La Fiscalía y la acusación particular han mantenido este miércoles sus peticiones de 32 años y medio de cárcel para un joven acusado de agredir sexualmente en una localidad del interior de Gipuzkoa a su novia, una niña tutelada, cuando él tenía 23 años y ella estaba a punto de cumplir los 15. Las dos primeras jornadas del juicio por estos hechos tuvieron lugar el pasado mes de septiembre en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, aunque en aquel momento se decidió aplazar hasta hoy el final de la vista por la ausencia de una testigo, quien finamente ha declarado este miércoles momentos antes del trámite en el que las partes han dado a conocer sus conclusiones definitivas y sus informes al tribunal.

Ambas acusaciones consideran que el procesado es responsable de un delito de agresión sexual y de otro de abuso sexual, ambos con penetración, sobre una persona menor de 16 años, así como de un delito de maltrato habitual y otro no habitual en el ámbito de la violencia de género, y de otros delitos de coacciones, vejaciones injustas e injurias con la agravante de parentesco.

32 años de prisión

Por todos ellos, reclaman penas que suman 32 años y medio de prisión y 60 días de localización permanente. Asimismo, solicitan que se prohíba al hombre comunicarse con su víctima y aproximarse a ella durante 54 años y que la compense con 20.000 euros por los daños morales causados, entre otras penas accesorias.

La defensa por su parte únicamente admite los delitos de coacciones y vejaciones, por los que solicita la pena mínima, y sostiene que las relaciones sexuales fueron consentidas en un contexto de diferencia de edad pero de "equiparación intelectual" entre ambos.

Los hechos se remontan al año 2020 cuando la víctima y el acusado iniciaron una relación sentimental tras conocerse una noche del mes de junio, fecha en la que ella todavía contaba 14 años, a pesar de que faltaban pocas fechas para hacer los 15. Según la versión de la Fiscalía, durante la "breve relación de pareja" que ambos mantuvieron, el procesado presuntamente ejerció sobre la adolescente "una posición de dominio y control", ya que se habría mostrado "celoso con ella, impidiéndole mantener relaciones sociales o utilizar las redes sociales", además de darle "órdenes" sobre lo que "tenía que hacer o no" e insultarla "de modo habitual".

Centro de menores tutelados

En este contexto, en una ocasión en la que el varón estaba "dominado por los celos", presuntamente "empujó y agarró" a la menor por las manos y las muñecas "haciéndole daño", mientras la insultaba y le acusaba de irse "con otros tíos".

El escrito de la Fiscalía desvela además que el procesado, "a sabiendas" de que la chica tenía 14 años, presuntamente mantuvo con ella varias "relaciones sexuales con penetración vaginal" en el domicilio del inculpado, donde habría pernoctado en distintas ocasiones "pese a que debía hacerlo en el centro de menores tutelado por la Diputación de Gipuzkoa" en el que residía.

El documento incide en uno de los momentos en los que presuntamente se produjeron las relaciones sexuales y ella "trató de zafarse del agarre" del acusado para "evitar" que "continuara con la penetración", a pesar de lo cual él supuestamente "le impidió que se soltara, agarrándola con mayor fuerza las muñecas", "manteniendo el agarre inmovilizador y continuando" con su propósito "contra la voluntad" de la chica.

Después de que la madre de la víctima interpusiera una denuncia ante la Ertzaintza por estos hechos, el varón presuntamente se dirigió a la menor "con intención de presionarla psíquicamente" y "evitar que dijera algo que le perjudicara", advirtiéndole de que si iba a la cárcel "por su culpa" iba a "arruinar" su vida, la de su madre y la de su familia.

Abrazos y besos

A consecuencia de esta "presión", en su declaración posterior ante la Policía Vasca la adolescente manifestó que "nunca había mantenido relaciones sexuales" con el acusado, "salvo abrazos y besos en la boca", detalla el escrito. Pese a lo sucedido, la pareja continuó así con su relación sentimental hasta el 27 de agosto "por voluntad y decisión" de la menor.

No obstante, ya el 4 de septiembre, el procesado se desplazó al exterior del centro de día al que solía acudir la chica para pedirle que le devolviera una chaqueta, momento en el que el inculpado "se tornó agresivo" y le dijo: "te voy a meter una hostia, niñata de mierda, lo que has hecho no está bien".

En la última jornada del juicio celebrada este miércoles, la Fiscalía y la acusación particular han considerado acreditados estos hechos, así como que el hombre conocía la edad de la víctima, cuya declaración es la principal "prueba de cargo" contra el encausado porque, en su opinión, resulta "creíble" y "verosímil", carece de "motivos espurios", resulta "coherente" y cuenta con la "corroboración periférica" de varios testigos.

Por su parte, la defensa ha afirmado que en la vista "no se han acreditado" los hechos debido a una "total carencia de pruebas" y a la existencia de versiones "contradictorias" de la víctima cuyo testimonio ha sido, a su entender, "encaminado" por su progenitora a "romper una relación que no le gustaba".