Aviso a navegantes. La norma es clara y no admite discusión. Simplemente lleva años sin aplicarse y podría considerarse un anacronismo. El propio Gobierno Vasco considera que hacer cumplirla actualmente puede suponer un “exceso de celo” por parte de la Administración, pero admite que así está recogido en la ley. La Ayudantía Naval del Bidasoa, dependiente de la Armada del Ejército español y el ministerio de Defensa, ha desempolvado el viejo convenio firmado entre España y Francia el 14 de julio de 1959, en el que se regula la pesca en la desembocadura del río Bidasoa y la bahía de Higer; y reivindica el control de su aplicación, como se estableció entonces en un documento firmado por los “plenipotenciarios” Francisco Franco y Charles de Gaulle, presidente de la república francesa desde enero de 1959 hasta abril de 1969. Ni más ni menos.
Tienen derecho a pescar desde Endarlatsa hasta la desembocadura exclusivamente los vecinos de Hondarribia, Irun, Biriatu, Urruña y Hendaia
Este órgano militar naval ha iniciado una campaña de advertencia entre los cientos de aficionados a la pesca que, sin saberlo, están pescando sin autorización en los últimos 10 kilómetros del río Bidasoa aproximadamente, casi desde Endarlatsa hasta la desembocadura, y en la propia bahía de Higer, entre Hondarribia y Hendaia.
El documento es claro. Y en esencia, establece que allá hasta donde llegan las mareas vivas, aguas arriba, casi hasta Endarlatsa, sólo pueden pescar los ribereños de la zona. La referencia es el mojón conocido como Txapitelako Harria que delimita la muga natural con Iparralde. Desde allí, aguas abajo, hasta la línea imaginaria que se traza entre el faro de Higer y la punta Tumbas del lado galo, ya donde el mar se hace grande, sólo están autorizados a practicar la pesca los vecinos de Hondarribia, Irun, Biriatu, Urruña y Hendaia.
Desconocimiento general
Además, necesitan un permiso expedido por la comandancia naval española. “Ya te digo yo que el 90% de los que pescan ahí no tienen ni idea. Yo lo sé, porque suelo pescar con un compañero de Hondarribia y lo solía comentar”, asegura un veterano aficionado guipuzcoano a este periódico.
"Ya te digo que el 90% de los que pescan ahí no tienen ni idea, pero la norma dice eso", reconoce un pescador habitual
No es cuestión de competencias entre administraciones o interpretaciones. La licencia de pesca recreativa que expide el Departamento de Pesca del Gobierno Vasco es papel mojado en este amplio espacio fluvial, ya sea con red o caña. Es el convenio firmado en su día por España y Francia el que establece las normas en esta frontera natural de dos países que es el río Bidasoa. Y la armada es la órgano custodio y ha anunciado que está realizando “inspecciones periódicas”.
Las multas pueden ir desde los 40 hasta los 1.000 euros y podrían llegar a doblarse en caso de reincidencia en el plazo de doce meses para las personas que estén pescando sin permiso, además de la incautación de lo pescado y del material empleado.
La Ayudantía Naval del Bidasoa reivindica su labor con “patrullas marítimas y terrestres” y advierte de multas de hasta 1.000 euros
Incluso la policía local podría multarnos, según estipula el convenio, pero ha sido la Ayundantía Naval del Bidasoa, con sede en Hondarribia, la que ha iniciado la vigilancia y las advertencias, recordando que una de sus labores es precisamente realizar “patrullas marítimas y terrestres” para controlar la pesca en este espacio.
En tiempos de Franco
Dicen los pescadores de la zona que a Franco le encantaba pescar en el río Bidasoa. Cuentan algunos que le “enganchaban los salmones en el anzuelo” incluso. Cierto o no, el convenio hispanofrancés que establece las normas de pesca en la zona de mareas vivas del río Bidasoa y la bahía de Higer lleva la firma del propio Francisco Franco Bahamonde.
En ese espacio se dan cita a diario, especialmente a partir de la apertura de la temporada del salmón, el 1 de mayo, cientos de aficionados a la pesca que, desde bien entrada la mañana hasta que muere el día, disfrutan de su hobby. Pescan salmones, truchas, reos o truchas de mar que al alcanzar la mar salada vuelven aguas arriba, corcones y también barbos.
Estos últimos kilómetros del Bidasoa, reconoce un aficionado a este periódico, es “un tramo de corrientes largas” muy apreciado por los aficionados más diestros en el arte de la pesca. Y es un espacio en el que hasta ahora se ha hecho la vista gorda en la aplicación de la normativa, anacrónica quizá, en contraposición con el “riguroso control” que ejercen los guardas forales de Navarra.
Información y patrullas
El tríptico que está distribuyendo el organismo dependiente de la Armada española es claro y recuerda que “efectuar la vigilancia y control del cumplimiento del convenio relativo a la pesca en el río Bidasoa y la Bahía de Higer la realiza el personal de la ayudantía naval del Bidasoa mediante patrullas marítimas y terrestres”.
El documento, que incorpora un código QR para consultar toda la normativa aplicable, dice así: “Sabía usted que… Existe un Convenio entre España y Francia que regula la pesca en el río Bidasoa y Bahía de Higuer. …Este Convenio se aplica en el curso principal del Bidasoa y su desembocadura desde Chapitelaco Arria hasta la línea que une Cabo Higuer (Punta Erdica) en España con Punta Tumbas en Francia”.
“…El derecho a la pesca en el área del Convenio pertenece exclusiva e indistintamente en España a los habitantes empadronados en Hondarribia e Irun y; en Francia, a los habitantes empadronados en Biriatou, Urrugne y Hendaya. …El derecho de pesca con red o con caña se acreditará por una tarjeta expedida por los Comandantes de las Estaciones Navales. En España, esta tarjeta solamente se expide en la Ayudantía Naval del Bidasoa presentando el documento nacional de identidad y el certificado de empadronamiento”.
Además, continúa el texto, “los ribereños de los dos países podrán pescar con toda clase de embarcaciones. Sin embargo, las embarcaciones empleadas para la pesca, sea con redes o sea con caña, deberán llevar las señales distintivas que indica el Convenio.
Según establece el convenio original, “podrán probarse por testigos o por diligencias escritas y firmadas por el Comandante de la Estación Naval o su delegado, Guardapesca, Policía de Ribera, Agentes del Servicio de Aduana y Policía Municipal”. Y la pesca incautada será “distribuida inmediatamente entre los pobres” del municipio ribereño.
Los "problemas del Bidasoa" en los años 50
Esta regulación, que hoy parece fuera de lugar y difícil de comprender, respondía a la realidad de los años 50 en la zona, después de que se detectasen “problemas en el Bidasoa”. Para abordar dichos problemas se creó una “subcomisión de estudio” que realizó sus propuestas, y que fueron aprobadas en una reunión de la Comisión Internacional de los Pirineos celebrada en París en diciembre de 1958. Se tomó como base varias declaraciones del siglo XIX, entre ellas la “declaración 30 de marzo de 1879, relativa a la delimitación de jurisdicciones de España y Francia en el Bidasoa. El convenio se firmó finalmente en Madrid en julio de 1959 y se ratificó con su publicación en el Boletín Oficial del Estado el 2 de febrero de 1965.
Por aquel entonces, se estableció una horquilla para las multas que iba desde las 240 hasta las 1.440 pesetas. Sin embargo, este convenio sigue activo y ha sido objeto de actualizaciones en las que no se han cuestionado el derecho exclusivo de pesca de los ribereños de la zona.
Actualizada en 2004
De hecho, en la XXXVII reunión de la Comisión Internacional de los Pirineos, celebrada en Madrid los días 10 y 11 de junio de 2004, la delegaciones española y francesa convinieron en acoger favorablemente la propuesta de la comisión técnica mixta del Bidasoa para modificar algunos artículos.
En esa actualización se especificó que quedaba prohibida toda acción de pesca durante la noche, es decir, “desde 45 minutos después de la puesta de sol hasta 45 minutos antes de su salida, desde el puente de Behobia hasta la peña denominada Chapitelaco Arria en la que tiene asiento el primer mojón de la frontera franco-española”. Y se actualizaban las multas en la franja de 40 a 1.000 euros.