"Uno de los peores alimentos de Navidad, y se nombra muy poco, es el alcohol"
La nutricionista Arantza López-Ocaña cree que la sensatez y el rigor son los mejores trucos para sobrevivir a la Navidad
La Navidad es sinónimo de encuentros y comidas tradicionales. El turrón o el cordero son algunos de los platos estrella de las señaladas fechas. La nutricionista Arantza López-Ocaña, sin embargo, tiene una visión más profesional de esta época del año, en la que su clínica de Donostia acumula mucho trabajo.
Supongo que estarán hasta arriba de trabajo en la consulta.
Sí, pero también es cierto que cuando se acerca la Navidad la gente ya está de vacaciones y se desmadra un poco más. Algunos que prefieren hacer un paréntesis desde Santo Tomás hasta después de Reyes. Luego en enero es cuando retomamos la normalidad y la gente acude a la consulta como lo hacía antes. Sin embargo, creo que la gente ya no acude tanto a la consulta exclusivamente por la Navidad, y la tendencia de cuidarse durante todo el año es cada vez mayor. La gente ya no busca tanto una mesa repleta de comida. La tendencia ha cambiado y la sociedad busca más una mesa con platos más elaborados y especiales.
¿Qué les preocupa a los pacientes que reciben en estas fechas y qué dudas les plantean?
Una de las dudas más frecuentes es cómo igualar la balanza después de una comida o cena importante, y la solución está en escuchar al cuerpo y respetar lo que te pida en cada momento. Las dudas pueden venir también derivadas del tipo de alimentos que ingerimos en estas fechas, porque siempre se tiende a comer alimentos más especiales que habitualmente no suele haber en muchas casas. La gente que está en un proceso de cuidarse en el ámbito de la alimentación o que está llevando a cabo un régimen también se preocupa, pero por el ritmo y la cantidad de comidas especiales. Desde las comidas de empresa, la cena de Nochebuena, la comida del día de la Navidad… La frase “me he saltado el régimen” está en la cabeza de mucha gente. La línea a seguir debe ser la de comer lo que toque, pero con cabeza.
"El mejor truco para sobrevivir a la Navidad es comer con sensatez"
¿La gente que está a dieta puede celebrar las Navidades igual que su entorno?
No es que pueda, sino que debe hacerlo. Vivir unas navidades normales y compartirlas con tus allegados lo denomino como alimento para el alma. Todo el mundo tiene derecho a disfrutar de unos de los momentos más especiales del año, y a pesar de estar llevando a cabo un régimen alimenticio, se puede hacer vida normal durante la Navidad. Hay que mantener un equilibrio, pero sin obsesionarse. Cuando me como una croqueta, no veinte, en mi mente debe estar presente el disfrute y no el castigo.
¿Cómo se debe volver a la rutina después de tanta festividad, de golpe o poco a poco?
Siempre poco a poco y bajando el ritmo de las comidas hasta volver a la normalidad. También es cierto que si una persona se siente empachada después de una gran comida, puede cenar un caldo ligero, por ejemplo. Pero siempre se tiene que hacer porque te lo pida tu sistema digestivo, y nunca en forma de castigo porque anteriormente se ha comido más de lo habitual. Lo de no cenar porque he comido mucho lo descarto por completo ya que, en ese caso, podríamos llegar a tener problemas psicológicos también. La comida no es motivo de premio y tampoco de castigo. Lo ideal es seguir con las costumbres y utilizar el sentido común para volver a la normalidad.
¿De los productos típicos de la Navidad, cuál es el peor desde el punto de vista nutricional?
No sabría decirte cuál es el peor. El turrón por ejemplo, que es muy típico, tiene muchas variantes. Una de ellas es el turrón blando, que tiene un alto porcentaje de almendras y no es un mal turrón nutricionalmente hablando. Si es uno con sabor a coco y bañado en chocolate blanco… ya no estamos hablando de un buen turrón. El rosco de Reyes, por ejemplo, es un tipo de bollería muy potente y no es muy conveniente para el colesterol o el azúcar. El foie tampoco es el alimento más saludable que podemos añadir a nuestro menú, pero uno de los peores alimentos de la Navidad, y que se nombra muy poco, es sin duda el alcohol. Aunque esté aceptado socialmente y el consumo sea alto durante las navidades, es una droga y nos hace mucho daño si lo tomamos en exceso. Cualquier alimento es válido si lo tomamos con medida y después lo acompañamos con otra opción más saludable.
¿Todo el peso que pueda alguien coger es por la Navidad o los dulces que cada vez vemos antes es los supermercados, por ejemplo, también tienen su culpa?
Por supuesto. Hay gente que cree que los kilos que ha podido ganar son solo resultado de las típicas comidas y cenas, y no es así. Tengo pacientes que esperan hasta el último día para comprar los dulces, porque sabe que si los tienen antes en casa, se los comerá. Además, es probable que te apetezca más un bombón en octubre que el 25 de diciembre después de una gran comida de la que puedes salir empachado.
"Uno de los peores alimentos, aunque esté aceptado socialmente, es el alcohol"
Entonces, además de comer con cabeza, hay que comprar con cabeza.
Una buena pauta alimenticia empieza siempre por hacer una lista de la compra correcta. En cualquier época del año, y quizás mas ahora. Comprar de más trae muchas veces como resultado seguir comiendo sobras durante varias semanas o repartir tuppers entre los familiares, aunque las ensaladas, por ejemplo, nunca sobran y no se reparten. Suele ser más habitual que sobren bandejas de turrones.
¿Podría elaborar una lista de la compra o un menú equilibrado para la Navidad?
Podríamos empezar la cena con una ensalada variada de escarola con langostinos, mango y granada, o un plato de cardo con almendras, que en mi casa nunca falta. Después podríamos preparar un asado de pularda rellena, y para terminar se podrían añadir al menú unas brochetas de fruta con chocolate negro. Y para el que quiera, se podría incluir hasta un poquito de turrón. ¿No está mal, no?
Y para los que no quieran cambiar su menú, ¿tiene algún truco para sobrevivir a estas fechas?
El mejor truco es comer con cabeza y no en abundancia porque se haya preparado comida de más. No hay problema en comer lo que toque el día indicado, pero hay que hacerlo con sensatez y después hay seguir con la marcha alimenticia previa a la festividad y mantener las rutinas de actividad física. Creo que estas pautas deberían divulgarse durante todo el año, y no solo con motivo de la Navidad.
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