Rafael Zamora Sancho difícilmente olvidará las horas de angustia vividas el pasado sábado. Su hija había desaparecido mientras se daba un baño en la playa donostiarra de la Zurriola y, a medida que las horas pasaban, la angustia avanzaba. La joven había decidido acercarse sola al arenal donostiarra a última hora de la tarde, sobre las 19.00 horas, para disfrutar de un "pequeño baño". Sin embargo, los planes no salieron como esperaba. "Poco antes de las 22.00 h. me llama su compañero preocupado: ha encontrado la toalla, su ropa y las chancletas junto a la orilla. Ya llevaba más de una hora buscándola por la playa", recuerda Zamora en una carta remitida al Grupo Noticias.

Saltaron todas las alarmas. Había pasado mucho tiempo y la noche se les echaba encima. Pese a todo, una vez alertados los recursos de emergencias, se activó un amplio dispositivo de búsqueda en el que participaron efectivos de la Ertzaintza, bomberos, Cruz Roja, protección civil, SOS Deiak, Policía Municipal, servicio marítimo de la Guardia Civil e incluso un helicóptero Helimer de Salvamento Marítimo, procedente de Santander.

"Decidió esperar, no ponerse nerviosa, no nadar a crowl ni cosas parecidas, sino de espaldas, y haciendo la plancha", cuenta el padre de la joven

"Pasan las horas y nos vamos preparando para lo peor", recuerda el padre. Pero pasada la media noche se obra el milagro. El helicóptero Helimer encuentra en el agua con vida a la joven camino de Mompás. Una vez rescatada, la trasladan al hospital universitario Marqués de Valdecilla en Santander, donde el helicóptero tiene su base, donde la joven fue explorada y recibió el alta a las pocas horas y la joven relata su hazaña: "Como había oleaje, lo mejor era apartarse de las rocas (un mal golpe y... ), por lo tanto mantuvo la calma simplemente flotando. Como la orilla estaba muy lejos, decidió ir más mar adentro a pedir socorro a un pequeño barco que estaba cerca. No sé si la vio o no, el caso es que el barco se fue. Entonces decidió esperar, no ponerse nerviosa, no nadar a crowl ni cosas parecidas, sino de espaldas, y haciendo la plancha", cuenta su padre. 

La joven aguantó en esta situación cinco horas y media. "No es David Meca, pero contaba a su favor que era agosto, el agua estaba a 24º, y desde pequeña sabía que al mar no había que tenerle miedo pero sí respeto", apunta Zamora, quien no tarda en agradecer el esfuerzo realizado por los servicios de emergencias para salvar a su hija. "De verdad, muchas gracias a todos los que os habéis preocupado y colaborado en resolver esta situación tan dramática pero con final feliz. Donosti y Santander han colaborado a la perfección. Y por poner una pequeña mancha: ¿Llevamos a Ucrania todo tipo de armas, desplegamos aviones, etcétera y sólo tenemos un helicóptero de salvamento marítimo para toda la costa cantábrica?", plantea.