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Corrupción, economía e independencia

no hace falta hacer ni siquiera un profundo análisis del informe para sacar algunas conclusiones, ya que hay datos que saltan a la vista solo con echar un simple vistazo. La principal conclusión es que Euskadi no es España. Y no, no es solamente porque los datos de identidad nacional vasca o sentimiento de nación lo digan, que también, sino por la percepción que tienen los ciudadanos por un lado de Euskadi y por otro lado de España en diferentes ámbitos que poco tienen que ver con la identidad cultural como Pueblo. O quizá tengan que ver más de lo que algunos se creen.

Uno de esos ámbitos es la economía. Mientras solo un 5% opina que la situación económica en España es buena, ese porcentaje cuando nos referimos a Euskadi sube al 29%. Y cuando hablamos de una situación muy mala, España obtiene el 52% frente al 14% de Euskadi. Esto nos deja entrever que, a pesar de que Euskadi también sufra el azote de la crisis, la situación es mejor porque desde las instituciones vascas se han hecho bien las cosas durante años, por ejemplo diversificando la economía; justo lo contrario que hizo España que basó gran parte de su economía en el ladrillazo que ahora se desmorona.

Otro dato esclarecedor es la preocupación por la corrupción. Durante los últimos meses hemos asistido por parte de EH Bildu, PSE y PP a una campaña relacionada con este tema que pretendía equiparar que la corrupción en Euskadi está igual de extendida que en España. Los primeros porque su único afán es demostrar que el PNV es igual que los demás partidos, y la pinza PSE-PP porque necesita un cabeza de turco con el que tapar sus miserias que afloran por toda la geografía española. El informe es claro: en Euskadi un 8% de la población ve la corrupción y el fraude como un problema frente al 64% que lo ve en España.

El tercer dato a destacar es la identidad cultural y los deseos de que Euskadi sea cada vez más independiente. El porcentaje de ciudadanos favorables a la independencia se ha situado en su cota más alta, por ahora. La respuesta dada por el Gobierno español ante la consulta catalana parece haber tenido también aquí sus consecuencias. Más de la mitad de los ciudadanos estaría a favor de una consulta para que Euskadi decidiera su estatus político, fuera cual fuera la posición del Gobierno español.

En cuanto a la valoración de líderes políticos y sus respectivos partidos, cabe destacar la pérdida de confianza en ellos, si bien en el Estado español esa desconfianza es mayor aún. Una vez más, los partidos abertzales así como sus dirigentes obtienen un mayor respaldo por parte de los ciudadanos que los partidos de corte estatal, que ven como su lastre a nivel de España se refleja también en Euskadi. Otra señal de que en Euskadi algunos hacen mejor los deberes.

Estos datos contrastan que Euskadi y España son dos realidades totalmente diferenciadas, no solamente en identidad cultural sino también en el modo de hacer las cosas y llevar un país adelante. Está claro que algunos, ante su propia ineficacia, lo único que pretenden es presentar a Euskadi como si realizara su trabajo igual o peor que España. Una vez más, se equivocan. Se equivocan quienes a toda costa pretenden asemejar dos realidades tan diferentes. La realidad es que no se equivocan; saben muy bien las diferencias entre ambas realidades por eso les es más difícil admitir lo evidente.

Desde algunos partidos se hace hincapié en la falacia que supone el derecho a decidir. Se dice que Euskadi por sí sola pendería del abismo solo con la intención de asustar a la población tras ver que este Pueblo camina lentamente hacia su independencia. Nada más lejos de la realidad. Escocia y el gobierno británico ya demostraron hace unos meses que más derecho a decidir es sinónimo de más democracia. Pero la realidad que se vive al sur de Europa es totalmente diferente. España no es Reino Unido y el tándem Rajoy-Sánchez tampoco es David Cameron. España es sinónimo de negación en lo político, y muestra de ello es su déficit democrático para con sus ciudadanos .