Vaya mes de especulaciones, dimes y diretes que llevamos, y eso que la legislatura aún no ha despegado. Un tiempo durante el que se ha hablado mucho, en la mayoría de las ocasiones de manera interesada, sobre la posible posición del PNV en la votación de investidura de Núñez Feijóo. Ese protagonismo mediático no debe sorprendernos puesto que el candidato del PP solo necesita cuatro votos más para salir elegido y el PNV tiene cinco escaños, con lo que directamente podemos facilitar su elección o impedirla. Sin embargo, no nos hemos movido ni un milímetro de nuestra posición, manifestada durante la campaña electoral y reiterada de forma nítida el día después de las elecciones, el 24 de julio, por el Euzkadi Buru Batzar.

Para analizar cómo afronta el PNV esta investidura hay que recordar, en primer lugar, que desde la Transición solo hemos votado favorablemente en tres ocasiones la investidura de un presidente, de un total de trece. Es, por lo tanto, algo extraordinario. Y no es cierto, como afirmó Borja Sémper, que siempre hemos votado a favor de quien más escaños había obtenido. En 2016 toda la prensa estaba convencida de que votaríamos a favor de la investidura de Mariano Rajoy aunque hubiéramos dicho durante la campaña que no lo haríamos. Recuerdo perfectamente que en las ruedas de prensa los y las periodistas me insistían en ello y sonreían irónicamente ante mis respuestas. Pues bien, el PNV hizo lo que había dicho: votamos no a la investidura de Rajoy.

Desde luego, tampoco en esta ocasión se puede acusar al PNV de no hablar claro. Desde mucho antes de las elecciones nuestra postura con respecto a Vox y lo que representa estaba clara. Su orgullo de herencia franquista, su lenguaje totalitario, su ideal de “Una, grande y libre”, sus provocaciones hacia nuestro partido y nuestro pueblo fueron continuas desde el principio. Si no el que más, seremos uno de los grupos que más rifirrafes parlamentarios ha tenido con ellos y con ellas.

Lo dijimos claramente antes y después de la campaña electoral: cualquier combinación parlamentaria de cara a la investidura que precise de Vox para salir adelante no contará con nuestro voto.

Bildu se empeñó en campaña en decir que mentíamos, que teníamos cerrado un acuerdo con PP y Vox. Y hasta hicieron vídeos hablando del tripartito de derechas. Bildu mentía, como lo ha hecho en tantas otras ocasiones la izquierda abertzale. Consideran legítimo usar la mentira como arma política. EAJ-PNV, no. Eso, también, nos diferencia de ella.

El PP no puede pretender hacer creer ni al PNV ni a la opinión pública que Vox no está en la ecuación de la investidura. Hay una ballena en la piscina. Para empezar, los 33 votos favorables de Vox son imprescindibles para que Núñez Feijóo logre la presidencia. Pero es que, además, esos 33 votos seguirían siendo imprescindibles durante toda la legislatura para sacar adelante leyes y presupuestos. Por mucho que digan que no hay ballena, esta tiene un tamaño imposible de esconder.

Ello ya es suficiente para decantar nuestro voto. El PNV cumple su palabra.

Pero es que, además, el discurso y las actitudes de Núñez Feijóo están siendo preocupantes. Lo es, por ejemplo, la convocatoria que lanza para manifestarse contra una posible amnistía sobre los hechos del procés. Su discurso sigue siendo la vía judicial y la confrontación social ante la realidad nacional vasca y catalana, y no se atisba en el horizonte voluntad alguna de abordarlas desde la política. Si en cualquier momento sería grave, lo es aún más ahora, cuando podría abrirse, quizá, una ventana para abordar la cuestión.

No son menos preocupantes otros mensajes, como que el PP pretenda derogar la denominada Ley de Memoria Democrática o su postura contraria al uso de las lenguas oficiales como el euskera, no solo en Cortes sino también utilizando su influencia ante terceros países para cerrar las puertas a su empleo en Europa.

Algunos pretenden resumir los factores a tener en cuenta en la toma de decisiones a una cuestión de interés crematístico y de influencia. Porque a esto lo quieren reducir algunos: a una oferta de dinero o a hacer que lo parezca. Eso, vienen repitiendo, es lo que mueve al PNV. Es no conocernos.

Lo expuesto es más que suficiente, sin entrar en consideraciones sobre los efectos que un apoyo a una investidura del PP pudiera tener en las alianzas de Gobierno que recientemente hemos renovado en las principales instituciones vascas y que las dotan de estabilidad para la próxima legislatura.

He leído y escuchado que el PNV ha tratado con desprecio a Núñez Feijóo. Al contrario. Lo hemos tratado con corrección y honradez. Diciéndole desde el principio cuál era la situación y no haciéndole perder el tiempo con especulaciones. Creo que también lo hemos hecho con educación, acudiendo a reuniones y atendiendo llamadas cada vez que hemos sido requeridos, aun a sabiendas de que esas conversaciones no iban a fructificar.

Se ha especulado también con que podríamos abstenernos. La abstención en este caso no es una opción, porque podría ser determinante para facilitar la investidura de Núñez Feijóo y se interpretaría que ese era precisamente el efecto buscado, dando por otra parte la sensación de que nos estamos escondiendo pretendiendo puerilmente que nadie se dé cuenta.

La ciudadanía vasca no entendería que facilitásemos la alternativa PP-Vox desdiciéndonos de nuestra palabra y, además, sería una legislatura imposible de gestionar legislativamente. Por otra parte, la gente espera que intentemos evitar elecciones; efectivamente, es deber de todo electo y electa. Somos conscientes de que, en el caso de que la alternativa socialista prospere, no será una legislatura sencilla con tantos compañeros de viaje con intereses encontrados. La experiencia de la pasada legislatura tampoco invita al optimismo en ese sentido. Pero hay que explorar esa posibilidad, que, quizá, abra alguna oportunidad.

La situación no es ideal. Pero EAJ-PNV ha tenido que tomar decisiones muy difíciles a lo largo de su historia. Y las ha tomado según sus convicciones y principios, y atendiendo siempre a la voluntad de la ciudadanía vasca, pensando en el bien de su pueblo. En la Guerra, alineándonos con la democracia y frente al fascismo; en la Transición, optando por el posibilismo frente al todo o nada de la violencia; o durante el procés soberanista, sabiendo leer la evolución futura.

Hoy, también el PNV toma decisiones. Y las toma con mirada larga, pensando en el presente, pero sobre todo en el futuro. Su único norte: la supervivencia del pueblo vasco y su libertad en los siete territorios de Euskadi.

Hay muchos que envidian al PNV, a otros muchos les molesta su presencia para sus objetivos, y otros directamente lo odian, y es ese odio lo único que les motiva y mantiene unidos. Nosotras y nosotros seguiremos aquí, sin dejarnos influir por agoreros ni por aduladores, pero siendo un instrumento esencial para la libertad de nuestro pueblo y el progreso de sus condiciones de vida. l Portavoz del Grupo Vasco en el Congreso