La mayor red de fabricación y contrabando de tabaco de Europa estaba asentada en unas naves industriales y ganaderas en Aldatz (Larraun), Torres de Elorz y Villava, y también en las localidades guipuzcoanas de Aduna y Urnieta (Gipuzkoa) y fue desmantelada por la Guardia Civil y la Agencia Tributaria tras detectar un camión sospechoso. Solo con esos grandes espacios diáfanos la red de contrabandistas, formada por cuatro navarros originarios de Aldatz, Irurita y Sunbilla (2) y tres guipuzcoanos de Oiartzun (2) y Bidania-Goiatz, era posible almacenar más de 3 millones de cajetillas dispuestas ya para su venta, que podían alcanzar un valor en el mercado de 15 millones de euros, y hasta 31 toneladas de hoja de tabaco. 

Los acusados tenían dichos locales en alquiler y supuestamente se dedicaban a la explotación agrícola y ganadera, pero en realidad eran parte de una trama delictiva especializada. Para no ser descubiertos adoptaban fuertes medidas de seguridad y solían reunirse en diversos restaurantes con camioneros a los que encargaban el transporte. Además, tenían a media docena de personas de origen ucraniano en régimen de semiesclavitud.

La Fiscalía pide ahora para cada uno de los siete acusados doce años y nueve meses de prisión por diversos delitos como el de contrabando, contra la propiedad industrial, contra los derechos de los trabajadores y pertenencia a grupo criminal. Los acusados deben indemnizar igualmente a la Hacienda Foral y estatal con un total de 51 millones de euros tanto por el género aprehendido y por los cigarrillos elaborados en ese periodo de tiempo. En la nave de Aldatz se localizaron cuadernos con anotaciones que permitieron determinar la cantidad de cigarrillos elaborados y ascendían a 15,9 millones de cajetillas. El juicio contra esta red de contrabando comienza la semana que viene en la Audiencia de Navarra y se alargará durante más de una semana.

En el escrito de acusación de la Fiscalía se refleja que los siete procesados actuaban de común acuerdo y de forma organizada desde al menos septiembre de 2020 y hasta mayo de 2022 cuando fue descubierta la red. Se dedicaban a realizar tareas de elaboración de cigarrillos, obtenían la materia prima de otros países europeos, fundamentalmente Italia, y procedían a su elaboración, empaquetado y posterior venta, sin autorización alguna para la realización de tales tareas. Para llevar a cabo su propósito utilizaban la nave de Aldatz, destinada a la fabricación de cigarrillos, y el resto se dedicaban al almacenaje. 

Camiones y vigilancias

Los encausados utilizaban distintos vehículos para el transporte de la mercancía y la realización de funciones de vigilancia. El 5 de agosto de 2021 acudió a Torres de Elorz un camión cuyo chófer se entrevistó con tres de los acusados y descargó el material que portaba, 15.287 tiras de tabaco de mezcla envasadas en 99 cajas. El 22 de marzo de 2022 otro camión marca Volvo accedió también a la nave de Elorz y ese mismo día fue controlado otro tráiler marca Man que procedió a su descarga en presencia de tres procesados. Más tarde, el 24 de mayo de 2022, se produjo una intervención de la Policía Foral en la granja de Aldatz que dio lugar a la detención de dos de los acusados.

Al día siguiente se produjo la entrada y registro de dicha granja y en la misma se ocuparon maquinas de filtrado, picadoras, 40 cajas con picadura de tabaco, 18 cajas de cartón con hoja de tabaco, 240 bandejas con cigarrillos y maquinaria, así como 18 palés con 30 cajas cada uno con 50 cartones de 10 cajetillas de tabaco. En Elorz se decomisaron entre otros 59 palés con 177 cajas de hoja de tabaco y 136 bobinas de papel de fumar. La hoja de tabaco intervenida en esa nave ascendía a 27 toneladas. En la nave de Aduna se decomisaron cartonajes de marcas como Marlboro y Winston, filtros, rollos de papel y cubos y garrafas de cola adhesiva, mientras que en Urnieta se incautaron de palés con cigarrillos de distintas marcas ya debidamente empaquetadas, hasta 2,8 millones de cajetillas con un valor de 14 millones de euros. Las cajetillas elaboradas contaban con el cartonaje propio de distintas marcas comerciales como Marlboro, LM o Chesterfield, marcas que pertenecen a la compañía Philip Morris, que ejerce también la acusación particular en el proceso.

Condiciones infrahumanas

Al acceder a la nave industrial de Aldatz, la Policía Foral localizó a los empleados explotados. Todos los acusados, señala el escrito del Ministerio Público, eran conocedores de que estas personas se encontraban encerradas en la nave, se les habían retirado los teléfonos móviles y eran obligados a realizar largas jornadas de trabajo, desde las 6.00 hasta las 21.00 o 22.00 horas sin percibir dinero alguno, ni tener días de descanso, habiendo llegado engañados y en la creencia de que iban a realizar otros trabajaos y sin haber obtenido autorización de trabajoni haber sido dados de alta en la Seguridad Social. Igualmente, estaban alojados tras un pasillo oculto, fabricado por palés, que daba acceso a la zona de vivienda. Los espacios creados en la nave interior no tenían sistemas de ventilación natural ni artificial, los sistemas de extracción de aire eran inservibles, también en la zona destinada a vivienda, con el riesgo que ello genera frente a incendios, explosiones o gases. Los extintores estaban caducados y las vías de evacuación estaban bloqueadas por mobiliario y con candado.