La víctima de una violación ocurrida en un aparcamiento de Donostia reconoció a su presunto agresor dos meses después de los hechos cuando ambos coincidieron en un casino de la capital guipuzcoana, lo que permitió el arresto del varón después de que otras pesquisas policiales no hubieran tenido éxito.

Durante el juicio por estos hechos, celebrado este miércoles en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, la perjudicada ha relatado con detalle los hechos ocurridos el 12 de octubre de 2021, cuando, según ha explicado, coincidió con el acusado en el citado establecimiento, donde le ayudó a jugar a una de las máquinas porque no hablaba español y "parecía que no sabía hacer la apuesta".

La mujer ha relatado que el hombre, al que ya había visto en el lugar en alguna otra ocasión, intentó invitarla a una cerveza y que luego quiso que la acompañara a otra sala de juego dentro del local, si bien ella rehusó.

Intentó ayudarle

Una vez en el exterior, la víctima acudió a la parada de taxis del Boulevard, donde vio de nuevo al procesado con un tique en la mano, junto a la entrada de un aparcamiento subterráneo, mientras le hacia gestos, por lo que pensó que tendría algún problema para pagar y como no hablaba su idioma le acompañó escaleras abajo para intentar ayudarle.

No obstante, una vez en el estacionamiento, la condujo a los baños donde, sin darle "tiempo a nada", la agredió sexualmente en un contexto en el que ella sintió "mucho miedo" porque llegó a pensar que la iba a estrangular.

Ha aclarado que, a pesar de ello, no contó a nadie lo ocurrido porque padece ludopatía y, si lo revelaba, tendría que reconocer que había acudido a escondidas al casino después haber asumido ante su familia "el compromiso de que no iba a volver".

Sin embargo, una semana más tarde empezó a tener síntomas de una enfermedad de transmisión sexual y, angustiada por la situación y por las secuelas de la propia agresión sexual, se vio obligada a acudir al médico, quien le derivó al servicio de urgencias donde le diagnosticaron gonorrea y le advirtieron de que su marido también tendría que realizarse unas pruebas.

La víctima ha aclarado que se sintió entonces "muy, muy desesperada", si bien el médico le explicó la gravedad de los hechos que había sufrido y la derivó a un psicólogo que le ayudó a explicar lo sucedido a su esposo, tras lo que a finales de noviembre decidió denunciar.

En ese momento, la Ertzaintza inició una dificultosa investigación porque para entonces las cámaras de seguridad disponibles ya habían sido borradas, dado que había transcurrido más de un mes del incidente, y el hombre era de nacionalidad extranjera, sin que existieran más datos sobre él.

De común acuerdo con su esposo, la mujer decidió entonces regresar al casino, a pesar de su ludopatía, para ver si volvía a coincidir con el encausado, hasta que finalmente volvió a verlo en una oportunidad.

"Muerta de miedo"

"Me puse a temblar muerta de miedo", ha descrito la víctima, quien también temió que el varón pudiera escapar antes de que le diera tiempo a enviar un mensaje con el móvil a su marido para pedirle que alertara a la Ertzaintza, una de cuyas patrullas acudió finalmente pasados unos minutos y detuvo al sospechoso.

Por su parte, el acusado, asistido por un traductor, ha negado haber agredido sexualmente a la mujer y ha indicado que fue ella la que se le insinuó en el casino, si bien esto le molestó y se marchó.

Ha asegurado que la víctima le siguió hasta el aparcamiento, donde le comenzó a hablar pero él no la entendía, por lo que se montó en el coche junto a su chófer que le esperaba en el lugar y se marchó.

Durante la vista también ha declarado como testigo el chófer del procesado, quien ha afirmado que aquella noche su jefe regresó al aparcamiento, tres horas después de haberlo dejado en el casino, seguido por una mujer que intentaba explicarle algo por gestos pero, como ninguno de ellos la entendía, ambos se subieron al automóvil y se fueron.

En la parte final de la sesión, la Fiscalía ha mantenido su petición de siete años de cárcel para el inculpado y la acusación la suya de ocho, mientras que la defensa ha solicitado la libre absolución.