presupuestarios de la Comisión con relación a los estados miembros, con el fin de impulsar los grandes programas europeos y financiarlos mediante el endeudamiento. En concreto, Mario Draghi identificó un déficit de inversión del 4%-5% del PIB, aunque en ningún momento llegó a concretar la aportación de las instituciones europeas y la contribución de las empresas al esfuerzo inversor.
A las inversiones necesarias para afrontar los desafíos en materia de competitividad, transformación tecnológica y energética, descarbonización y resiliencia frente al cambio climático, Europa debe afrontar ahora, como consecuencia de la guerra en Ucrania y las erráticas políticas de la presidencia Trump, las asignaturas de la defensa y seguridad autónomas.
Por todo ello, el Banco Central Europeo sitúa en la actualidad las necesidades de inversión anuales para el periodo 2025-2031 en casi 1.200.000 millones de euros, frente a los 800.000 millones estimados hace un año. La participación pública casi se ha duplicado, pasando del 24% al 43%. Es decir, 510.000 millones de euros adicionales al año, habida cuenta que la defensa se financia principalmente con fondos públicos.
El 16 de julio de 2025, la Comisión Europea presentó oficialmente su propuesta para el Marco Financiero Plurianual (MFP) para el período 2028-2034. La propuesta para el próximo MFP equivale aproximadamente al 1,26% de la Renta Nacional Bruta (RNB) de la Unión Europea durante dicho período. Esta cifra representa un incremento, en comparación con el MFP actual (2021-2027), que supone un 1,11% de la RNB.
Ahora bien, a partir de 2028 será necesario destinar anualmente alrededor de 25.000 millones de euros al reembolso de los fondos asignados al programa Next Generation EU, generado excepcionalmente con ocasión de la pandemia del covid. En términos prácticos, esto implica que el MFP propuesto por la Comisión representaría el 1,15% de la RNB de la Unión Europea, es decir, tan sólo 0,02 puntos porcentuales por encima del presupuesto actual.
En cuanto a las aportaciones privadas a las inversiones necesarias para afrontar los desafíos europeos, es preciso tener en cuenta que, tal y como señala el Centro de Política Europea, otra Think Tank, Europa se ha convertido en un continente de salidas netas de inversiones hacia terceros países. Así, en 2023, la Unión Europea registró salidas netas de inversión valoradas en 50.000 millones de euros, mientras que los Estados Unidos atrajeron entradas netas por valor de 148.800 millones de dólares. A esta situación hay que añadir los compromisos adquiridos por Úrsula von der Leyen en el marco del acuerdo arancelario alcanzado con Trump, prometiendo 600.000 millones de euros de inversión europea en los Estados Unidos. Es decir que, en el momento en que Europa no está sabiendo movilizar capital suficiente para afrontar sus propias transformaciones, se comprometen enormes cantidades de inversión europea en los Estados Unidos.
Para cerrar su intervención, Draghi hizo un último llamamiento, señalando que “un camino diferente exige una nueva velocidad, escala e intensidad. Los ciudadanos europeos piden a sus líderes que levanten la vista de sus preocupaciones cotidianas y miren hacia su destino común europeo, comprendiendo la magnitud del desafío. Solo la unidad de intenciones y la urgencia de la respuesta demostrarán que están preparados para afrontar tiempos extraordinarios con medidas extraordinarias”.
Todo parece indicar que el Informe Draghi se ha convertido en un Beau Livre o Libro Bello, una categoría editorial que en Francia designa a los libros que se distinguen por su alta calidad de impresión y su gran valor estético, y donde las ilustraciones adquieren una importancia primordial, en detrimento del texto. Son libros concebidos para ser regalados en fechas señaladas y que terminan olvidados en las librerías de las personas receptoras, sin llegar a ser leídos o consultados. Da la impresión de que el Informe Draghi compartirá la misma suerte.