Me preocupa Enrique Maya. Últimamente lo veo mal de reflejos. Siendo como es nuestro primer edil ferviente monárquico y ayusista confeso, lo natural habría sido no tardar un minuto en imitar a la presidenta madrileña. Si en la capital del Estado se han declarado varios días de luto por la muerte de Isabel II de Windsor, tan querida en estas tierras, ¿qué problema existía para hacer lo mismo en Pamplona? No hay duda de que una Union Jack con crespón negro engalanando la fachada consistorial habría puesto a la ciudad en el mapa. Y no digo nada si la insignia hubiese sido colocada en la plaza de los Fueros, acompañando con idéntico tamaño y precio a la que ya allí ondea, ambas en sentida media asta. Pamplona is also in mourning. Qué importa otro esfuerzo económico, si igual sirve para salir en los noticieros de la BBC, junto a París y otras urbes, con lo que ello habría supuesto como definitivo reclamo para el turismo británico en estos momentos económicamente inciertos. Aún digo más, la jugada podría haberse redondeado homenajeando al nuevo soberano, doliente y prematuro heredero de la reina fallecida. Para ello bastaba con tunear los letreros de nuestra más céntrica avenida, Carlos III, para sustituir el “rey de Navarra (1387-1425)” por la inscripción “rey de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte (2022- ?)”, sin olvidarnos de su correspondiente texto en lengua inglesa: “Charles the third...” Todavía no entiendo cómo es que no se le ha ocurrido a nadie. Pero no desesperemos. El féretro de la finada nonagenaria sigue recorriendo su país, hasta su solemne entierro, la semana que viene, un acto que promete ser concurrido y entretenido. Quizás todavía estemos a tiempo. Señor alcalde, le regalo la idea. Totalmente gratis.