El número de personas que padecen diabetes se ha cuadriplicado en los últimos 40 años en todo el mundo. En Euskadi afecta a uno de cada 10 vascos mayores de 18 años, es decir, 200.000 personas. Y en el Estado el índice es algo mayor, con un 13,8% de la población, en torno a 5,3 millones de personas.

Según datos de la Federación Internacional de Diabetes (FID), la diabetes afecta ya a casi el 15 por ciento de la población del Estado, uno de cada siete adultos, y es la segunda tasa más alta de Europa. Además, especialmente grave es el dato sobre su detección, y es que un tercio de las personas que viven con diabetes no están diagnosticadas, lo que puede ocasionar complicaciones graves. Entre las que se encuentran la retinopatía diabética, que puede afectar tanto a las que tengan diabetes tipo 1 como tipo 2.

Especialmente preocupante es su afección en la vista. Con motivo de la celebración, mañana, del Día Mundial de la Diabetes, el director científico del ICQO, Javier Araiz, confirma que el riesgo de ceguera en pacientes diabéticos es 25 veces superior al resto de la población

“El problema es que cuando es diagnosticada muchos de los pacientes ya presentan alguna complicación”, explica el doctor Araiz. El director científico del Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología (ICQO), explica que “el 25% de los diabéticos desarrolla una diabetes ocular – llamada retinopatía diabética- la mayor causa de discapacidad visual y de ceguera entre adultos de entre 20 y 64 años en la sociedad occidental. Además el riesgo de ceguera en pacientes diabéticos es 25 veces superior al resto de la población”.

Esta enfermedad común de los ojos es la principal causa de ceguera en adultos en edad laboral. Se produce la retinopatía diabética cuando los niveles altos de azúcar en la sangre dañan los vasos sanguíneos de la retina.

En los estadios iniciales las personas que presentan retinopatía diabética no notan ninguna alteración en la visión, pero “según avanza la enfermedad suele causar disminución de la visión, que en algunos casos no es recuperable”, advierte el oftalmólogo. Por eso, tal y como añade el doctor Araiz, “si le diagnostican diabetes tipo 2, debería hacerse un examen de los ojos inmediatamente para ver si tiene retinopatía diabética, ya que los exámenes periódicos de la vista pueden ayudar significativamente a protegerla”.

En cuanto a los síntomas, el paciente puede tener retinopatía diabética y no ser consciente de ello por no presentar síntomas, ya que en los estadios iniciales de la enfermedad apenas se notan cambios de visión. Sin embargo, a medida que se produce una progresión del problema, los pacientes pueden percibir alguno de los siguientes síntomas: pérdida gradual de visión, visión borrosa o fluctuante (pasa de clara a borrosa), mancha en el centro del campo visual, mala visión nocturna y dificultad para percibir los colores.

Prevención de la enfermedad

El mejor tratamiento de todas las enfermedades relacionadas con la diabetes es la prevención, como evitar la obesidad, el tabaquismo o el sedentarismo, ya que influyen de forma negativa en la retinopatía diabética. Un control estricto de los niveles de azúcar en sangre reduce de forma significativa el riesgo de pérdida de visión a largo plazo, además del control de otros factores como la tensión arterial, el colesterol y los triglicéridos. Además, el oftalmólogo del ICQO advierte de que es clave “realizar los controles periódicos oftalmológicos que permitan detectar signos de retinopatía diabética para contrarrestar las cifras que aún tenemos de esta enfermedad”.

Asimismo, también existen tratamientos para abordar la retinopatía diabética, que son además altamente eficaces para preservar y también prevenir la pérdida grave de agudeza visual. Las terapias disponibles abarcan la administración de fármacos capaces de inhibir el crecimiento de vasos anormales y de corticoides, así como la cirugía.

Sin embargo, el especialista subraya que para ello es necesario atajar el problema con la mayor brevedad posible, ya que cuando la enfermedad está en estadios avanzados es mucho más complicado revertir la situación. “Estos tratamientos son eficaces, ya que evitan la ceguera en el 90% de los casos y ayudan a frenar el desarrollo de la enfermedad ocular, pero veces no pueden contrarrestar el daño que ya se ha producido, dada la condición avanzada de la misma”, concluye el doctor Araiz.

En corto

Dormir

clave para la prevención. La Sociedad Española de Sueño destaca que “tratar y gestionar los trastornos del sueño tiene un impacto positivo en la prevención y el control de la diabetes”. Apunta que hay trastornos del sueño como la apnea obstructiva del sueño y el insomnio crónico que se han asociado directamente con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Y es que el sueño adecuado desempeña un papel crucial en la regulación de los niveles de glucosa en sangre.

Ceguera

provocada por la diabetes. El Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas advierte de que alrededor de 1,5 millones de personas en el Estado podrían sufrir ceguera provocada por una diabetes que desconocen que padecen. Según el último informe del Atlas de la Federación Internacional de Diabetes (IDF), en el Estado existen cerca de seis millones de personas diabéticas, de las que un procentaje muy alto no la tiene diagnosticada.

Control

precoz. Los expertos consideran que los avances tecnológicos y farmacológicos están posibilitando un control más precoz y eficaz de las distintas formas de diabetes (principalmente la diabetes tipo 1 y 2), además de beneficios en la prevención y manejo de las complicaciones asociadas a esta enfermedad metabólica.