No hay nación que se precie sin historia y sin ceremonia, aunque Saramago advertía del poco valor que se le da al pasado. Se comienza con el olvido y se termina en la indiferencia. La historia es maestra de la vida.

El pasado domingo, 26 de noviembre, y con motivo del 170 aniversario del himno Gernikako Arbola, compuesto por el bardo de Urretxu, José María Iparaguirre, el ayuntamiento de esta localidad se sumó a la celebración de la efeméride. En su plaza tuvo lugar un simbólico acto donde se leyó el manifiesto en el que se reivindicaba a esta solemne canción como “himno de unión de todos los vascos en el mundo”. En dicho manifiesto se habla de cómo en 1983 la Comunidad Autónoma Vasca hizo ley en el Parlamento Vasco al Eusko Abendaren Ereserkia. De igual manera, desde 1986, la Comunidad Autónoma de Navarra cuenta con su propio himno conocido como Himno de las Cortes. Iparralde carece de himno propio oficial, por lo que, según el manifiesto da que los vascos no tenemos un himno que nos una y aunque sea cierto que “hay algunas canciones en euskera que tienen un uso continuado en nuestras celebraciones sociales, ninguna de ellas tiene la suficiente entidad, historia y comprensión como para representar a toda Euzkadi, un pueblo que canta pero no tiene himno que le cante”, según dicho manifiesto. Y para ello proponen el Gernikako Arbola.

De este asunto he hablado mucho con Jose Mari Esparza, verdadero motor de este proyecto y tras años y forcejeos entre nosotros hemos coincidido que el Gernikako Arbola podría ser o un segundo himno o un “Himno paraguas” que englobara a los siete herrialdes y a la diáspora, respetando el de la Comunidad Autónoma Vasca, el conocido como Gora ta Gora así como el de las Cortes de Navarra, si así lo decidieran los partidos y el Gobierno. Se trataría de un proyecto de suma y no de buscar eliminar uno en favor de otro, cosa harto fácil en este país tribal lleno de trincheras.

Me abordó a mí, pues el 14 de abril de 1983 me tocó ser el portavoz en el Parlamento Vasco de esta iniciativa. El PNV gobernaba en solitario y al PSE le daba lo mismo, incluso Ricardo García Damborenea ofreció el De Santurce a Bilbao, HB no iba al Parlamento y le era indiferente, y fue EE quien más entusiasmo puso en defender el Gernikako Arbola. Tenían la obsesión con la letra del Gora ta Gora de Sabino Arana, quien la escribió en la cárcel, donde hablaba de Jaungoikoa y de la Cruz y con un cierto infantilismo, todo eso le parecía el no va más de la confesionalidad y había que eliminarlo. De nada sirvió argumentar que las tradiciones se deben respetar, ni que era el himno oficial perseguido por el franquismo o que los ingleses tienen como lema de la monarquía británica,“Dieu et mon droit” sin que se haya caído el mundo. Nosotros les argumentábamos que el Gernikako tenía asimismo alusiones religiosas pero su antisabinianismo y su anticristianismo les impedía ver más allá de sus chatas narices. Si a esto se le añadía que el PNV lo cantaba con su letra, todo esto les producía sarpullidos, sobre todo a Mario Onaindia. Y si alguien quiere saber cuáles fueron los argumentos de unos y otros, todo este debate lo he entregado y está en carpetas en la Fundación Sabino Arana.

El caso es que nos faltaban votos para sacarlo adelante y me tocó hablar con Chus Viana y Carlos Sainz de Angulo (aita del cocinero Javi Sierra) que estaban en el Grupo Mixto, tras la ruptura de UCD, y mantenían su pelea con Marcelino Oreja y la gente de AP. Me dijeron que no se veían apoyando un himno vasco con semejante raigambre republicana y nacionalista y pusieron como condición se aprobara su música, no la letra. Y tuvimos que pasar por el aro. Y así se aprobó el Himno vasco de la CAV que es oficial y ley. Fue mucho más fácil en el primer Gobierno Vasco. Aprobado el himno, ETB terminaba sus emisiones con él.

Agirre en París en 1956

El primer Gobierno Vasco nació el 7 de octubre de 1936. Ojalá fuera esta fecha el día de la Comunidad, porque es todo un hito. Vencido y perseguido vivió en el exilio hasta que en 1979 volviera el lehendakari Leizaola del exilio y entregara aquella legitimidad vasca y republicana tras la aprobación por referéndum del segundo estatuto, el actual, el de Gernika. Previamente, ante una dictadura protegida por los aliados que se prolongaba en el tiempo, convocó en septiembre de 1956, veinte años después de su elección, el primer Congreso Mundial Vasco. Allí, entre otras cosas, el lehendakari Agirre hizo un descargo de su gestión, al carecer de un Parlamento al que rendir cuentas. Y, entre otras muchas afirmaciones, dijo esto:

“Comenzó su labor el Gobierno Vasco con su atención fija en la guerra. Pero nacía un país y había que darle forma comenzando por los símbolos, es decir, por los emblemas y la bandera. El día 19 de octubre de 1936,después de acuerdo unánime del Gobierno de Euzkadi, unánime, se acordó el emblema del Gobierno y la bandera o pabellón del País, símbolo de la nueva entidad surgida a la vida pública con la promulgación del Estatuto de Autonomía. La bandera acordada fue aquella que ha sancionado la mayoría de nuestro pueblo y que el uso cada vez más generalizado, por toda la extensión de la tierra, ha consagrado como símbolo de la unidad vasca. Asimismo se acordó el himno Euzko Abendaren Ereserkia que desde entonces fue ejecutado en los actos oficiales”.

Preparando aquel pleno tuve la oportunidad de hablar de este asunto con Jesús María de Leizaola, Gonzalo Nardiz, Telesforo Monzón, Juan Astigarrabia, y en su día con Santiago Aznar, consejeros presentes en aquella sesión en el Carlton de 1936. Todos coincidieron en que se trataba de un gobierno de unidad, con un lehendakari como Agirre y que los acuerdos se tomaban sin discusión mayor. El consejero comunista Astigarrabia sonrió ante mi pregunta y me dijo que había un sector de su partido que no estaba de acuerdo y que finalmente a él le depuraron por su ”compadrazgo con José Antonio de Agirre”, pero votó a la ikurriña y al himno. Ante los suyos comentó que el Gernikako Arbola tenía influencia en la música italiana y, en cambio, la música del Euzko Abendearen Ereserkia era música vasca pura, por cuanto es la entrada al saludo a la bandera en la Espatadantza.

La sesión del Parlamento Vasco de 1983 no fue fácil, sobre todo para el CDS y de nada me valió argumentar que bajo la dictadura el Gernikako Arbola había sido un himno legal, y sin embargo el Gora ta Gora fuera prohibido y perseguido y que tras él había historias de mucha emoción como la de aquel gudari que por tocar el Gora ta Gora con su trompeta y ante la emoción de sus compañeros en el campo de concentración de Miranda lo habían matado a palos. Para los parlamentarios del PNV fue muy doloroso que el PSE, partido que tuvo tres consejeros en aquel gobierno histórico, no se tomaran este asunto en serio por pura coyuntura. Y votaron en contra junto a EE y AP. El PNV y CDS a favor pero sin letra. Y es lo que hay. Una histórica y preciosa y solemne melodía de Cleto de Zabala que es el Himno Vasco. No hay otro. Ni la canción de Laboa, ni el Agur Jaunak. Nuestro himno. Y también para el músico Carmelo Bernaola. Cuando se reinauguró la Ópera de Madrid, vino directo a decirme: “No pierdan el himno, es el único que hay, y su solemnidad es la de un himno único. Háganme caso”.

Hoy el himno es ley pero protocolo del Gobierno Vasco y de la Ertzaintza apenas lo interpretan, no sé por qué, sabiendo que el lehendakari Urkullu es muy sensible a esta historia. No deben de tener en la cabeza el criterio de José Antonio Agirre. A esto se le suma la realidad que no tiene letra por esos dos motivos. Porque la escribió Sabino Arana y porque tiene alusiones religiosas. Repito, esto último como las tiene el Gernikako Arbola. Ninguna de las dos razones deberían ser comprensibles, pero es la impura realidad. De hecho, EE volvió a la carga años después y la iniciativa fue rechazada, esta vez con los votos del PSE.

El himno del PC

Aitor Miñambres, hace tiempo, me hizo llegar toda una curiosidad histórica. Se trata de lo que me había comentado el consejero comunista Juan Astigarrabia. Se trataba de una proposición que hicieron, no poniendo una cruz sobre el Roble de Gernika, sino la Hoz y el Martillo y una estrella con cinco puntas donde habían suprimido toda alusión religiosa, pero guardando la fuerza del ¡Gora ta Gora Euzkadi! Con z. Por espacio la reproduzco seguido.

“¡Gora ta Gora Euzkadi! / ¡Aintza ta Aintza! / Bere Albetsun (libertad) onari / Aritz bat Euzkadi´n da / Zar, sendo / Jator / Kiña ta / Lege onaren mendua. / Aritz gañean degu / Iditai / Mallu / Lanaren ikur dontsua / ¡Abeztu gora Euzkadi! / ¡Aintza ta Aintza! / Bere Albetsun onari. Como se ve, básicamente, es la letra de la letra de Sabino Arana, cepillada de alusiones religiosas.

La aprobación en 1983, hace cuarenta años, del Eusko Abendaren, aunque tenga 87años y no cuarenta, hay que decir que el parlamentario Chus Viana falleció y el CDS desapareció y el PNV, nosotros, no cumplimos con el compromiso de presentar a la Cámara una letras para el himno como habíamos acordado. De haber conocido este dato de la letra del PC, quizás lo hubiéramos hecho y demostrado que si se quiere, se puede y así como se ha cambiado la fórmula del Juramento de los Lehendakaris, desvirtuando la empleada por el lehendakari Agirre, se podría proponer a la Cámara una letra para nuestro himno nacional y no ser como los españoles que tampoco tiene letra su Marcha Granadera. Ni que decir que el PNV conservaría su himno sabiniano, en respeto al enunciador de la Nación Vasca, pero aquí hablamos del himno con letra asumido por toda la ciudadanía.

Quizás el lehendakari Urkullu podría presentar y cumplir aquel compromiso, antes de dejar Ajuria Enea, estas dos asignaturas pendientes como es el día de la Comunidad y la letra del Himno. Si se quiere, se puede y normalizaríamos una situación anómala. Sería un broche de oro a una espléndida gestión y en temas tan simbólicos pasaríamos página a la actual anomalía. l

Diputado y senador de EAJ-PNV (1985-2015)