Existe una relación directa entre el tabaquismo y algunos tipos de cáncer. Pero, más allá de la forma en la que la adicción al tabaco puede aumentar las probabilidades de padecer cáncer, como cualquier otra adicción conlleva unas ataduras y unas consecuencias muy negativas en el estado de salud general de la persona consumidora.

Como prevenir siempre resulta más rentable, a todos los niveles, que curar, la asociación Contra el Cáncer Gipuzkoa ofrece un servicio de atención psicológica a aquellas personas que decidan dar el paso de apagar el cigarro definitivamente o, al menos, intentarlo, porque las recaídas resultan muy frecuentes.

Maider Sierra es una de las profesionales de la psicología que trabaja en el terreno de la prevención, desarrollando terapias para dejar de fumar con un éxito que, reconoce, depende de numerosos factores, desde la actitud de la persona a sus motivaciones.

En Contra el Cáncer Gipuzkoa, explica Sierra, se ofrece “terapia psicológica grupal e individual”. ¿Por qué? “Estamos hablando de una dependencia y de conductas humanas. Ayudamos a la persona en el proceso de cambiar de hábitos, de deshabituarse de una adicción física a la nicotina pero, especialmente, de una adicción psicológica, que es la que más perdura en el tiempo y la que más veces lleva a la recaída”, abunda.

Las terapias, aunque se desarrollen en grupo, tienen su base en una primera entrevista para “intentar individualizar, en la medida de lo posible, lo que cada persona necesita”. Lo que se busca es “respetar la historia de cada persona”, por lo que se lleva a cabo un encuentro en el que “vemos qué historia tiene cada persona con el tabaco, si lo ha dejado en alguna ocasión, si lo ha hecho qué ha provocado la recaída, cuáles son sus dificultades para dejarlo, etc.”.

De esas entrevistas se extraen los datos que sirven, además, para que “a la hora de crear grupos sean, en la medida de lo posible, lo más homogéneos posible, que las situaciones de las personas sean lo más parecidas posible en edad y vivencias”.

Tras esa primera entrevista con las psicólogas de la asociación, se pasa a “la intervención grupal”, que comienza “con una primera observación” que se fija, especialmente, en “lo automático”. “Las personas fumadoras están hablando por teléfono y fuman, están esperando al autobús y fuman. Lo hacen de forma automática. Las primeras dos o tres semanas las necesitamos para la preparación para dejar de fumar, para lo que utilizamos distintas técnicas y estrategias dependiendo de las necesidades de cada persona”.

A partir de ahí se establece ese “día D para dejar de fumar”. Si la persona tiene una dependencia física elevada, es derivada al médico de cabecera para que le prescriba “la medicación adecuada” en ese proceso. 

En la cuarta semana se da el paso de dejar de fumar. “Ahí empieza lo interesante, cuando la persona se enfrenta al primer día sin fumar, la primera semana sin fumar... Y comenzamos con la prevención de recaídas”.

Según destaca Sierra, las seis semanas posteriores se dedican a la prevención de recaídas. “Solemos ir viendo estrategias personales para fortalecer las cosas que pueden ayudarles a mantenerse sin fumar o detectar las situaciones que pueden provocar que tengan más ganas de fumar”.

En la imagen, Maider Sierra, psicóloga de Contra el Cáncer Gipuzkoa Iker Azurmendi

En esas seis semanas se trabajan estrategias y técnicas para evitar esas recaídas aunque, puntualiza, no son “talleres donde damos charlas y hacemos educación, sino que es algo más terapéutico. Conectamos mucho con la emoción, porque sabemos que la emoción suele estar muy implicada en la recaída. Hemos oído muchos casos en los que alguien dejó de fumar y recayó en una boda, cuando hubo un problema en la familia, ante una discusión, un fallecimiento, etc.”.

Evaluar el grado de éxito de este tipo de terapias resulta muy complicado porque, añade la experta, “depende mucho del perfil de la persona y de su situación. Lo que sí está demostrado es que cuando una persona pide ayuda profesional, sus posibilidades de éxito se multiplican por diez respecto a si encara este proceso sola”.

"La terapia combinada, que suma alguna medicación o sustitutivo nicotínicio al apoyo terapéutico, es la más efectiva"

Maider Sierra - Psicóloga de Contra el Cáncer Gipuzkoa

También está demostrado de forma científica que “la terapia combinada, que suma la medicación o algún sustitutivo nicotínico al apoyo terapéutico, es la más efectiva”, siempre y cuando sea necesaria ya que, subraya Sierra, “no todas las personas que vienen a la asociación tienen esa dependencia física y no necesitan medicación porque su dependencia es más psicológica”.

¿Cuáles son las principales motivaciones que impulsan a una persona a dejar de fumar? “Depende de la experiencia vital de cada persona”. Sierra pone varios ejemplos. En el caso de las personas de entre 30 y 40 años, aproximadamente, la intención “de tener familia” influye mucho y lo hace también que siendo ya madre o padre, sus hijas o hijos “les animen a dejar de fumar”. “La motivación suele ser externa”, apostilla.

Es que, destaca, la motivación tiene una doble cara: externa e interna. La externa se relaciona con factores como los antes citados, presión familiar (incluida la de los nietos) y temas de salud, motivos éstos que tienen más peso “a partir de los 50”. “No hace falta que exista un diagnostico médico. A veces la persona se siente más cansada, en peores condiciones para andar o circunstancias similares. Igual no hay un diagnóstico claro, pero sí una sensación de falta de salud. Por supuesto, también están las personas que tienen un problema de salud diagnosticado”, remarca.

Los problemas de salud, recuerda, vinculados al tabaquismo son numerosos. Si se pone el foco en el cáncer, el consumo de tabaco puede tener relación con el “cáncer de vejiga, porque la nicotina se limpia por esa vía; el del pulmón, temas cardiovasculares...”.

Pero “la motivación que más perdura en el tiempo, porque el miedo tras un susto de salud se acaba yendo, es el tema de la libertad. La gente viene pensando que está harta de depender del tabaco, de pensar que es lo que primero que tiene que meter en la maleta, que ya no quiere seguir con esa atadura”.

Aunque normalmente la gente que deja de fumar y que pide apoyo a Contra el Cáncer Gipuzkoa lleva una larga trayectoria como fumadora, también hay personas que quieren cortar con la adicción mucho antes. “En general quienes vienen son personas que llevan muchos años fumando y que lo han intentando de distintas formas sin conseguirlo”.

Evitar recaídas

Que la persona que ha decidido y logrado dejar de fumar recaiga es un hecho muy habitual. Tanto es así que las psicólogas de Contra el Cáncer Gipuzkoa lo consideran como “dentro del proceso”.

“Nosotras contamos con que habrá recaída, lo consideramos como parte de”, explica Sierra. Esa recaída puede darse mientras la persona se halla participando en la terapia o después. “La mayor parte se da en el primer año. Pero ya se está hablando incluso de dos años, aunque hay quien vuelve a fumar tras diez años sin hacerlo”.

Inicialmente, la asociación realiza un seguimiento de un año. Sierra ilustra el proceso con un ejemplo. “Equiparamos las recaídas con aprender a andar. Cuando una criatura está aprendiendo a andar, se cae”.

Pero si tras realizar el esfuerzo de dejar de fumar llega la recaída, el sentimiento de frustración y de cierto fracaso es muy habitual. “Yo animo a la gente a que si quiere empezar a dejar de fumar, lo haga con la energía, con el tiempo, la disposición y el interés necesario para poderlo conseguir”. Porque, asegura, “aunque de todo se aprende y una recaída puede ser un aprendizaje para la siguiente vez”, el objetivo de dejar de fumar definitivamente tiene más visos de éxito si se hace en las condiciones óptimas. “Es como si quiero hacer deporte, me apunto a un gimnasio pero no voy”, reflexiona Sierra.

Si no se ponen todas las energías y el interés necesario, “podemos llegar a desmotivarnos”. “Si no podemos hacerlo solos, es importante pedir ayuda para no sentir que con esto no voy a poder nunca. Sí se puede, la gente deja de fumar, pero igual a veces tienes que tener un compañero de viaje. Y ahí estamos los profesionales y el apoyo de un grupo con el que compartir y en el que sentirse entendido”, concluye Sierra.