El error que llena tu baño de bacterias fecales: solucionarlo no cuesta trabajo
Incorporar este hábito contribuye a tener un hogar mucho más higiénico
El baño es uno de los sitios más utilizados en casa y, al mismo tiempo, uno de los que más gérmenes, humedad y malos olores acumula.
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Mantenerlo limpio es una cuestión de salud e higiene, ya que un baño descuidado puede convertirse en un foco de bacterias. Por ello, además de realizar una limpieza profunda con frecuencia, es fundamental incorporar hábitos diarios que reduzcan la proliferación de microorganismos y mantengan este espacio en buenas condiciones.
Uno de los gestos más simples y, al mismo tiempo, más ignorados por la mayoría de la gente, es bajar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena.
Al hacerlo con la tapa levantada, las bacterias salen al exterior, y diminutas partículas se dispersan por el aire y caen sobre superficies cercanas. Este fenómeno puede contaminar el lavabo, las toallas, el suelo e incluso objetos tan personales como el cepillo de dientes.
La buena noticia es que prevenirlo es muy sencillo: basta con bajar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena. Este hábito, al repetirse a diario, se convierte en una rutina automática que reduce significativamente la exposición a bacterias.
Limpieza frecuente
Aunque adoptar buenos hábitos es importante y provocan que el baño se ensucie menos, no sustituyen la limpieza regular.
Para mantener un baño limpio, es recomendable realizar una limpieza profunda al menos una vez por semana. Los puntos críticos son el inodoro, el lavabo, la ducha y los azulejos.
- Inodoro: usar desinfectantes específicos para eliminar bacterias y sarro.
- Lavabo y grifo: limpiar con productos antibacterianos para evitar manchas de cal y restos de jabón.
- Ducha o bañera: cepillar las juntas y azulejos para prevenir la acumulación de moho.
- Espejos y superficies: utilizar limpiadores adecuados que no dejen residuos.
Además, conviene ventilar el baño para reducir la humedad, ya que esta favorece la aparición de hongos.
Hábitos que marcan la diferencia
Más allá de la limpieza semanal, existen pequeños gestos que mantienen el baño limpio durante más tiempo:
- Colocar el cepillo de dientes en un estuche o dentro de un armario cerrado. Así se evita que quede expuesto a bacterias en el aire.
- No acumular toallas húmedas: lo ideal es dejarlas secar en un lugar ventilado y lavarlas con frecuencia con agua caliente.
- Mantener el orden: guardar los productos de higiene personal en estantes o cajones, reduciendo el desorden y facilitando la limpieza.
- Ventilar a diario: abrir la ventana o encender el extractor ayuda a controlar la humedad.
En resumen, el baño es un espacio importante de casa que merece especial atención en términos de higiene y orden. Un hábito tan común y a priori inofensivo como tirar de la cisterna con la tapa levantada puede tener consecuencias más graves de lo que imaginamos.
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