Casi nueve de cada diez personas atendidas por Cáritas en Gipuzkoa son migrantes que solicitan ayuda a una edad cada vez más temprana, y que encuentran en la vivienda una de las principales dificultades para llevar a cabo su proceso de inclusión social. Las políticas migratorias "restrictivas" y el difícil acceso a servicios públicos esenciales, unido todo ello a una falta de apoyo social y de red familiar, aboca a este colectivo a un futuro "incierto" que les coloca en una suerte de "limbo legal".

La entidad diocesana solicita a las instituciones públicas una mayor "flexibilidad" con los requisitos establecidos para acceder al sistema de protección social y al empadronamiento, la puerta de entrada a derechos básicos y universales, como la educación o la asistencia sanitaria.

Lo dice atendiendo a las cifras que maneja. El 77% de la población atendida por Cáritas Gipuzkoa es menor de 44 años, un colectivo entre el que crece el sinhogarismo debido a esa falta de cobertura social.

"Cada vez vemos más jóvenes en situación de calle. Chavales migrantes de 18 a 23 años, algunos de paso, pero buena parte de ellos con deseo de quedarse entre nosotros", subraya José Emilio Lafuente. El secretario general de Cáritas ha comparecido este miércoles en Donostia para presentar la memoria de 2023 junto al obispo de San Sebastián, Fernando Prado; el director diocesano de la entidad, José Ramón Aramendi; Kontxi Elespe, administradora de Cáritas, y el delegado diocesano Patxi Aizpitarte.

El 77% de la población atendida por Cáritas Gipuzkoa es menor de 44 años

Alertan de que cada vez más jóvenes se deslizan por la pendiente de la exclusión, por lo que piden políticas públicas preventivas que eviten ese escenario. Los datos globales son los siguientes. En 2023 llamaron a las puertas de Cáritas 16.571 personas, distribuidas en 6.317 hogares.

A diferencia de otros años marcados por sucesivas crisis económicas, en esta ocasión no aumenta el número de solicitantes de ayuda. De hecho, son 645 personas menos con respecto a 2022, dato que puede ser reflejo -señala Cáritas- de una ligera mejoría de la situación social.

Migrantes, mujeres y jóvenes

Pero el origen, la edad y el género siguen grabados a fuego como variables que empujan a las personas a la pobreza. Dicho de otro modo: migrantes, mujeres y jóvenes continúan siendo los tristes protagonistas de la exclusión social. Son perfiles que no han variado en los últimos años. Casi nueve de cada diez atendidas son personas extranjeras procedentes de países extracomunitarios, lo que supone cuatro puntos más que en 2022 y quince con respecto a cinco años atrás. "Es una realidad que continúa creciendo, algo que se puede constatar en parroquias de toda Gipuzkoa. En algunas de ellas, incluso, el 100% de las personas atendidas son migrantes de origen multiétnico", revela Aramendi.

El territorio cuenta con una red de 80 acogidas parroquiales que constituyen la primera puerta de entrada a la atención. La labor de las 815 personas voluntarias que hacen posible esa misión se convierte también en una privilegiada atalaya desde la que contemplar el mapa de necesidades sociales. El 51% de la población atendida tiene entre 18 y 44 años, a los que se suma un 26% menor de edad. "Hay muchísimos jóvenes en la calle a quienes no llegamos a atender", reconoce el director diocesano de la entidad.

De hecho, constata que se ha producido un aumento "importante" del número de personas en exclusión residencial severa. Cáritas atendió el año pasado a 897, lo que supone un incremento del 31% respecto al año anterior. “Los datos vuelven a confirmar -recoge la memoria- que el sinhogarismo es una situación social grave que pone en evidencia las dificultades estructurales y sociales con las que se encuentran las personas, en su mayoría hombres extranjeros, en su proceso de inclusión social”.

La mayor parte de esas casi 900 personas sin hogar son jóvenes: 729 tienen entre 18 y 44 años, con un aumento del 71% con respecto a 2022. "El perfil cada vez más joven es un dato que nos preocupa y que tiene que ver con la legislación actual en materia de Extranjería y con las políticas que se están llevando a cabo. Hacen falta políticas preventivas que rompan con la transmisión intergeneracional de la pobreza", reclama Lafuente.

La paulatina mejoría económica sigue sin llegar a 42.200 personas que se encuentran en Gipuzkoa en situación de pobreza severa. Fue una de las principales conclusiones de la cuarta Encuesta de Pobreza y Exclusión Social de Gipuzkoa, cuyos resultados se hicieron públicos el pasado mes de febrero. Una fotografía que coincide con la que ha ofrecido Cáritas este miércoles. A pesar de que Gipuzkoa es un territorio cada vez más cohesionado, la población juvenil figura entre los colectivos que se encuentran en situación más desfavorecida, con tasas de pobreza que llegan a multiplicarse por seis con respecto a las que presenta el resto de la población.

Dificultades de acceso a la vivienda

Las dificultades de acceso a la vivienda no hacen más que agravar la situación. Sigue siendo uno de los principales problemas. A él se destinaron el año pasado el 30% de los 2.994.435 euros invertidos por la entidad diocesana de Gipuzkoa en ayudas económicas directas a familias y personas. En concreto, 890.703 euros destinados al pago de alquileres o suministros.

Cáritas lanza la voz de alerta ente el elevado precio del alquiler de los pisos y las habitaciones, así como los requisitos para el propio acceso. Resalta la “insuficiente respuesta pública” a las necesidades habitacionales y la “incertidumbre” con respecto a las prestaciones de vivienda, como consecuencia del cambio legislativo que las desvincula del sistema de RGI.

La preocupación por esta realidad ha llevado a Cáritas a iniciar este año en Gipuzkoa un análisis exhaustivo del impacto que la falta de vivienda está provocando en la vida de las personas y familias que acompaña. Para ello, ha tomado una muestra de 2.889 hogares. En el 17,7% de los casos analizados no se dispone de ningún tipo de alojamiento, ya que son personas que duermen en "coches, furgonetas" o directamente al raso, según ha revelado Lafuente.

El estudio también detalla que el 21% carece de padrón, y el 68% de los hogares que están empadronados en su residencia habitual y pagan por su alojamiento no tiene contrato de alquiler. A este respecto, Cáritas Gipuzkoa recuerda que la carencia de padrón o contrato social “son elementos de exclusión social”, ya que son la llave necesaria para el acceso a los derechos básicos y universales como la educación, la asistencia sanitaria o el sistema de protección social en general.