Lisa fue un ordenador diseñado y fabricado por Apple Computer en 1983. Era un ordenador muy avanzado para su época e integraba un conjunto de avances tecnológicos de hardware y software que terminaron convirtiéndose en estándares, como el ratón, la interfaz gráfica de usuario, el sistema de mapa de bits, el disco duro, el disquete, la memoria virtual, la capacidad multitarea y el software ofimático, entre otros. El ordenador personal IBM, también conocido como IBM PC, fue el competidor más destacado del Apple Lisa.

La aparición del Apple Computer y el IBM PC supuso un cambio radical en el paradigma de la computación. Estos ordenadores, que eran mucho más asequibles y fáciles de usar que los mainframes y los miniordenadores que les precedieron, permitieron que la informática fuera accesible a un público amplio. Este cambio tuvo un impacto significativo en la organización de las empresas.

En primer lugar, permitió la descentralización de la informática, ya que los ordenadores personales podían utilizarse en cualquier lugar de la empresa. Antes de la llegada de estas computadoras personales, la mayoría de las empresas dependían de sistemas informáticos centralizados o minicomputadoras para el procesamiento de datos. Con la aparición del Apple Computer y el IBM PC, las personas y los departamentos dentro de las empresas pudieron tener acceso a sus propias computadoras personales. Adicionalmente, la aparición de estas computadoras trajo consigo una amplia gama de software estándar y aplicaciones comerciales que eran más asequibles y accesibles para las empresas. Esto facilitó la gestión de tareas como el procesamiento de texto, las hojas de cálculo, la contabilidad, etc.

En resumen, la aparición del Apple Computer y el IBM PC transformó la forma en que las empresas organizaban sus operaciones y procesos de gestión, facilitando la automatización y la eficiencia, induciendo un impacto significativo en la productividad y la adopción de decisiones empresariales.

Martin Reeves, Director del Instituto Henderson del Boston Consulting Group, ha llevado a cabo una recopilación histórica de la aparición de las innovaciones en la gestión empresarial. La mayor producción se lleva a cabo en las décadas comprendidas entre 1970 y 2000. En los últimos 30 años no se aprecian grandes novedades, si obviamos el Emprendimiento Ajustado/Lean Startup y el Desing Thinking. Es preciso recordar que la última innovación en gestión con repercusión mediática fue el rediseño de los procesos, propuesta por Michael Hammer y James Champy en el año 1993.

Cabe afirmar que, en el ámbito de la gestión empresarial, estamos aplicando tecnologías contemporáneas al Apple Lisa. En un mundo que ha avanzado a un ritmo tecnológico acelerado, la gestión empresarial no ha evolucionado en consonancia. De ahí la cabecera de este artículo: ‘Lisa está al mando de nuestras empresas’.

Esta constatación adquiere significación si tenemos presente la investigación llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford, el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Oficina del Censo de los Estados Unidos sobre una muestra de 32.000 empresas de manufactura americanas. El estudio refiere que los sistemas de gestión explicarían hasta el 18% de las diferencias de productividad existentes entre las empresas, mientras que la inversión en I+D explicaría hasta el 17% de las diferencias de productividad, las competencias profesionales el 11% y, finalmente, la inversión en TICs sería responsable del 8% de dicho diferencial de productividad.

Por eso cobra especial relevancia las debilidades en la gestión de las empresas vascas, evidenciadas por el Índice de Competitividad Regional, que mide los principales factores de competitividad para las regiones de la Unión Europea. Así, el Índice de Competitividad Regional 2023 sitúa a Euskadi en el grupo de regiones de “alta innovación”. Sin embargo, el informe confirma las debilidades ya estructurales de la gestión en las empresas vascas:

-Gasto en innovación no tecnológica: al 83% de la media de la Unión Europea.

-Innovación de Negocio: al 68% de la media de la Unión Europea.

Si se atiende a la tasa de adopción de innovaciones en la gestión, se aprecia que un exiguo 10% de las empresas guipuzcoanas afirma haber incorporado innovaciones en la gestión general y la estrategia, frente al 15,2% de las empresas europeas o el 19,8% de las empresas alemanas. En el ámbito de la organización y gestión de personas, la situación es equivalente: el 10,9% de las empresas guipuzcoanas afirma haber incorporado innovaciones, frente al 19,5% de las empresas europeas o el 26,4% de las empresas alemanas. Finalmente, en el ámbito del marketing, el 13,6% de las empresas guipuzcoanas afirma haber incorporado innovaciones, frente al 16,6% de las empresas europeas o el 23,1% de las empresas alemanas.

La capacidad de gestión no solo afecta a la productividad de las empresas, ya que afecta a un conjunto de dimensiones de la competitividad, así como a la propia capacidad de transformación de las empresas. Un factor a considerar es la influencia de la innovación en la gestión como factor moderador en la eficacia en la implantación de las tecnologías de información y comunicación (TICs). Conforme a las investigaciones de Erik Brynjolfsson, director del Laboratorio de Economía Digital de la Universidad de Stanford, el coste del aprendizaje y adaptación que las empresas llevan a cabo para asegurar la incorporación de las TICs es diez veces superior al coste incurrido en la adquisición e implantación de dichas tecnologías.

Las empresas guipuzcoanas afrontan en la actualidad diversos retos asociados a los nuevos contextos competitivos y económicos, entre los retos que cabría destacar:

-La alteración de las dinámicas de globalización y la readaptación de las cadenas de valor como consecuencia de las tensiones geopolíticas, la transición hacia una globalización regionalizada motivada por los procesos de relocalización de la producción, así como el incremento del proteccionismo y del nacionalismo económico e industrial.

-La necesidad de afrontar las tres grandes transiciones: la demográfico-social (para abordar los retos sociales relacionados con el envejecimiento de la población y la carencia de personal cualificado), la energético-medioambiental (motivada por la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los efectos del cambio climático) y la transición digital (necesaria para adaptarse al rápido desarrollo de las tecnologías digitales y la emergencia de la Inteligencia Artificial).

Adicionalmente es preciso revertir la pérdida de vitalidad empresarial observada en Euskadi a partir de la crisis financiera de 2008, la caída de la intensidad emprendedora que afecta a la creación de empresas y el retroceso de la actividad intraemprendedora en las empresas establecidas.

Por todo ello, es urgente abordar las carencias estructurales que presentan las empresas guipuzcoanas en el ámbito de la innovación en la gestión. En este sentido, es preciso articular una alianza público–privada para llevar a cabo un plan de acción destinado a protagonizar un salto competencial en nuestras empresas que les permita afrontar eficazmente las grandes transformaciones expuestas. De forma inmediata, en el marco de la legislatura que ahora comienza, es preciso definir una agenda para la transformación empresarial en Gipuzkoa para el horizonte 2030. En caso contrario, Lisa seguirá a los mandos.