Un iceberg artificial fabricado en una empresa de la localidad navarra de Beriain está ya preparado para emprender un largo viaje, de más de 15.000 kilómetros, hasta Australia, donde será la pieza central de una exposición que recuerda en el hundimiento del Titanic en la noche del 14 al 15 de abril de 1912.
En esta exposición itinerante, de la empresa donostiarra Musealia, los visitantes pueden conocer la breve pero legendaria vida de este transatlántico, desde su diseño o su inesperado hundimiento tras chocar con un iceberg en Terranova hasta su hallazgo a cuatro kilómetros de profundidad.
Para dar más realismo a esta muestra itinerante, que tras Australia pasará por Estados Unidos y Austria, Musealia hizo a la empresa navarra Galván Frío Industrial, dedicada al diseño, planificación e instalación de soluciones de refrigeración, una peculiar propuesta: la creación de un iceberg artificial que recreara el que hace 112 años provocó el hundimiento del Titanic.
Musealia, explica a Efe el CEO de la empresa navarra, Santiago Galván, hizo un sondeo por redes sociales de compañías frigoristas capaces de acometer este reto y terminó decantándose por Galván Frío Industrial. Cuando llegó la propuesta, afirmó Galván, lo primero que pensó fue: “Ostras, no he hecho nunca un iceberg, pero, ¿por qué no?”. Aunque reconoció que el encargo les pilló “un poco en fuera de juego”, se pusieron manos a la obra al considerar que era “un proyecto superbonito” y que técnicamente podían llevarlo a cabo.
Su sistema
Para desarrollar el proyecto, la empresa optó por un sistema parecido al de una pista de hielo. Se trata de un iceberg de material plástico de cuatro metros de largo, 60 centímetros de ancho y dos metros de alto, con un esqueleto de acero y una intrincada red de tuberías. Por ellas circula agua glicolada (mezcla de agua y glicol que se utiliza como anticongelante en los circuitos de refrigeración) a diez grados bajo cero.
De esta forma, la humedad ambiente se va condensando y formando una capa de hielo sobre el iceberg, que tiene cierto parecido en su forma con la isla Perejil, ya que el islote fue una de las fuentes de inspiración en la fase de diseño, que se encargó a una empresa externa.
“Nosotros somos técnicos instaladores frigoristas y en tema de arte tampoco es que tengamos demasiada idea”, declaró Galván, quien detalló que se contactó con una empresa de Zaragoza (Architecnica), con experiencia en la elaboración de ninots y figuras grandes, por ejemplo, para parques de dinosaurios. “Ellos son los que nos echaron una mano en el modo artístico, la maqueta del iceberg; el tema técnico ya fue cosa nuestra”, señala.
Un viaje complicado
El envío del iceberg no será tampoco una tarea sencilla. La enfriadora de agua pesa unos 1.200 kilos y la maqueta del iceberg, entre 500 y 600. Ambas partes están ya embaladas en grandes cajas de madera que tienen las medidas adecuadas para que entren dentro de un contenedor marítimo.
Galván subraya que, por encima de todo, trabajar en este encargo “fue muy divertido, también cuando a mitad del proyecto vimos que no nos gustaba y, después de haber invertido un montón de horas, volvimos a empezar y la gente se tiraba de los pelos”. Sin embargo, enfatiza que, “viendo el producto final, estamos muy contentos y podemos decir que sí, que fue divertido”.