La ley Glass Steagall
ahora que los banqueros están en el punto de mira de la sociedad parece razonable hacer la siguiente pregunta: ¿Es un negocio moral? (lícito, desde luego que sí). A esto debemos añadir otra cuestión más importante: esta legalidad, ¿beneficia a la sociedad?
Para responder a estas cuestiones comenzamos recordando las tres claves del negocio bancario: primero, cuando ingresamos nuestros ahorros en forma de depósito, el banco nos da un pequeño interés (para poder cobrar unos intereses mayores no tenemos otro remedio que no volver a tocar nuestro dinero en un plazo de tiempo determinado, salvo penalización) y posteriormente el banco presta o invierte parte de nuestros depósitos para obtener unos rendimientos más altos. El porcentaje de dinero que debe mantener un banco por ley fue reducido por el Banco Central Europeo en enero del 2% al 1%. Ello es debido a que se quiere incentivar el movimiento de dinero, aunque en contrapartida puede ocurrir que si muchas personas desean sacar sus ahorros en forma de billetes y monedas no puedan hacerlo.
La segunda clave del negocio bancario viene dada por los préstamos del BCE a los bancos para que luego ellos lo introduzcan en el sistema a un tipo de interés, por supuesto, mayor. La tercera vendría dada por el cobro de comisiones como traspasos de dinero, mantenimiento de cuentas o uso de tarjetas de crédito.
El tipo de interés del BCE está en el 0,75% desde el pasado mes de julio. Un banco que pida prestado para comprar deuda española obtiene un beneficio fácil; por ejemplo, las obligaciones españolas a 10 años están a más de un 6%. Así no es difícil hacer negocio, y encima el riesgo se supone que es bajo.
Como curiosidad, diremos que antes de la gran depresión de 1929 muchos inversores seguían la regla 3-6-3; pedían prestado a un 3%, compraban acciones que daban un rendimiento del 6% y a las 3 de la tarde jugaban al golf. El estallido de la burbuja de las acciones hizo que se quedasen sin inversiones y sin ahorros; muchos de estos inversores se suicidaron (de hecho, cuando se alojaban en la planta alta de un hotel les preguntaban si era para descansar o para tirarse, me figuro que lo hacían para cobrar por adelantado si se trataba del segundo caso). Son los riesgos de invertir?¡en activos arriesgados!
No parece mal que un banco reinvierta el dinero de los depósitos para obtener más beneficio y que exista flujo monetario en la economía, la cuestión es cómo lo invierte. No es lo mismo reinvertir en un plan de pensiones basado en renta fija que especular con un futuro o un CDS. Y todo ello sin entrar en las decisiones de índole político que se pudieron dar en las cajas de ahorros.
La posibilidad de reinvertir ahorros en activos arriesgados hizo que en la época de la gran depresión muchos bancos quebrasen y muchos ahorros se convirtiesen en humo. Por ello, en 1934 se promulgó en Estados Unidos la ley Glass Steagall, que separaba la banca comercial de la banca de inversión. Por desgracia y confiado ante el gran crecimiento económico de la época, Bill Clinton derogaba en 1999 esta ley debido a que parecía inimaginable el estallido de una nueva burbuja, fuese del estilo que fuese. Muchos bancos que trabajaban en ambos ámbitos se fusionaron (Citigroup es un ejemplo). El resto de la historia es conocida por todos.
¿Es posible actualmente la aplicación de la ley Glass Steagall en el ámbito español? A nivel de intereses creados, posiblemente no. Pero la imaginación es libre, así que podemos usarla.
La aplicación de esta ley nos llevaría a tener un tipo de banca comercial que se dedicara a recibir depósitos personales o préstamos del BCE para reinvertirlos en la economía productiva, por ejemplo infraestructuras, créditos a pequeñas y medianas empresas, hipotecas y pensiones. Se puede permitir que los depósitos tengan regulación privada, pero los préstamos del BCE parece lógico que sean públicos ya que así se evitaría el uso de intermediarios y quien desee, por ejemplo, crear una empresa se financiaría de forma más barata.
Por otro lado, la banca de inversión se dedicaría a personas que desean invertir sus ahorros en lugar de la economía productiva en activos financieros más arriesgados: derivados, opciones, swaps, CDS, futuros u otros instrumentos financieros exóticos. En realidad, la banca quedaría dividida en dos partes: la comercial legítima, relacionada con la economía real, y la de inversión, más orientada hacia la especulación, aunque también existirían posibilidades productivas más arriesgadas.
Es el momento de llegar a las dos cuestiones iniciales. No es posible contestar a la pregunta relacionada con la moral del negocio bancario, ya que eso es una cuestión muy personal. Respecto a si el modelo actual es el mejor para la sociedad actual, la contestación es muy fácil: no.