Los vecinos del edificio de Pasai Antxo que fueron desalojados este viernes por un fallo estructural en el inmueble respiran algo más tranquilos después de haber sido informados este sábado de que “será suficiente con reforzar el pilar” que resultó dañado el viernes, lo que permite descartar el riesgo de derrumbe del edificio, como se temía inicialmente. A lo largo de esta tarde podrán ir accediendo escalonadamente a sus hogares para recoger sus pertenencias, a la espera de recibir la autorización que les permita regresar definitivamente a sus casas, algo que todavía no tiene fecha.

El edificio ya ha sido apuntalado, desde la planta baja al segundo piso. Los 42 vecinos afectados, que este sábado a mediodía han celebrado una reunión informativa a puerta cerrada en la casa de cultura, han pasado la noche realojados en casas de familiares y en el hotel Lintzirin de Oiartzun. “Por lo que nos han dicho, el daño en la estructura es menor del que inicialmente se pensaba”, ha señalado a este periódico Alfredo Simón, que ha pasado la noche en vela, como buena parte de los vecinos desalojados del número 6 de la calle Blas de Lezo. 

El día de Reyes acabó de un modo que recordarán durante mucho tiempo. “Sonó como si hubieran echado un petardo en la sala de casa. Dicen que es la onda expansiva cuando rompe el hormigón, no lo sé. Los expertos saben más que nosotros”, indicaba esta mañana frente al cordón policial junto al número 6 de la calle Blas de Lezo, a la espera de que esta tarde pueda recoger algunas de sus pertenencias.

Después del estruendo empecé a mirar a ver qué había ocurrido, a ver si había estallado una bombona de butano. Pero no era el caso. No había ningún vecino que dijera algo similar. Fui bajando hasta que en la primera planta me encontré con los del primer piso, que no podían salir porque la puerta había cedido. Intenté abrirla, pero no había forma”, rememoraba esta mañana, sin saber cuánto tendrá que esperar para volver definitivamente a casa.

Tras la primera inspección el viernes por la noche de los bomberos y de la arquitecta municipal, se consultó a un experto en estructuras que dictaminó que el apuntalamiento del edificio era "urgente", una tarea que se ha acometido sin demora a lo largo de este sábado, puesto que los servicios técnicos han indicado que no era conveniente esperar hasta el lunes. El consistorio ha contactado con una empresa constructora, cuyos trabajadores, acompañados de un arquitecto, ya han apuntalado el edificio. 

Reforzar la viga dañada

A lo largo de la mañana, algunos vecinos se han ido acercando a la calle Blas de Lezo. Leire Maya, acompañada por su padre, esperaba noticias tras una larga noche en casa de una de sus hermanas, en Errenteria. “Estamos esperando a ver qué nos dicen los técnicos”, señalaba la joven. Trece de las personas desalojadas, después de que el Ayuntamiento solicitara la ayuda de los servicios forales de asistencia, han pasado la noche en el hotel Lintzirin, en Oiartzun, como está previsto que continúen en los próximos días. "Duermes un rato, pero apenas sin descanso. Lo único seguro que nos han dicho es que estamos hasta el lunes en el hotel, y a partir de ahí no sabemos más", indicaba una vecina poco después de la reunión informativa celebrada a mediodía.

"Tenemos autorización para recoger en casa lo imprescindible. No sabemos más. Dentro de la gravedad, al parecer, no hay tanto daño como se temía, aunque todavía es prematuro", comentaba esta vecina. Está previsto que un herrero acuda el lunes al edificio a reforzar la viga dañada con una pieza que debe construir. La información sobre el estado del inmueble dio lugar a versiones "contradictorias", según reconoció la alcaldesa del municipio, Izaskun Gómez, que a primera hora de la mañana señaló que "la cosa es seria", aunque una vez que se llevó a cabo el apuntalamiento en el interior del edificio, rebajó la gravedad. "Según los servicios técnicos, no parece la cosa tan seria como inicialmente se pensaba. Parece que se ha producido la rotura de uno de los pilares, pero no ha sufrido daños la estructura en el resto del edificio", indicó.

El incidente, que se registró sobre las 19.15 horas de la tarde del viernes, provocó un estruendo "como el de una explosión de gas”, algo que inicialmente desconcertó a los vecinos, sin llegar a saber qué estaba ocurriendo. "Lógicamente hay que seguir estudiándolo más pormenorizadamente, pero a priori tiene mejor pinta de lo que se pensaba", precisaba Gómez.

Se da la circunstancia de que el edificio está recubierto de andamios porque se está acometiendo la renovación de la fachada. Parece descartado que estas obras estén vinculadas a lo ocurrido con el pilar. "Los arquitectos y los bomberos entienden que ese tipo de daños se puede dar por una sobrecarga, pero es algo que se está valorando", ha indicado. La alcaldesa accedió al viernes al inmueble junto a un bombero y pudo comprobar que uno de los pilares en el primer piso estaba "bastante deteriorado". "Se veían los hierros, había saltado parte del hormigón y era en lo que más se fijaban todos los técnicos que pasaron por allí". Por ahora, insiste, la información hay que tomarla "con pinzas y con muchas reservas".