La Unión Europea se ha puesto firme. Tras años de accesos sin control efectivo que han permitido que millones de niños y adolescentes naveguen sin filtros por la red y tengan acceso a contenido pornográfico, el Ejecutivo comunitario ha decidido actuar con determinación. A finales de mayo, la Comisión Europea anunció la apertura de una investigación a las principales plataformas pornográficas –Pornhub, XVideos, Stripchat y XNXX– por no contar con herramientas suficientes que garanticen la protección de los menores, especialmente en lo que se refiere a la verificación de edad.
Según la Comisión, estas webs podrían estar incumpliendo la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés). En sus conclusiones preliminares, Bruselas señala que estas plataformas carecen de “medidas adecuadas y proporcionadas para garantizar un elevado nivel de privacidad y seguridad para menores, en particular con herramientas de verificación de edad” que impidan el acceso a contenido para adultos por parte de usuarios que no tengan la edad legal correspondiente. Además, no disponen de “medidas de análisis de riesgos y mitigación ante cualquier efecto negativo sobre los derechos de los menores, el bienestar mental y físico de los usuarios”
“Las páginas de contenido sexual son las que más dinero mueven en internet, aunque nadie lo diga. Superan a Amazon, Facebook o Google, y por eso muchas de estas empresas ponen sus propias trabas para evitar sanciones”, denuncia el experto en ciberseguridad, Juan de la Herrán, que insiste en que el negocio del porno digital es una industria “tremendamente opaca y poderosa”.
“Se debería proteger más el acceso a este tipo de contenidos. No puede seguir todo fiándose en los internautas”
El acceso a estas webs es bastante sencillo, incluso para los menores. “Simplemente hay que decir si eres mayor o menor de edad con un clic. Es muy fácil que un usuario mienta. Se debería proteger más el acceso a este tipo de contenidos”, señala Jorge Campanillas, abogado especialista en derecho digital.
Medidas de control
Desde hace tiempo, la identificación digital se ha convertido en una prioridad para Estados y empresas porque se están monetizando los datos obtenidos mediante ese proceso necesario para acceder al mundo digital. Algunos países, como China o India, han optado por técnicas de reconocimiento facial que resultan invasivas de la privacidad.
En este contexto, la Comisión Europea está llevando a cabo un ambicioso proyecto. El objetivo es desarrollar una herramienta de verificación de edad que sirva de base común para que cada país de la Unión Europea pueda adaptarla a su casuística nacional. De este modo, se pretende fomentar que todas las herramientas sean interoperables entre sí y evitar que cada país desarrolle sus propias soluciones nacionales, menos eficaces frente a las grandes plataformas.
“Es la última oportunidad para que estas páginas respeten la legalidad vigente”
“Lo primero que hace la gente es intentar ponerle puertas al campo, pero en este caso es imposible. Siempre se va a encontrar una forma de saltarse cualquier medida, salvo que se identifique a la persona”, advierte De la Herrán.
Para desarrollar el proyecto, la Comisión ha seleccionado al Estado español, que participará con su propia herramienta tecnológica, la app Cartera Digital Beta, ya que el planteamiento técnico de esta aplicación coincide con el enfoque de la Comisión Europea, al estar basada en la Cartera de Identidad Digital Europea. Esta aplicación se apoya en el reglamento europeo eIDAS, que establece un marco común para las identidades digitales seguras y verificables en todos los países miembros.
Así, cualquier ciudadano con certificado reconocido puede validar su edad de forma rápida y segura, según informan desde el ministerio de de Transición Digital y Función Pública. A finales del mes pasado, el Estado español y la Comisión Europea comenzaron los trabajos técnicos para asegurar que esta herramienta cumple con los estrictos estándares y protocolos definidos a nivel comunitario.
“Es inviable hacer un control eficaz sin vulnerar la privacidad de los internautas y su navegación”
La cartera digital europea es un modelo único, pionero y de referencia a nivel internacional, permitirá a los ciudadanos europeos identificarse ante la Administración y las empresas públicas y privadas sin necesidad de ceder sus datos, como sucede en la actualidad cuando se registran con un usuario y una contraseña.
“Es un sistema basado en certificados digitales emitidos por las autoridades, donde el usuario solo debe confirmar si es mayor de edad, sin aportar información personal como nombre, dirección o documentos. Se protege la privacidad al máximo, minimizando la exposición de datos y evitando rastreos”, explica Jorge Campanillas. Para el abogado, se trata de “la última oportunidad” que tienen estas páginas para hacer las cosas bien y respetar la legalidad. “Si deciden no utilizar estos sistemas, seguramente las autoridades las persigan bastante más de lo que lo han hecho hasta ahora”.
Privacidad y control de datos
De la Herrán se muestra escéptico y duda de su eficacia: “Es inviable hacer un control eficaz sin vulnerar la privacidad de los internautas. La única manera de saber si una persona es mayor o menor de edad es identificándola. Eso conlleva recopilar una serie de datos sobre su comportamiento digital, lo que permitiría saber qué tipo de contenido consume”, subraya.
“Es inviable hacer un control eficaz sin vulnerar la privacidad de los internautas y su navegación”
“Si mañana exigimos un registro real con nombre, apellidos y DNI para acceder a contenido para adultos, habrá quien se apunte como ‘Mickey Mouse’ y ponga un DNI falso. Eso no sirve de nada”, ironiza el experto en ciberseguridad. Aunque controlar el acceso a este tipo de plataformas sigue siendo una tarea compleja, las autoridades comunitarias comienzan a disponer de herramientas más eficaces. Además, se están desarrollando mecanismos que permiten identificar desde qué direcciones IP operan estas webs para bloquear su acceso desde territorio europeo. “Cada vez se pueden establecer mayores controles para la internet pública”, explica Campanillas.
Pero la tecnología, por sí sola, no es una varita mágica. Persisten las dudas sobre, la fiabilidad de los controles, la privacidad de los datos y el compromiso real de las plataformas. Por eso, los expertos advierten del riesgo de caer en la trampa de creer que todo está resuelto.