Mikel Castander es el director del área de Inclusión en Zabalduz Kooperatiba Elkartea, una cooperativa de iniciativa social que trabaja en la intervención socioeducativa y sociolaboral para promover la inclusión de personas en situación de vulnerabilidad. Gipuzkoa se enfrenta a múltiples retos, entre ellos, la escasez de vivienda y, según el director “apoyar a aquellas personas que están de manera irregular y en situación de exclusión social”. “Este año celebramos el décimo aniversario de la fundación de Zabalduz y esperamos poder continuar muchos años más aportando nuestro granito de arena”, expone.
¿Cuál diría que es la misión principal de Zabalduz en el ámbito de la inclusión social en Gipuzkoa?
Trabajar hacia una sociedad guipuzcoana más inclusiva facilitando espacios y canales que permitan acercar a las personas y comunidades entre sí.
En su trabajo diario, ¿cuáles son los mayores desafíos que enfrentan para promover la inclusión en el territorio?
El principal desafío, pero no el único, es la escasez de vivienda en Gipuzkoa, las personas que no pueden competir por la oferta de vivienda padecen la primera de las exclusiones, la residencial. Lo peligroso es que, si ésta no se ataja a tiempo, se corre el riesgo de caer en el círculo de la exclusión social con toda la estigmatización que eso conlleva. Sin hogar es difícil construir un proyecto de vida, y sin proyecto de vida es difícil ser, y sin ser, se carece del capital simbólico y social suficiente para atreverse a participar en la vida social y comunitaria. Otro de los desafíos que nos encontramos a diario es cómo apoyar a aquellas personas que están de manera irregular y que se encuentran en situación de exclusión o fragilidad social, pero no pueden optar a todos los servicios de cartera.
“Hay que reconocer el tremendo trabajo a base de compromiso y sensibilidad que históricamente han desempeñado en Gipuzkoa las entidades sociales”
¿Cómo evalúa el nivel de inclusión en Gipuzkoa hoy en día, especialmente para los colectivos más vulnerables?
Creo que tenemos que seguir avanzando en la mejora de los servicios y adaptándonos constantemente a las nuevas necesidades que vayan surgiendo. Eso sí, hay que reconocer el tremendo trabajo a base de compromiso y sensibilidad que históricamente han desempeñado las entidades sociales como las instituciones para hacer que Gipuzkoa sea a día de hoy uno de los territorios que está a la vanguardia en volumen y especialización de servicios destinados a la inclusión social.
¿Qué iniciativas concretas ha impulsado Zabalduz para mejorar la inclusión social en los últimos años?
Zabalduz comenzó gestionando servicios con un enfoque más preventivo como Gazteon Sarelan, Centro Segura, Trapezistak, Batzen dirigido a jóvenes, y Auzosare dirigido a personas mayores. A partir de aquí, con la experiencia adquirida con estos programas, se nos dio la oportunidad de gestionar más de 30 plazas del programa especializado de viviendas con apoyos para la inclusión social de la Diputación Foral de Gipuzkoa con el objetivo de revertir situaciones personales complejas desde contextos seguros mejorando su calidad de vida. Por último, hace un año y medio creamos junto con Fede Patxa & Co., la empresa de inserción Bertatik Elikatuz.
“Desde Zabalduz se intenta acompañar a todas estas personas aceptándolas tal y como son, y partiendo de sus preocupaciones más personales”
La colaboración con las instituciones es clave. ¿Cómo trabajan con los gobiernos locales y qué impacto ha tenido esta colaboración en la inclusión en Gipuzkoa?
Gracias a la colaboración y a la puesta en marcha de algunos de nuestros servicios-programas se ha reforzado y se sigue reforzando la cohesión social y comunitaria. Esto nos permite que los recursos públicos se utilicen de manera más eficiente y coordinada junto con las iniciativas se mejor se adapten a las necesidades locales y, por tanto, a las personas.
¿Qué sectores de la sociedad guipuzcoana requieren más atención en términos de inclusión social?
Yo diría que los jóvenes víctimas de violencia machista que, pese a no estar situación de calle, viven con sus parejas aisladas y anuladas socialmente; las mujeres migrantes con hijos a cargo poco integradas en sus comunidades que no participan de la vida social y comunitaria; las personas mayores que se encuentran en situación de fragilidad social y que por distintos motivos no acceden a los recursos de apoyo por no sentirse estigmatizados; y toda persona que no pueda reclamar sus derechos por distintos motivos, en su mayoría personas en situación administrativa irregular.
“Gipuzkoa es uno de los territorios que está a la vanguardia en volumen y especialización de servicios destinados a la inclusión social”
¿Cómo se aborda la inclusión de personas migrantes en Gipuzkoa y qué más se puede hacer desde Zabalduz?
En Zabalduz, se trabaja la inclusión de las personas migrantes de distintas maneras. Tenemos algunos recursos de prevención destinados a menores y adolescentes que transitan a la mayoría de edad y otros dirigidos a personas adultas con trayectorias vitales más pesadas y complejas. Diría que desde Zabalduz se intenta acompañar a todas estas personas aceptándolas tal y como son partiendo de sus preocupaciones más personales. Aun así, creo que Gipuzkoa dispone de mucho capital comunitario sin aprovechar y eso dificulta la plena inclusión de estas personas. Para ello, seguimos trabajando en el fomento de la convivencia intercultural e intergeneracional.
La educación es un pilar fundamental para la inclusión. ¿Qué programas educativos promueven y qué resultados han observado?
Más que programas educativos, podríamos hablar de claves que nos funcionan en la tarea educativa. En este sentido, promover la atención centrada en la persona partiendo de sus preocupaciones, junto con que el profesional mire a la persona con respeto, aceptando su ritmo suelen traer consigo resultados que buscan mejorar el capital social y el empoderamiento de las personas.
En un contexto post-pandemia, ¿qué nuevos retos han surgido en materia de inclusión social en Gipuzkoa y cómo los están abordando?
Uno de los síntomas de la sociedad post pandémica, ha sido el aislamiento social que han sufrido muchas personas mayores. Para ello, desde Zabalduz se impulsó el programa de Auzosare, con el fin de fortalecer redes de apoyo comunitario y fomentar la participación social de las personas. Por otro lado, otro de los retos ha sido poder facilitar alojamiento a todas aquellas personas que se encontraban viviendo en frontones, albergues y otros dispositivos en el momento de la pandemia. En este sentido, el programa Lehen urratsa y posteriormente Trapezistak, ambos del Gobierno Vasco, consiguieron mejorar la calidad de vida de muchas personas.
Mirando al futuro, ¿cómo ve la evolución de Gipuzkoa en términos de inclusión social y qué papel jugará Zabalduz en este proceso?
Por desgracia creo que la inclusión social siempre va a ser algo contra lo que luchar si queremos aspirar a una sociedad justa y en paz, ya que siempre hay alguien a quien no se le invita a participar ni se espera que lo haga por voluntad propia... Por ello, tenemos que seguir trabajando a futuro, en promover las conexiones necesarias, que de manera natural tanto la sociedad como las personas, nos son capaces de crear. Este año, se celebra el décimo aniversario de la fundación de Zabalduz y esperamos poder continuar muchos años más aportando nuestro granito de arena.