El ertzaina para el que la Fiscalía pedía cuatro años de cárcel por presentar una denuncia falsa contra una enfermera con la que mantuvo una discusión en la custodia de un preso en la unidad de diálisis de un centro médico donostiarra ha sido absuelto "con todos los pronunciamientos favorables" por la Audiencia de Gipuzkoa.

En el juicio por estos hechos, celebrado el pasado 12 de julio en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, la defensa, ejercida por el letrado Rubén Múgica, solicitó la libre absolución de su cliente al entender que la actuación del policía se atuvo a la legalidad.

La sentencia del caso, a la que ha tenido acceso EFE, concluye ahora que no ha quedado "probado" que el "contenido" y el "relato" que constan en la denuncia formulada por el ertzaina falten "de manera palmaria a la verdad" en cuanto a la "enunciación de los hechos relevantes y sustanciales" y por lo tanto "no puede concluirse la existencia de un delito de falsedad".

Según la versión del Ministerio Público, el incidente se produjo sobre las 12.30 horas del 11 de diciembre de 2020, cuando el acusado y otro agente trasladaron al recluso al citado centro asistencial, donde inició una discusión con la enfermera, que actuaba como supervisora de la unidad de diálisis, en torno a las medidas necesarias para custodiar con garantías al preso en la sala en la que se le iba a prestar tratamiento junto a otros pacientes.

El fiscal mantenía que aquel mismo día el agente habría formulado una denuncia contra la mujer "con evidente ánimo falsario y sabedor de que lo que iba a relatar no era cierto", haciendo constar que la enfermera "se había negado a identificarse de forma reiterada, que se había producido un forcejeo entre ambos y que con su actitud lo que pretendía era coaccionar al inculpado", si bien "nada de lo denunciado había sucedido en realidad".

El día del juicio el acusado negó que los hechos se produjeran de esa manera y recordó que cuando acudió al centro recibió la llamada de un agente que había inspeccionado previamente el lugar de paisano, quien le comunicó que la enfermera ya había puesto "trabas" a que se realizara una custodia del preso con seguridad, algo que luego pudo comprobar por sí mismo cuando esta profesional les pidió a él y a su compañero, ambos ya uniformados, que no rebasaran una línea roja que había en la entrada.

El procesado le solicitó entonces que le dejara inspeccionar la sala de diálisis ante las discrepancias de la mujer, quien le dijo que previamente otro agente, al que identificó equivocadamente como el "jefe de la comisaría de Hernani", había dado el "OK" a que la custodia se hiciera de la manera en la que ella le estaba comunicando.

El agente le respondió que aquello no era cierto y le pidió en reiteradas ocasiones tanto su carné profesional como su DNI, a lo que la enfermera se negó, hasta que finalmente accedió a mostrarle este último documento, si bien luego mantuvo un "forcejeo" con ella porque intentó arrebatárselo cuando aún no había pasado completamente sus datos a la central.

Según el policía, la enfermera le dijo además que era un "chulo de mierda" que aquello era un "abuso de autoridad" y que le iba a denunciar, una tesitura ante la que finalmente él decidió denunciarla a ella por resistirse a permitir que la patrulla realizara su "labor policial" en una situación en la que además él se sintió "coaccionado" e "intimidado".

El ertzaina recordó asimismo que la enfermera "no quería saber nada de la denuncia y le dijo que no iba a firmar nada", motivo por el que cuando tramitó este documento hizo constar que ella renunciaba a tener una copia y a firmarlo.

En esa misma sesión de la vista oral, la enfermera explicó que el ertzaina no acató el "acuerdo" sobre los términos de custodia al que previamente había llegado con su "jefe" de paisano y comentó que, aunque ella tiene "genio" y es probable que "soltara" algún término "inoportuno" durante la discusión no "coaccionó" en ningún momento al policía, quien no le enseñó denuncia alguna por lo que ella no pudo negarse a firmarla.