La Fiscalía de Gipuzkoa ha mantenido este miércoles sus petición de cuatro años de cárcel para un padre separado por agredir sexualmente de forma continuada a su hija cuando ella tenía entre 7 y 8 años, en los fines de semana alternos que pasaba con él en virtud del régimen de visitas establecido en la separación.
Durante el juicio por estos hechos, previsto inicialmente para el pasado mes de enero pero que finalmente se ha celebrado hoy en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa, la acusación particular, que ejerce la víctima (actualmente de 15 años), también ha reclamado cuatro años para el procesado, cuya defensa ha solicitado la libre absolución de su cliente.
Según las acusaciones, los hechos sucedieron a lo largo de los años 2017 y 2018 en el domicilio de Donostia en el que residía el procesado, donde éste, "guiado por un ánimo libidinoso y valiéndose de su condición de padre de la menor", habría doblegado la voluntad de la niña para llevar a cabo "actos inapropiados de índole sexual sobre su hija".
Abrazo del oso
En su declaración de este miércoles ante el tribunal, la menor ha corroborado la versión de la Fiscalía y ha relatado que su padre la sometió a distintos tocamientos en las caderas y en sus partes íntimas, además de pegarse a ella y moverse contra su cuerpo en una práctica que él denominaba el "abrazo del oso".
La adolescente ha explicado que no relató a nadie lo sucedido hasta 2022 porque antes era muy pequeña y no entendía muy bien los hechos, si bien años después vio un vídeo en el que una chica relataba una situación similar y decidió contárselo a su prima, que se lo reveló a su tía, y posteriormente a su tutora y a su propia madre que finalmente presentó una denuncia.
Tanto la madre de la niña, como su profesora y la tía de la pequeña han confirmado durante el juicio lo relatado por la víctima, quien se resistía a acudir con su padre los fines de semana que le correspondían por lo que finalmente las visitas tuvieron que trasladarse a un punto de encuentro.
En la vista también ha comparecido la actual compañera sentimental del acusado, con el que ya compartía domicilio cuando sucedieron los hechos, y que ha negado "cualquier comportamiento raro" del procesado respecto a la niña, al tiempo que ha precisado que era ésta la que pedía los abrazos que su padre le daba "sin que hubiera maldad ni nada extraño".
Una falsedad y una mentira
El procesado por su parte se ha acogido a su derecho a no declarar y únicamente ha afirmado que todo se trata de "una falsedad y una mentira".
En su informe final, la fiscal ha asegurado que la declaración de la menor, corroborada por otros elementos periféricos, constituye prueba de cargo suficiente como para acreditar los hechos enjuiciados, mientras que la acusación particular ha afeado al imputado su decisión de no testificar ante el tribunal en una conducta similar, a su entender, a la de aquellos que "ocultan algo".
La defensa por su parte ha pedido la libre absolución de su cliente para el que ha pedido la aplicación de los principios de presunción de inocencia y de 'in dubio pro reo', además de sugerir posibles "intereses espurios" por parte de la madre en la presentación tardía de la denuncia. El juicio ha quedado hoy visto para sentencia.