Navegan por aguas de Txingudi en una embarcación que no deja indiferente a nadie. De hecho, viene siendo habitual que curiosos y paseantes se paren en la bahía a grabar vídeos y tomar fotografías de la inusual estampa. Ellas reman todas a una. Su espíritu de lucha trasciende la práctica deportiva. Se hacen llamar dragonas vikingas. Son supervivientes del cáncer de mama, el tumor maligno más frecuente, y el de mayor mortalidad entre las mujeres vascas.

“Veremos hasta dónde nos lleva todo esto, pero la verdad es que por el momento la experiencia está siendo superbuena”, se sincera la errenteriarra Naiara Zabala, de 46 años. El primer diagnóstico de la enfermedad le llegó en 2018. El último, el año pasado, del que se recupera actualmente siguiendo tratamiento. “He encontrado en esta actividad una forma de superar en equipo el proceso, tanto desde el punto de vista físico como psicológico y espiritual”, cuenta la mujer, que reside en Irun desde hace dos décadas.

Entrena todos los jueves y domingos. Forma parte del primer equipo de Dragon Boat de Gipuzkoa, formado por mujeres supervivientes de la enfermedad. El novedoso proyecto, impulsado por la escuela de surf HS2 de la localidad, ha sido presentado este lunes en aguas de Hondarribia. La iniciativa cuenta con el respaldo de la Diputación Foral de Gipuzkoa y la implicación de las asociaciones contra el cáncer del territorio, así como del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa.

Las remeras no se ejercitan en una embarcación cualquiera. Los paisanos, tan habituados a las traineras, no dejan de sorprenderse ante esta otra modalidad. El Dragon boat, o Barco dragón, es un deporte acuático nacido en China hace más de 2.000 años. En Europa comenzó a popularizarse a finales de los 80 gracias a las agencias de viajes de Singapur y Hong Kong. Países como Canadá o Francia cuentan ya con una larga tradición, y en los últimos años esta modalidad deportiva ha cogido vuelo en diferentes puntos del Estado.

Aunque con los años esta práctica se ha ido modernizando, se mantiene la estética original del barco, con la cabeza de un dragón en la proa y su cola en la popa, algo que, inevitablemente, sorprende a las gentes de la bahía. Más aún teniendo en cuenta que estas mujeres dan paladas siguiendo la cadencia de un tambor. “La verdad es que llamamos la atención”, sonríe Zabala.

Foto de familia del primer equipo de 'Dragon Boat' con mujeres superviventes de cáncer de mama. Ruben Plaza

Difusión del proyecto en el Camino de Santiago

Esta mujer conoció el proyecto gracias a Iñaki Navascués, presidente de HS2 Surf Center, que en septiembre realizó el Camino de Santiago para dar a conocer el proyecto que tenía entre manos. La escuela llevaba cinco años interesada en adquirir una embarcación de estas características, que se acomodaba a la perfección a la trayectoria de un club que promueve la inclusión y fomenta la igualdad. Finalmente ha podido conseguirla gracias a la colaboración de la Diputación. "Este proyecto pretende ser una vía de escape, un lugar seguro y saludable en el que se generen nuevas redes entre mujeres a quienes les ha tocado el duro trance de afrontar esta enfermedad".

Así se ha expresado la diputada general, Eider Mendoza, que se ha sumado al entrenamiento junto a la diputada de Cuidados y Políticas Sociales, Maite Peña. “Es una propuesta que enlaza con los valores del club, y cualquier persona interesada puede ponerse en contacto”, propone Navascués. El equipo está integrado por 27 mujeres, de las cuales ocho son BSC (Breast Cancer Survivors), como se conoce por sus siglas en inglés a la modalidad específica de mujeres supervivientes de cáncer de mama. En este deporte existen diferentes categorías, y aunque por el momento entrenan sin mayores pretensiones, en un futuro estas deportistas podrían llegar a dar el salto a la competición.

A la hora de enumerar sus bondades, la vecina de Irun resalta los beneficios para la musculatura afectada, gracias a este tipo de remada más bien hawaiana, bien diferente a la que se estila en el País Vasco. Es algo así como ir en canoa, o practicar padel surf pero sentada. “Ese tipo de levantamiento del brazo debe ser muy positivo. Hay médicos que así lo indican, y la verdad es que la propia experiencia es superbuena. Es un deporte intenso en el que trabajas no sólo la musculatura pectoral, dorsal y escapular, sino toda la parte abdominal y las piernas”, detalla Zabala. “Si a todo ello le sumas la experiencia de estar en el agua, en un entorno natural tan bonito, y hacerlo todo ello en equipo, no se puede pedir más”.

También es terapeútico para el linfedema, dice, en relación a una de las secuelas del cáncer, causada por la acumulación anormal del líquido en el tejido blando debido a una obstrucción en el sistema linfático. “El ejercicio ayuda mucho a superarlo. Se trata de encontrarte fuerte, ya que con los tratamientos médicos solemos tener dolores musculares y articulares. La oncóloga siempre me ha dicho que hacer ejercicio es lo que más me iba a ayudar, y la verdad es que está siendo así”, admite la deportista, que a golpe de palada trabaja la sincronización y el trabajo en equipo, rodeado todo ello de un ambiente festivo. “Por las circunstancias de vida que nos han tocado hay una necesidad de superar el miedo, y con este deporte conseguimos poner el foco en algo positivo”. Navascues lo corrobora. “Pasan por una fase difícil, tanto física como psicológicamente, y lo primero que encuentran aquí es un ambiente de equipo que les hace partícipes”.