Cómo se prepara un difunto. ¿Qué es la tanatoestética y la tanatopraxia?
La despedida de un ser querido es uno de los momentos más delicados en la vida, y el proceso de preparación del difunto, aunque a menudo silencioso y desconocido para la mayoría, es un acto profundamente respetuoso y lleno de humanidad. Tras la muerte, el cuerpo del fallecido se lava y se desinfecta, pero los cuidados van más allá de lo técnico; se trata de preservar la dignidad de esa persona para ofrecer un último recuerdo que aporte paz a sus seres queridos. Aquí es donde intervienen dos prácticas fundamentales: la tanatoestética y la tanatopraxia.
La tanatoestética
El maquillaje, la colocación de la ropa, el peinado… todo esto es parte de la tanatoestética, una disciplina que, a simple vista, puede parecer menor, pero que es esencial para humanizar el proceso de la muerte. Este paso va mucho más allá de lo estético; se trata de devolverle a la familia la imagen más serena y cercana de su ser querido.
La tanatopraxia
Este proceso de conservación temporal del cuerpo, que incluye la limpieza, la desinfección y, a veces, el embalsamamiento, no tiene como único objetivo evitar la descomposición natural, sino permitir que el fallecido pueda ser visto y despedido en condiciones dignas. El profesional que realiza este trabajo no solo maneja herramientas médicas, sino que lo hace con el cuidado de quien sabe que su labor es el último servicio hacia esa persona.
Cómo es un profesional de la tanatopraxia
Antes no existía ningún requisito formal para empezar a trabajar como tranatopractor, sin embargo hoy en día es un trabajo más profesionalizado. En Mémora, dan mucha importancia a la formación y actualización de los profesionales que conforman el equipo de tanatopractores y tanatopractoras, y es imprescindible disponer de un certificado de profesionalidad que los acredite oficialmente como capacitados para este trabajo. Estos cursos deben realizarse en un centro autorizado por SEPE y los títulos se otorgan por comunidades autónomas y tienen carácter nacional.
La tanatopraxia y el duelo
Preparar al fallecido antes de que sea visto por la familia reduce el impacto psicológico que produce ver los efectos producidos por la muerte: rigidez, palidez de la piel y labios.
Cuando los allegados ven en la sala velatorio a su ser querido, son conscientes del trabajo realizado por los tanatopractores, siempre lo agradecen y les reconforta este recuerdo del último adiós. Cada cuerpo que preparan es único, y aunque estas prácticas no eliminan el dolor de la pérdida, contribuyen a que esa despedida sea más humana.
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