Con un toque carbónico, aroma a txakolí e ingredientes que conservan la identidad vasca, Unai Arrieta (Amasa, 2003) saca al mercado ZUKA, una bebida muy baja en alcohol y muy rica en sabor.
Lleva un año elaborando una bebida innovadora muy baja en alcohol. ¿Por qué?
Desde pequeño he sido muy aficionado al vino, ya que siendo miembro familiar de HIKA ardoak, he podido observar el desarrollo del mundo vinícola. Además, ahora que soy más consciente, me he dado cuenta de que el consumo de vino ha bajado. A raíz de eso, he ido investigando por Internet, preguntando a la gente las razones de ese descenso, y he comprobado que la gente está buscando una vida mucho más saludable que antes. Por este motivo decidí buscar una alternativa más sana al vino.
“Debido al descenso en el consumo de vino, decidí buscar una alternativa más sana, y opté por sacar una bebida muy baja en alcohol”
Distintas razones para explicar ese menor consumo.
Últimamente, la gente está más pendiente de sí misma. Queremos vernos mejor, mantenernos en forma, que la ropa nos siente bien... La sociedad va por ese camino. La gente antes no era tan consciente de las consecuencias del alcohol, estaba mucho mejor visto. Hoy en día se prohíbe en los campos de fútbol, se adoptan medidas más estrictas en relación a las tasas, cuando se celebra comida existe más miedo a beber y luego conducir... si juntas todos estos factores, poco a poco vamos hacia una sociedad menos aficionada al alcohol.
Un cambio con distintas lecturas.
Depende de quien lo mire, sí (ríe). Si lo miramos desde la perspectiva de una bodega que elabora vino, es un mal cambio, sin duda. Debido a esta reducción en el consumo de alcohol, los vendedores tienen menos ingresos, y eso es perjudicial. Sin embargo, en cuanto a la sociedad, es una cuestión más personal. Cada uno decide qué hace con su cuerpo. Para mi nuevo proyecto es algo positivo, ya que si la gente quiere dejar de beber alcohol, pero sin dejar de saborear un buen vino, considero que el proyecto que tengo entre manos es bueno y que la gente lo va a buscar.
¿Este descenso en el consumo está afectando al negocio?
Mucho. En el País Vasco no tanto, ya que en nuestro caso, por ejemplo, en la denominación Getariako Txakolina, acatamos las leyes que nos ponen. No podemos plantar todo lo que queremos, ni vender la cantidad que nos gustaría, porque la denominación no nos lo permite. En cambio, durante estos últimos años, en La Rioja han dado libertad absoluta a los vinicultores, y ahora están teniendo grandes problemas. Por la disminución del consumo de alcohol, las bodegas están repletas de vino, y no pueden vaciarlo todo de golpe y porrazo. Es tal el cambio, que ahora el Gobierno concede ayudas por quitar las plantaciones de vino, cuando antes las daba por plantar viñedos.
¿Por qué entró en el mundo del vino?
Cuando era pequeño no era muy consciente del mundo que me rodeaba. Pero a medida que fui cumpliendo años me fui dando de cuenta de que me gustaba ir a trabajar a los viñedos, estar en la bodega... Siempre he sentido la curiosidad por ver cómo se hace el vino, qué tipos diferentes existen... Más tarde empecé a probarlo, y aunque no me gustaba mucho, ya tenía ese gusanillo de ir catando distintos vinos: español, francés... de todo el mundo. Con el paso tiempo fui asumiendo que me encantaba este mundo.
Han tenido la suerte de vivir la historia de la empresa familiar desde cero. ¿Cómo ha sido la evolución?
He sido testigo de que nada es fácil. Es un trabajo que hay que coger con calma y tranquilidad; el negocio de las bebidas es un negocio que va lento. Además, es un mundo que depende de la naturaleza y del tiempo. Es un trabajo que hay que hacer con paciencia, cuidando con mimo tu producto, buscando un equilibrio, un modo constante de hacer tu trabajo. Recuerdo que al principio trabajábamos como se podía, no teníamos ni los instrumentos ni el material que tenemos ahora. Y es algo muy bonito que se te queda dentro. Me acuerdo de que comíamos y cenábamos sentados encima de las cajas de los viñedos.
“Pienso que hay que concienciar a la gente sobre este tipo de productos, y viendo la mentalidad de hoy, nos estamos acercando”
¿Cuáles son las características de su nueva bebida?
Lleva dos variedades autóctonas de Gipuzkoa, que son Hondarribi Zuri y Hondarribi Beltza. Es una bebida que tiene identidad vasca. Cuenta con cuatro gamas: blanco, rosado, tinto y espumoso. Las cuatro son muy frescas. Tiene la acidez y el toque de carbónico, lo que hace recordar mucho a nuestro txakolí.
Y tuvo clara su apuesta por una bebida sin alcohol.
Desde pequeño he sido muy inquieto. Cuando salgo de una, entro en otra. Siempre me ha gustado estar en nuevos proyectos. Un sábado fui a un restaurante con la cuadrilla, y me di cuenta de que ninguno de nosotros estaba bebiendo alcohol. Siendo chavales de 22 años y un sábado, me dio la sensación de que algo estaba cambiando. Ese fue el momento de inflexión. Mi cabeza me dijo que tenía que hacer algo. Como vengo de una familia que se dedica a hacer vino, decidí apostar por un vino sin alcohol.
¿Cómo ve el futuro de esta bebida?
El futuro no es fácil de ver (se ríe). Creo que la gente últimamente está cambiando , y que ese cambio seguirá en curso. Veo que la gente joven de mi alrededor está cambiando de mentalidad. Al fin y al cabo, nosotros somos el futuro, por lo que es fundamental tomar muy en cuenta ese cambio de mentalidad de los jóvenes. Pienso que hay que concienciar a la gente sobre las bondades de este tipo de productos, y viendo la mentalidad de hoy en día, creo que nos estamos acercando. Creo que en el futuro este concepto va a tener mucha más presencia que en el presente.