Trece años por drogar y agredir sexualmente a una adolescente en Irun durante el confinamiento

La Audiencia de Gipuzkoa ha condenado a penas que suman trece años de cárcel a un hombre que agredió sexualmente a una adolescente de 14 años a la que también proporcionó cocaína en una vivienda de Irun, donde el acusado había sido acogido por la madre de la menor en el confinamiento de la covid-19.

Según recoge la sentencia del caso, a la que ha tenido acceso EFE, los hechos sucedieron entre marzo y junio de 2020, período durante el que, a sabiendas de la edad de la víctima y "sin importarle dañar su salud", le proporcionó en varias ocasiones cocaína y hachís para su consumo.

La resolución explica además que, en una fecha no determinada de abril de 2020, el varón se aprovechó de que la chica había consumido alcohol y cocaína, que él mismo le había facilitado, para dirigirse a su dormitorio y agredirla sexualmente.

Todo ello a pesar de que sabía que la víctima tenía 14 años y que "se encontraba afectada" por los tóxicos, recalca el texto judicial.

Credibilidad de la víctima

Ahora, para condenar al inculpado, que es consumidor crónico de cocaína y otras drogas, la sentencia otorga total credibilidad al testimonio de la chica, quien durante el juicio reconoció que en aquel entonces ella fumaba hachís, que en la pandemia se le acabó y que el varón se ofreció a facilitárselo.

No obstante, lo que en realidad le entregó fueron los restos de la cocaína que él se fumaba en una pipa y que ella pensó que era hachís porque eran marrones y tan sólo tenía 14 años.

La chica también recordó que en una oportunidad, en el mes de abril, su madre le dio una copa de Malibú con piña, tras lo que ella se sintió "muy mal", se fue a su cuarto para dormir y al rato notó algo detrás de ella en la cama, que le bajaban los pantalones y que era agredida sexualmente, lo que le provocó una situación de shock en la que no le salía la voz ni pudo hacer nada.

Aunque en aquel momento no reveló nada, su madre terminó echando de la casa al varón porque se enteró de que éste "cocinaba cocaína" en la vivienda.

Tutelada

Un año y medio más tarde, cuando la víctima ya se encontraba tutelada por la Diputación en un centro para menores, contó lo sucedido a un educador después de haber escuchado en aquel sitio los relatos de otras chicas que habían pasado situaciones similares.

Ahora, la sentencia del caso señala que el rendimiento probatorio de las pruebas que se practicaron durante la vista "permite dotar de suficiente fiabilidad al testimonio ofrecido" por la chica "en todos los extremos" de su relato, "derribando de esta forma la presunción de inocencia del acusado".

Destaca en este sentido que, además de haber permanecido "inalterable en el núcleo esencial" de lo relatado, la joven no tiene "ningún tipo de motivación o móvil espurio previo" ni de "enemistad o similar" con el varón y además cuenta con "avales y corroboraciones periféricas contextuales que le dotan de mayores dosis de fiabilidad".

La resolución considera asimismo que "la tardanza en la denuncia" presentada por la joven "no resta" fiabilidad a su testimonio.

Por el contrario, "frente a toda esta pléyade de prueba incriminatoria en su contra, el acusado ha ofrecido una versión exculpatoria" en la que simplemente se ha limitado a negarlos, indica la sentencia.

Agresión sexual

Por estos motivos, le considera responsable de un delito de agresión sexual contra una menor de 16 años con la atenuante de drogadicción, así como de un delito contra la salud pública con las agravantes de reincidencia y de haber suministrado droga a una menor.

Además de las citadas penas de prisión, la resolución judicial impone al hombre la prohibición de comunicarse con la chica y de aproximarse a ella durante cinco años, y le obliga a permanecer otros cinco años en situación de libertad vigilada una vez sea excarcelado.

Asimismo le impone una multa de 180 euros y le inhabilita tres años para cualquier actividad relacionada con los menores de edad, entre otras penas accesorias.