La Ópera de París, el Tour de Francia, aguarda en su anfiteatro a los mejores tenores. Ninguno como Tadej Pogacar, el muchacho del Do de pecho, el que viste traje arcoíris y luce tres coronas del Tour (2020, 2021 y 2024). En el escenario más grande del mundo, aguarda el julio francés en tres actos. 

Serán tres semanas en las que el esloveno volador, el chico de oro, defenderá su jerarquía ante el príncipe danés, Jonas Vingegaard, que quiere reclamar el trono, dos veces suyos (2022 y 2023), y Remco Evenepoel, el irreverente noble que busca una grieta en la Grande Boucle. Esos son los principales duelistas para un Tour, el de 2025, que se acomoda en el sillón esperando el espectáculo, siempre que alguien sea capaz de hostigar y acechar a Pogacar, intocable el último curso.

Un veraneante en bicicleta que recorrió el hexágono silbando una melodía victoriosa. Vencedor de seis etapas, laminador de récords que descansaban en el arcano de los imposibles. Todopoderoso, Pogacar, el ciclista que se mide a la historia, el inaccesible, observa con su mirada brillante y su aire de querubín su campo de juego, un Tour que regresa a una fisonomía más cartesiana y clásica. 

“Será la primera vez en media docena de años que un velocista podrá hacerse con el primer maillot amarillo”, subrayó el director del Tour, Christian Prudhomme. Los entresijos, rincones y recovecos de la carrera se presentaron en el Palacio de Congresos de París, al que no acudieron ni Pogacar ni Vingegaard. Ambos preparan ya la carrera. Duelo al sol de julio.

Un Tour clásico y duro

El Tour se disparará el 5 de julio en Lille y apagará su fulgor el día 27 en París tras tres semanas de competición con 51.550 metros de desnivel positivo, seis etapas de montaña, dos cronos y 3.320 kilómetros. La Grande Boucle abrazará los Campos Elíseos, su hogar, después de que por exigencias de guion de los Juegos Olímpicos, el pasado julio capitulara en Niza. 

Será la de la próxima edición un Tour francés de punta a punta, en el que se coserán las regiones y departamentos del norte de Francia, Normandía, Bretaña, Loira, Macizo Central, Occitania, Pirineos, Languedoc, Provenza, Alpes, las montañas del Jura y para rematar en la capital francesa. Un escenario ideal para Pogacar.

Lejos del estruendo que provocó la salida desde Bilbao en Euskadi en 2023 y de la tormenta de Florencia este año, donde las primeras etapas acumulaban muchísimo desnivel, la carrera francesa recupera con su arranque en Lille, a la espera de un esprint, un patrón con menos mordiente de salida. 

Más sereno en su puesta en escena, pero a la vez más estresante y nervioso para ordenar la carrera y con la amenaza del viento como elemento desestabilizador. El colmillo del Tour aguarda más adelante, con los Pirineos lanzando dentelladas antes que los Alpes.

En el recorrido, la montaña con pulso asomará en la cartografía tras un comienzo con menos elevación, pero que tasará a los favoritos de la carrera el quinto día de competición con una contrarreloj con salida y llegada en Caen de 33 kilómetros. La crono, plana y para especialistas, pondrá en hora el Tour. Además, en ese primer acto se espera el Muro de Bretaña, una llegada picuda, un repecho de 2 kilómetros pero con duras rampas. 

Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, en su mano a mano. Efe

Tríptico en los Pirineos

Entre tanto la organización ha buscado finales empinados en calles traviesas y repechos que puedan alterar el paisaje hasta la llegada al Macizo Central, un escenario que siempre invita al sufrimiento por el calor y por su tejido de carreteras estrechas, sinuosas y que no dan descanso.

Un continuo sube y baja de siete cotas que muerden las piernas y horadan la moral. Será el 14 de julio, día de la fiesta nacional francesa. La memoria de la toma de La Bastilla se celebrará en Le Mont-Dore.

Tras la primera jornada de descanso, en Toulouse, se despliega el asalto a la montaña a través de los Pirineos, con un tríptico formidable en dureza. El final en Hautacam tras Soulor y Borderes dejará huella. Impactará la gran jornada pirenaica, que concluye en Superbagnères después de subir el Tourmalet, Aspin y Peyresourde. 

Además, la cronoescalada de 11 kilómetros al altipuerto de Peyragudes se presenta como un examen fabuloso. Tres días en las alturas que pueden dibujar el sentido del Tour. Carcasona y Montpellier, donde volverá a descansar el Tour, cerrarán la segunda semana de carrera.

Regreso al Mont Ventoux

La Grande Boucle volverá a la Luna, al Mont Ventoux. La montaña calva. El Gigante de Provenza no se ascendía desde la edición de 2021, cuando Van Aert conquistó la cima para vencer luego tras su descenso. En el Ventoux apareció por vez primera la amenaza de Vingegaard contra Pogacar. 

En aquella subida abierta y sin cobijo donde pereció Tom Simpson cargado de anfetaminas en 1967, el danés resquebrajó al esloveno. Aquel Tour fue para Pogacar pero anunció a Vingegaard, campeón en las dos siguientes ediciones. Este curso, el esloveno desarticuló al danés.

Una jornada estremecedora

Los Alpes concentrarán dos jornadas muy exigentes, sobre todo, la primera. La etapa reina de la carrera, con llegada a Courchevel y la ascensión al temible Col de la Loze, una montaña con poca historia en el anuario del Tour, pero con enorme calado desde que entrará en competición. Antes deberán escalar el Glandon y la Madelaine. Una jornada estremecedora.

En esa tremebunda montaña aún se escucha el eco de la voz de Pogacar a través de la radio del coche. “I’m gone, I’m dead”. Vingegaard sentenció allí la Grande Boucle. Al día siguiente se llegará a La Plagne. Una cima que no encaraba desde 2002 y donde se extrae de la memoria la actuación enorme de Miguel Indurain años antes, en 1995. 

Tras el jadeo, el sábado 26 de julio se celebrará una etapa por el Jura con llegada a Pontarlier. Después, se festejará con champán el final de la carrera en la avenida más famosa del mundo del ciclismo, los Campos Elíseos de París. El Arco del Triunfo será testigo de la última ovación de la gran ópera. Un Tour abrazado a la dureza del clasicismo. 

Las 21 etapas del Tour de Francia 2025

1-5 julio: Lille-Lille 185 km

2-6 j: Lauwin-Planque-Bo.-sur-Mer 212

3-7 j: Valenciennes-Dunkerque 178

4-8 j: Amiens-Rouen 173

5-9 j: Caen-Caen (CRI) 33

6-10 j: Bayeux-Vire Normandía 201

7-11 j Saint-Malo-Muro de Bretaña 194

8-12 j: Saint-Meen-le-Grand-Laval 174

9-13 j: Chinon-Châtearoux 170

10-14 j: Ennezat-Le Mont-Dore 163

15 de julio Día de descanso

11-16 j: Toulouse-Toulouse 154

12-17 j: Auch-Hautacam 181

13-18 j: Loudenvielle-Peyragudes (CRI) 11

14-19 j: Pau-Superbagneres 183

15-20j: Muret-Carcassone 169

21 de julio Día de descanso

16-22 j: Montpellier-Mont Ventoux 172

17-23 j: Bollene-Valence 161 

18-24 j: Vif-Col de la Loze 171

19-25 j: Albertville-La Plagne 130

20-26 j: Nantua-Pontarlier 185

21-27 j: Mantes-la-Ville-París 120

El Tour femenino crece

La carrera contará con nueve etapas en 2025 y las ascensiones al Joux-Plane y la Madelaine como puntos clave


Al compás del crecimiento del ciclismo femenino, en Euskadi esa idea la representa el Laboral Kutxa, el Tour se expandirá el próximo curso. La edición de 2025 contará con nueve días de competición, uno más. Una nueva victoria. La carrera parte desde Bretaña el 26 de julio. En sus nueve días acumulará 17.240 metros de desnivel positivo en 1.165 kilómetros de trazado. Concluirá el 3 de agosto en Châtel.

Vannes dará la salida a la prueba para finalizar el noveno día en Châtel de Praz-Sur-Arly, al que se llegará tras ascender al Joux-Plane, juez final de la carrera. En el trazado sobresale la octava etapa, la reina, con meta en la Madelaine, un coloso alpino. Se antoja la jornada decisiva para conocer quién vencerá el Tour. Katarzyna Niewiadoma, campeona en curso, defenderá el título frente a Demi Vollering, principal opositora a recuperar el cetro de 2023