POR si no tuviera suficiente el PSOE con dispensar cada aguinaldo que le requiere Puigdemont para sostener al ejecutivo español, a mediados de esta semana Page, el William Wallace de las esencias socialistas frente al nuevo socialismo de Sánchez, acusaba a su partido de situarse “en el extrarradio de la Constitución”. Y saltaban chispas, vaya que si lo hacían.

Enfrentamiento

Uno es consciente de que tiene una edad, cada vez más vetusta, cuando al asistir al duelo dialéctico entre Page y Puente de estos días, se los imagina como una especie de dúo Pimpinela en lo político. Ya saben, uno acusando al otro de formar parte de un PSOE “en el extrarradio de la Constitución”. El otro negando la mayor y contestando que, en todo caso, es Page el que está en el “extrarradio del PSOE”. Y el presidente castellano-manchego metiendo el dedo en la llaga recordando al flamante ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, tras perder la alcaldía de Valladolid, que vale, que sí, pero que él al menos ganó las elecciones autonómicas en su región. Como decían antes en las series: “continuará”.

Errejón

El caso de Iñigo Errejón se podría poner de ejemplo entre aquellos que predican las bondades del mindfulness, eso de quererse mucho y la importancia de ser constante. De ser uno de los impulsores de Podemos, y ver el auge de este partido, a ser defenestrado por Pablo Iglesias. De querer comerse el mundo con Más País, a ver cómo el país le votaba menos que más. 

Pero ahí ha seguido, al pie del cañón, hasta volver a ser portavoz en el Congreso, ahora de Sumar, tras haberlo sido de Podemos en su momento. ¡Estarán contentos en las filas moradas!

Berger

¡Toma bilbainada! El director Pablo Berger conocía esta semana que su película de animación, Robot Dreams, se colaba entre las cinco cintas nominadas a los Oscar de este año. Lo celebraba con un grito que, reconocía, podría haberse escuchado perfectamente hasta en Los Angeles. 

Los que admiramos el cine artesanal, meticuloso, de escenas con fuste y cuidada música, cada vez más rara avis entre estrenos de frames vertiginosos y banda sonora apabullante, aplaudimos este reconocimiento. Ganar el Oscar no será fácil pero, ¿por qué a una bilbainada no le puede suceder otra? ¡Crucemos los dedos!

Copa

Seguro que más de uno, y de dos, de nuestros lectores aún arrastran alguna que otra ojera por la celebración de los pases a semifinales de la Copa de la Real Sociedad, primero, y Athletic Club, 24 horas después. 

Los donostiarras tras vencer con suficiencia al Celta de Vigo a domicilio, y los Leones después de endosar un 4-2 de esos que quedarán mucho tiempo en la retina y la memoria de los aficionados zurigorris a un Barcelona que, aún en horas bajas, no deja de ser un Barcelona.

El fútbol nos debe una final entre estos dos equipos que se pueda disfrutar a lo grande, y no como la última, en plena pandemia y con un estadio de La Cartuja más vacío que nuestra billetera tras adquirir aceite de oliva en un supermercado. Una final con piques, sí, con rivalidad, también, pero siempre sana. Y con ambiente festivo en Sevilla. Ojalá la Real supere al Mallorca y el Athletic Club a un hueso duro de roer, el Atlético de Madrid, para que pueda ser así.

Suerte a ambos.