Durante casi mil años, el origen de la población de los agotes ha sido un misterio. Se han planteado múltiples teorías para tratar de explicar sus orígenes y justificar la marginación a la que se les ha sometido durante siglos, aunque hasta ahora no ha habido ninguna certeza sobre todo ello.
Una cuestión sobre la que ha querido arrojar algo de luz el equipo multidisciplinar de investigación conformado por el doctor Antonio González-Martín y la estudiante de doctorado Alicia Portela-Estévez, de la Universidad Complutense de Madrid; la doctora Amaya Gorostiza, directora de la Unidad de Identificación Genética de PharmaMar; el doctor Yorgos Athanasiadis, de la Universitat de Barcelona; la doctora Araxi Urrutia Odabachian y la doctora Alín Acunha Alonzo, de la Universidad Nacional Autónoma de México. Los resultados de los análisis (vía recogida de ADN) genéticos poblacionales de los vecinos y vecinas del barrio de Bozate, en Arizkun, enclave donde residían los agotes, han sido presentados en el Palacio Lamierrita. Tras estudiar las muestras de 126 personas, los investigadores pudieron ir descartando la mayoría de teorías sobre el origen de los agotes.
Estas hipótesis son de diferente naturaleza. Están las que se basan en orígenes genéticos remotos, y las que hacen hincapié en aspectos culturales. Entre las primeras destacan las que apoyan un origen judío (Oriente Medio), sarraceno (norte de África), vikingo (norte de Europa) o godo (centro de Europa). Las culturales se centran en temas religiosos (judíos, musulmanes o cátaros) o en el desempeño de determinados oficios.
Pero tras desarrollar tres líneas de trabajo para determinar el origen genético de la población (análisis genómicos, estudios del ADN mitocondrial y del cromosoma Y) y, aunque los resultados son preliminares, han llegado a la conclusión de que la población de los agotes tuvo en sus orígenes contribución vasca (70%), francesa (19,2%) y navarra, sin considerar el valle de Baztan (9%), además de pequeñas aportaciones (1,8%) de otras procedencias comunes al sustrato genético europeo.
El origen de los agotes nunca ha estado tan lejos. Amaya Gorostiza, al igual que algunas vecinas, se muestra emocionada con el resultado de la investigación. “Estoy emocionada. Ha sido un proceso muy largo y ha habido momentos muy emocionantes con las familias. Participar fue una apuesta por parte de ellos, después de tantos años, tantas generaciones, tantas normas, tantas prohibiciones… para unas familias que al final, en el fondo, eran de aquí. No eran diferentes. No eran 100% de esta zona pero que se marcaran esas diferencias, esa marginación, fue algo social que vino impuesto por el entorno”, señala.