La sala de prensa se presenta mayúscula pero a la vez vacía en el Bilbao Exhibition Centre de Barakaldo, centro de operaciones de la organización. En unas horas, alrededor de 2.000 periodistas procedentes de todo el mundo llenarán los asientos para informar de uno de los grandes acontecimientos deportivos. La excepción son dos sillas ocupadas; en una de ellas aparece la figura de Christian Prudhomme (París, 1960), periodista de profesión, que charla con su intérprete antes de atender a una nueva solicitud de entrevista. Hospitalario, la sonrisa es perenne en su rostro; transmite pasión por la responsabilidad que desempeña. Se permite además bromear para dar a la cita aires de naturalidad y cordialidad. Presenta una mirada fija, a los ojos, y su verso está plagado de gesticulaciones que imprimen fuerza a su discurso, alegre, entusiasta, como define a la afición vasca y unas instituciones que han mostrado un empeño por captar el Tour que no ha visto “jamás”. Asegura que dentro de escasas horas, cuando comience la carrera, Bilbao y Euskadi serán “el centro del mapa deportivo del mundo”, donde los corredores pondrán los “fuegos artificiales” gracias a que se trata de una generación “fantástica, excepcional”. El director garantiza guerra entre los favoritos desde un primer día que con sus 3.600 metros de desnivel “es un récord para el Tour de Francia”.

¿Cuáles son sus primeras impresiones de la llegada a Bilbao?

La primera impresión es que he visto todas esas banderolas con todas las ikurriñas, o sea Tour de Francia y las ikurriñas. Hay tantas que decíamos: ¡cuántas hay!; y hemos preguntado. Hay 1.200 ikurriñas (fijadas en el trayecto que ha recorrido hasta ese momento). Nos han dicho que han hecho 120.000, o sea que sabemos que van a estar en todas las subidas. Va a ser espectacular. Pero no es una sorpresa, porque sabemos cuál es la pasión que tiene Euskadi con el ciclismo, y además con qué orgullo y con qué ganas acogen el Tour.

O sea, ¿piensa que ha sido un buen recibimiento?

Sí, sí, por supuesto.

¿Qué espera de estas tres primeras etapas vascas del Tour?

Que los favoritos estén ahí, luchando codo a codo. Para nosotros es muy importante. Es decir, Euskadi tiene muchas facultades, con sus subidas, que tienen mucha pendiente, para que los mejores escaladores y también los favoritos para la clasificación, como Vingegaard o Pogacar, estén ahí y enfrente. Tienen que atacar. Van a estar a la cabeza en El Vivero, en el camino a Pike o en Jaizkibel. Eso no ocurre todos los años, en función de otros lugares donde se ha dado la salida eso no puede ocurrir, pero aquí habrá una lucha muy dura entre los súper escaladores y los favoritos de la clasificación, en general desde el primer día. Lo que yo creo es que el primer maillot amarillo va a ser un gran campeón, seguro. Porque van a atacar en Pike y luego está la subida final, ahí realmente vamos a ver fuegos artificiales. Eso va a hacer que la gente sueñe desde el principio. Hace quince años o así a veces la primera semana del Tour de Francia era en llanuras y esperábamos casi ocho días para ver a los favoritos; aquí, no. Aquí están listos desde el primer día, porque un campeón que no esté listo el sábado, va a ser difícil luego para él. No hemos querido endurecer exageradamente la primera etapa, pero tenemos 3.600 metros de desnivel; es un récord para el Tour de Francia. En los primeros días nunca había ocurrido. Simplemente, porque queremos mostrar lo que es Euskadi. Así que ahí está hecho ese tramo que va a ser para los campeones, tanto para los de las clásicas como para los ganadores por etapas, que se van a controlar y al final de esas etapas del sábado y el domingo se van a encontrar.

¿Por qué se ha elegido Bilbao para la salida y Euskadi para las tres primeras etapas?

Bilbao, muy sencillamente: porque lleva 30 años pidiéndonoslo. Lo que ha sido fantástico es ver todos los años, durante 30 años, que el Gobierno Vasco, la Diputación y el Ayuntamiento de Bilbao piden el Tour. Eso no lo he visto jamás. No era consciente de que venía de tan atrás, yo soy director desde el año 2007 solamente. O sea, de la mitad de esos 30 años, quince, ahí he estado yo, y yo he ido revisando candidaturas, etcétera, y van cambiando nombres en función de quién es el político de turno, pero yo veía constantemente al Gobierno Vasco, a la Diputación de Bizkaia, al Ayuntamiento… Ha sido porque lo han pedido y gracias a Javier Guillén, el jefe de la Vuelta a España, ya desde hace años tenía muchas conversaciones con el alcalde de Bilbao y con Amaury (Amaury Sport Organisation), que es el dueño de la Vuelta y del Tour, y eso también ha ayudado a que la gente se conozca y lo prepare. Pero inmediatamente notamos que había muchísimas ganas de acoger el Tour.

Vamos, que ha habido perseverancia.

Ninguna otra colectividad ha escrito 30 años seguidos para pedir el Tour. El récord fue Utrecht, en los Países Bajos, que fueron quince años. Ya está bien (risas). Euskadi, dos veces más. Es algo excepcional. En el 2017, cuando salieron de Düsseldorf, diez años antes, el alcalde de entonces, que luego falleció por un cáncer, había presentado una candidatura. Luego, alguien le sustituyó y no lo quería, luego otro que sí lo quería… Entonces era un quiero, no quiero… Pero Euskadi era constantemente: yo quiero, yo quiero, yo quiero, durante 30 años. Luego, evidentemente, el resto de las ciudades ha sido un poco lógico. San Sebastián, en el 92 fue la Grand Départ, la Clásica San Sebastián, la bahía de La Concha, Jaizkibel…; es que es tan bonito. Vitoria-Gasteiz es la sede del Gobierno Vasco, es normal que pasemos por allí. Amorebieta es el camino hacia Francia y encima yo en el 95, con Jalabert, que ganó el Gran Premio, lo conocí. Ha sido algo como normal, natural.

¿Considera que hay capacidad a nivel organizativo y deportivo para que se desarrolle el mejor comienzo de la historia de un Tour de Francia?

Estoy convencido de que va a ser una Grand Départ magnífica, por eso estamos aquí. Conocemos un poco ya Euskadi, el fervor, la pasión, y sabemos que aquí hay unas pendientes muy inclinadas, y la voluntad política del Gobierno Vasco, las diputaciones, las ciudades como Bilbao, San Sebastián, Vitoria para acogernos. Sabemos que tenemos todo para que sea formidable. Luego son los campeones los que van a hacer la carrera. Desde hace tres o cuatro años son todos buenísimos. Es una generación excepcional de ciclistas que pueden atacar en todas las partes, cerca de la llegada pero también lejos de la meta. Así que esperamos ese súper espectáculo con las ganas que tiene esta generación excepcional de demostrar lo mejor que tienen en la mejor carrera del mundo, que es el Tour de Francia.

No sé si hablamos de la mejor generación o una de las mejores de la historia pero, ¿quién cree que vestirá el maillot amarillo tras la primera etapa de Bilbao?

Sí, es una generación dorada; tenemos una suerte fantástica. Esta generación que ha llegado ahora es muy poco… Como si la pandemia, que fue terrible, quizás haya hecho que algunas conciencias se convenzan de que podían ejercer su pasión en su profesión, ser ciclista. Y quizás durante la pandemia dijimos: tenemos esta suerte, que es fantástica. Hicimos una generación que es fantástica. No sé quién va a ganar, pero va a ser uno de los grandes. No sé quién va a ser el primer maillot amarillo, pero va a ser uno de los grandes seguro. En Pike, en El Vivero y en la meta va a haber una súper pelea, y con la subida de Pike, como es tan inclinada, se van a ir a ganar los mejores, Van der Poel, Van Aert y luego también Vingegaard y Pogacar, y espero que Pello Bilbao, por vosotros, pero para nosotros que sea así, una gran pelea.

¿Tiene algún temor de que se pueda detener la carrera por alguna protesta u otra causa?

Ni me lo imagino, porque realmente tiene mucho eco el Tour de Francia. Creo que el pueblo vasco tiene tanto orgullo y está tan contento de acoger el Tour que no creo que esto ocurra.

En el Giro de Italia hubo problemas con el covid, por ejemplo Remco Evenepoel, el líder, tuvo que abandonar la carrera tras sufrir un contagio. ¿Hay miedo de que pueda suceder algo parecido en el Tour?

No tenemos miedo, pero por eso precisamente ya no hay reglas de la Unión Ciclista Internacional ni limitaciones para las autoridades públicas de cara al covid. Sin embargo, nosotros vamos a tomar medidas. Vamos a hacer que cerca de los corredores siempre se lleve mascarilla. Cuando nos acerquemos a los campeones, y también los periodistas lo tendréis que hacer, habrá que llevar mascarilla. No queremos revivir lo que ha ocurrido en el Giro, por supuesto. Es para proteger con sentido común a los corredores, por el respeto que les debemos a los campeones. Me encanta estrechar la mano a la gente, pero por cuarto año consecutivo no lo voy a hacer. Por primera vez fue el año pasado, cuando llegó a los Campos Elíseos, a meta, cuando a Pogacar después de un montón de tiempo le pude estrechar la mano. Nos tenemos que adaptar y lo que hay que hacer es proteger a los campeones, a los ciclistas.

¿Qué beneficios cree que va a traer el Tour para Bilbao y para Euskadi?

Vamos a mostrar Euskadi en todo el mundo. Va a estar en el mapa del mundo deportivo. Ahí, en el centro, va a estar Euskadi. La belleza del País Vasco, las colinas, las costas, etcétera, todo lo que puede aportar el Tour de Francia, porque todo se emite en directo en 180 países. Desde el primer kilómetro todo va a ir en directo, las 120.000 ikurriñas que han preparado van a estar en todo el mundo. Así que es la ocasión de mostrar un pueblo con fervor que ama el ciclismo y las bicicletas. Y esto en todo el mundo, porque una diáspora vasca muy importante en todo el mundo, hay vascos en todas las partes del mundo, en Argentina, Estados Unidos… y desde lejos van a ver su Euskadi, desde donde están, gracias a la retransmisión del Tour.

Christian Prudhomme Pablo Viñas

De modo que considera que traer el Tour a este territorio es una inversión rentable.

Sí. Está el rendimiento de los medios de comunicación en camino. Ellos van a reservar 1.850 camas de hotel todos los días. Eso sólo los medios de comunicación. Luego están todos los periodistas que vienen, 2.000 periodistas acreditados; no todos vienen a Euskadi, pero en total esos son todos los del Tour. Y luego todo el público. Hace un momento estaba comentando que mi mujer y mi hija están de camino. Están viniendo por Baiona, San Sebastián…; están haciendo ahora San Sebastián-Bilbao. Me han mandado un mensaje diciendo: es que es chulísimo esto. Y ellas no aparecen en las 1.850 camas que he dicho antes. Estos son otros visitantes que pagamos nosotros a título privado. Pero ellas no van todos los años a las Grand Départ. A esta sí han querido venir. Tiene un poder de atracción y eso va a ser así para muchísima gente y para todo el que lo va a ver desde la retransmisión. Realmente se muestra en todo el mundo la belleza del País Vasco, y la gente lo va a ver y va a decir: oye, dentro de seis meses o el año que viene, me voy a Euskadi de vacaciones. Todo eso va a repercutir. Es poner a Euskadi en el mapa del mundo. Para todo al que le guste el deporte, la capital del deporte va a ser estos días Bilbao y Euskadi, y las otras ciudades.