"Me di cuenta de que había caído en una estafa amorosa como las de internet". "Estaba engañada y feliz", pero me quedé con la cuenta "a cero". Con estas palabras ha descrito su situación una mujer que entre 2017 y 2018 entregó un total de 89.000 euros a su novio creyendo que lo ayudaba a satisfacer pagos de su empresa y a mantener a sus dos hijos.

"Yo estaba enferma y muy manipulada por él", ha relatado esta mujer durante el juicio celebrado este lunes en la Audiencia de Gipuzkoa contra su presunto estafador, a quien conoció a través de una aplicación de contactos en internet mientras ella atravesaba una situación de depresión por distintas circunstancias personales.

Durante su declaración, la mujer ha explicado que en aquel momento ella se encontraba "loca" como "pirada" y "muy sola", pero tras conocer al hombre, que le dijo que tenía una empresa de "ventanas y persianas" con trabajadores, se sintió "feliz".

"Me enamoré y me enganché a él", ha descrito la damnificada, quien ha explicado que comenzó a entregarle dinero cuando él se lo pedía para pagos a proveedores, a los trabajadores, a Hacienda o para comprar materiales, porque estaba "muy sensibilizada" hacia el acusado. "Estaba enamorada y le creía", ha resumido.

Conocía su situación mental

Ha aclarado también que el hombre conocía su situación mental porque ella le explicó "desde el principio" que iba con regularidad al psiquiatra, a lo que el le respondía que no se preocupara porque él la iba a "subir" y se le iba a pasar, de forma que ella se sentía "más contenta".

Tras recordar que el primer mes en el que lo conoció él ya le pidió más de 20.000 euros porque estaba "flojo" de dinero, la mujer ha comentado que luego le hizo más trasferencias, así como entregas en metálico que él le decía que le iba a devolver "cuando pudiera" o cuando terminara algún trabajo que estaba haciendo, aunque nunca llegaba a entregarle el dinero.

"Una cosa es lo que dice y otra la que hace", ha relatado la perjudicada, quien ha desvelado que el hombre ya reconoció tiempo atrás la deuda que tiene con ella en un pleito civil, aunque sin haber llegado aún a devolverle nada del dinero prestado.

La víctima, que ha declarado visiblemente nerviosa y afectada, se ha visto superada por la situación en un momento en el que era interrogada sobre distintas cantidades económicas por el abogado de la defensa, cuando ha roto a llorar y ha precisado de un receso en la vista para recomponerse.

Ni para pagar el funeral

"Si mi madre anciana hubiera muerto en aquel momento no tendría ni para pagar su funeral, pero él me dijo que este tipo de cosas se pueden pagar a plazos", ha recordado luego la víctima, quien ha aclarado que cuando una persona está mentalmente enferma "hace cosas de las que no se da cuenta porque está manipulada".

En este contexto, cuando se le terminó el dinero, tras agotar sus "ahorros de toda la vida", llegó a pedir tres préstamos que le dejaron sin nada de dinero y que luego tuvo que abonar gracias a su trabajo como profesora, después de que en 2018 se diera cuenta de que había "caído en un engaño". "Se ha aprovechado de mi enfermedad", ha zanjado la víctima.

Por su parte, el acusado, para el que la Fiscalía ha pedido cuatro años de cárcel y la acusación particular cinco años y medio, ha admitido la deuda que mantiene respecto a la afectada, si bien ha afirmado que él nunca supo que sufriera un trastorno depresivo porque con él siempre ha estado "normal" y los dos estaban "enamorados".

Por voluntad propia

El acusado, que según la acusación particular adeuda 102.500 euros a la mujer, ha afirmado que él sólo le pidió dinero en dos o tres oportunidades, porque el resto se lo ofrecía la perjudicada por voluntad propia cuando lo veía "mal" y "deprimido" porque tenía que saldar unas deudas.

"En alguna ocasión me ofrecí a devolverle dinero y ella me dijo que no, porque quería ayudarme", ha asegurado el hombre, quien ha insistido en que en todo momento tuvo la voluntad de reintegrarle las cantidades prestadas.

El procesado ha negado además haberle dicho a la víctima que él tenía una empresa o un piso, porque además este inmueble ya no era suyo, puesto que fue puesto a nombre de su hijo años atrás cuando él se divorció de su anterior pareja.

El inculpado ha indicado además que para él el dinero que se le entregó no fue "un regalo" como se lo hizo ver la víctima y se lo tiene que "devolver" porque "nunca" le ha gustado "aprovecharse de nadie" y engañar "no es su estilo". El juicio ha quedado visto para sentencia.