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El Tour de Francia se reanuda en Dunkerque

El adoquín y las primeras etapas de montaña son los grandes retos de la semana

Después de las tres primeras etapas, el Tour de Francia deja atrás Dinamarca para desembarcar en Francia, en Dunkerque, punto de reanudación de la carrera después de la primera jornada de descanso.

El inicio de la Grande Boucle con una contrarreloj propició las primeras diferencias en la general, nada resaltables en poco más de trece kilómetros, mientras que las dos siguientes etapas proyectaron la tensión que se vive en el pelotón con una montonera en los últimos kilómetros de cada una de las jornadas.

Lampaert, Jakobsen y Groenewegen son los tres corredores que han logrado triunfos parciales, y Wout van Aert acude al país galo vestido de amarillo con un margen de siete segundos sobre Lampaert y catorce sobre Pogacar, el principal candidato a subir a la cima del podio en París. Si bien las amenazas llegan a partir de ahora, con una semana inaugural que trae adoquín y las primeras etapas de montaña.

La cuarta etapa ofrece hoy multitud de cotas y hasta seis puertos de cuarta categoría, un escenario que se antoja ideal para emboscadas y una posible fuga efectiva en un tramo final que puede provocar cortes por las fuertes rachas de viento.

Mañana llega la primera etapa marcada en rojo por los hombres de la general. Los 157 kilómetros que unen Lille con Arenberg presentan once tramos de pavés de más de un kilómetro de longitud cada uno de ellos, lo que en conjunto proponen una jornada con tintes clasicómanos.

Posteriormente, el viernes y el domingo –etapas 7 y 9– llegarán las primeras grandes oportunidades para los escaladores. La Super Planche des Belles Filles propondrá el primer final en alto. Y la semana se cerrará en el alto de Chatel les Portes du Soleil, que llegará precedido de dos ascensiones a puertos de primera categoría.