Incentivos perversos
uno de los temas olvidados del debate actual es el de los incentivos perversos. Se trataría de aquellos incentivos que benefician a una persona perjudicando a una parte considerable de la sociedad.
Para comprender la idea, vamos a ir hacia atrás en el tiempo, precisamente hasta el estallido de la burbuja de las empresas puntocom, en la época en la que la inversión en compañías relacionadas con las nuevas tecnologías parecía un nuevo amanecer dorado.
En estos tiempos, los ejecutivos cobraban en stock options. Es razonable pensar que lo más importante para un CEO es que suba la acción de su empresa. Por lo tanto, una parte del salario puede ir vinculada a dicha subida. ¿Cómo? Mediante un stock option. Supongamos que la acción de una compañía está en 20 euros. A un directivo se le da la opción de comprar acciones a fin de año a un valor de 21 euros, por ejemplo. Si a fin de año ha gestionado muy bien la empresa y logra que suba a 24 euros, tendría una prima de 3 euros por acción. Si le dan 10.000 derechos, ganaría (24-21) x 10.000 = 30.000 euros. Parece justo. Y sin duda lo sería de no generar incentivos perversos.
¿Cuáles son? El directivo tiene como único objetivo que suba la acción pero esa subida puede no ser sostenible. En otras palabras, si en el futuro la empresa se derrumba no me importa si a corto plazo tengo las ganancias que yo deseo. Y eso es lo que ocurrió. Recuerdo que Telefónica compró Endemol, la productora de Gran Hermano, por un billón de las antiguas pesetas. (Por cierto, la historia es curiosa. En una reunión para generar ideas un asistente habló de grabar la vida cotidiana de un conjunto de personas en una casa. Sin más. Y la idea gustó. El nombre de Gran Hermano surgió por el libro de George Orwell, 1984, en el cual predecía que para ese año la sociedad iba a estar totalmente controlada por el ojo que todo lo ve: el Gran Hermano. La idea no parece estar tan desencaminada cuando existen empresas que predicen con exactitud los comportamientos de las personas en especial cuando se trata de hábitos de consumo). Con esa compra se mandaba la señal de que la empresa iba muy bien. Más compras, más sube la acción, mejor para los altos ejecutivos. Como era de esperar, se infló una burbuja hasta llegar al batacazo general.
Es más. El incentivo perverso hacía que en esa época no se pagasen dividendos, ya que lo importante era "generar valor al accionista". Tiene lógica ya que a efectos de valor es equivalente que la acción valga 24 euros a que valga 21 y cobre un dividendo de 3. Pero a efectos de largo plazo no es lo mismo.
Esto enseña que cuando oímos hablar a una persona, sea quien sea, sepamos valorar sus incentivos ocultos, sean perversos o no.
Así llegamos a la época actual. ¿Qué incentivos perversos existen? ¿Cuáles son los más perjudiciales?
a) Un empresario observa que su empresa no va bien. Para mantener la viabilidad de la empresa debe despedir a 50 trabajadores con un coste de 300.000 euros. Es mejor no hacerlo, esconder algunas cuentas y preparar una suspensión de pagos futura. Pérdida para los trabajadores y la sociedad. Incentivo perverso.
b) Elecciones. Se pueden prometer muchos puestos de trabajo, bajadas de impuestos y no tocar las pensiones. Posteriormente siempre se puede decir que "yo no sabía que la economía estaba tan mal", que la "herencia que nos han dejado es una miseria" o que "no hay otro remedio". Total, no importa mentir y no se evalúan los resultados económicos fruto de una gestión catastrófica. Pérdida para la sociedad. Incentivo perverso.
c) Corrupción. El coste que se paga por hacerla es muy bajo. Los juicios se realizan como muchos pagos de la administración: tarde y mal. (Es el caso famoso del premio Nobel de Economía, Gary Becker: no sabía si aparcar de forma incorrecta, pero como era muy difícil que le pillasen, la multa era baja y era muy cómodo hacerlo concluyó que le merecía la pena aparcar mal. Lo mismo ocurre con la corrupción y comportamientos semejantes). Pérdida de la sociedad. Incentivo perverso.
d) Clientelismo. En épocas de recortes hay que eliminar puestos eventuales. Pero en muchas empresas públicas o privadas muchos de estos puestos, en general los más improductivos, están copados por compañeros de partido, familiares, amigos o compromisos. En consecuencia, se eliminan los puestos de trabajo más eficientes ya que son los que tienen personas que deben ganárselos cada día: si un interino o un eventual trabajan mal no les vuelven a llamar. Peor funcionamiento de las empresas y de los servicios públicos. Incentivo perverso.
e) Gobierno. Como estamos comprobando, muchas decisiones se toman por el siguiente orden de preferencia: yo-partido-país. La ministra alemana que dimitió por plagiar una tesis dijo que para ella lo más importante era el país, después el partido y por último ella misma. Por supuesto, debemos comprobarlo con sus actos, ya que las personas no solemos ser coherentes con lo que decimos y lo que hacemos.
En definitiva, que mientras no limpiemos todos los incentivos perversos que existen en nuestra sociedad será muy difícil que el sistema mejore. ¿Ha habido alguna iniciativa en este sentido?
No sé si una o ninguna.