Con la llegada del otoño, el frío ya se ha instalado en nuestras casas, lo que hace que necesitemos pijamas de invierno, calefacción y buenas mantas para estar cómodos.

Uno de los lugares donde más debemos atender a la temperatura para poder descansar y no ponernos enfermos es la cama.

Aunque mucha gente opta por dormir con la calefacción encendida, existen alternativas para no pasar frío sin necesidad del derroche energético que supone mantener la temperatura de la casa durante toda la noche.

Más allá de los pijamas de invierno o las sábanas de coralina, que nos ayudan a abrigarnos mientras dormimos, es imprescindible usar edredones o colchas cálidas.

Una de las colchas más recomendables para conseguir el mayor confort mientras dormimos es la colcha GULLSTRÅLE, en tejido polar b, que resulta suave y mullida y aporta una capa extra de calidez y comodidad. Su superficie con textura aporta un toque elegante que hace que quede genial como colcha o como manta.

Por un precio de 24,99 y disponible en varios colores, el tejido grueso y de tacto agradable conserva el calor corporal incluso en las noches más frías.

Colcha GULLSTRÅLE en color blanco Ikea

Alternativa saludable y eficiente

Dormir con la calefacción encendida no siempre es la mejor opción. Además de incrementar el consumo energético, puede afectar la calidad del sueño y la salud respiratoria. Apostar por colchas cálidas y tejidos naturales es una alternativa más saludable, eficiente y sostenible.

Dormir con una temperatura excesiva reseca el ambiente, irrita las vías respiratorias y la piel, y puede provocar despertares nocturnos. Los expertos recomiendan que el dormitorio se mantenga entre los 18 y 20 grados para facilitar el descanso profundo. Una colcha gruesa o un edredón de calidad permiten mantener esa temperatura corporal ideal sin necesidad de calor artificial constante.

Las colchas de calidad aíslan el calor corporal y lo conservan durante toda la noche. Combinadas con sábanas de algodón o carolina, crean un microclima natural que evita tanto el frío como la sudoración. A diferencia de la calefacción, que seca el aire, las colchas permiten un ambiente más equilibrado.

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Además, prescindir de la calefacción durante la noche reduce el consumo energético, contribuyendo al ahorro y al cuidado del medioambiente. Dormir abrigado de forma natural es, en definitiva, un gesto sencillo que mejora el bienestar y promueve un descanso más reparador.

En invierno, la clave está en abrigarse bien, no en calentar el aire. Una buena colcha cálida no solo proporciona confort y seguridad, sino que también ayuda a cuidar la salud y el planeta.