La víctima del crimen del barrio donostiarra de Amara recibió una puñalada que, por su gravedad, le situó desde el primer momento "en riesgo vital" ya que le atravesó "completamente" la parte inferior del pulmón y le alcanzó el hígado, además de seccionarle una costilla.

A consecuencia de estas lesiones, el herido tuvo que ser trasladado de urgencia al Hospital Donostia y derivado "directamente" al quirófano para intentar salvar su vida, si bien los médicos no pudieron contener la hemorragia y finalmente falleció a consecuencia de un "shock hipovolémico" provocado por una "pérdida masiva de sangre".

Los dos forenses encargados de la autopsia del cadáver de la víctima han declarado este jueves en la cuarta jornada del juicio con jurado que se sigue en la Audiencia de Gipuzkoa contra un súbdito marroquí, acusado de matar a cuchilladas por venganza a un ciudadano argelino sobre las 19.30 horas del 7 de octubre en el parque Araba de Donostia.

Desde hacia atrás hasta adelante

Durante su declaración ante el tribunal del jurado que enjuicia los hechos, estos profesionales han explicado que la herida letal tenía cuatro centímetros de anchura y diez centímetros de largo o más, unas medidas compatibles con el arma de un único filo presuntamente utilizada por el acusado.

Han aclarado también que la puñalada se produjo "desde atrás hacia adelante" y alcanzó el saco pericárdico que rodea al corazón aunque sin dañar este órgano. Han destacado además que la víctima, que presentaba un índice de 0,75 gramos de alcohol por litro de sangre, no presentaba heridas defensivas.

Ha recordado asimismo que el perjudicado presentaba una segunda herida cortante en la cara de una importancia "considerable" y que iba desde la parte inferior de la nariz hasta la mandíbula.

Por todos estos motivos, los expertos han descartado que la muerte fuera resultado de unos hechos "accidentales" y han confirmado que, "por la trayectoria de la herida" letal, responde a una "etiología homicida" desde un punto de vista forense.

Tras estos profesionales, ha comparecido otro forense del Instituto Vasco de Medicina Legal, quien ha confirmado que el acusado había tenido un "consumo repetido de cocaína" durante los dos meses anteriores al crimen, si bien ha explicado que no es factible conocer el estado de sus "capacidades intelectivas y volitivas" cuando ocurrieron los hechos.

Este experto ha comentado que el inculpado sufre un "trastorno mixto de la personalidad" con características "desadaptativas" y "rasgos paranoides", aunque no padece una "enfermedad mental".

Asimismo, ha constado en el procesado "patrones de consumo compulsivo de drogas y de medicamentos" que en los períodos de mayor intensidad, que ha definido como "en los que empieza a tomar y no para", pueden poner en "riesgo" su vida.

Perfiles genéticos

En otro momento de la vista, unas agentes de la policía científica de la Ertzaintza han constatado que en el filo del arma homicida se encontraron rastros de sangre de la víctima, mientras que en el mango aparecieron perfiles genéticos del acusado.

Según la versión de la Fiscalía, que pide 22 años de cárcel para el acusado, los hechos se produjeron sobre las 19.30 horas del 7 de octubre de 2020 en el parque Araba de San Sebastián donde, tras una persecución de más de 150 metros, el procesado habría apuñalado a la víctima con un cuchillo de 21,3 centímetros de hoja.

Agentes de la Policía Municipal de Donostia detuvieron poco después al inculpado, quien en el momento de ser arrestado aún vestía con un pantalón y unas zapatillas "manchadas con la sangre" del fallecido.

Está previsto que el juicio continúe este viernes con la práctica de la prueba documental y la exposición de las conclusiones definitivas y los informes finales de las distintas partes ante el jurado.