El mastín es como un portero de discoteca. Está quieto y vigila. Si se produce un altercado, actúa. Si no, no hace nada”. Ángel José Gambín, presidente de la asociación estatal del mastín español, echa mano de este símil urbano para explicar que, a diferencia de “otros perros, como el doberman y el rottweiler, que son de guarda de propiedades y sí son de ataque”, el mastín español “es un perro noble, tranquilo y que no pelea salvo que se le provoque”.

En la jauría que el pasado lunes agredió mortalmente a una joven de Zamora había, según ha trascendido, varios mastines. “No te digo que todos sean maravillosos, pero una conducta agresiva es realmente excepcional. A veces se forma un grupo de perros que están abandonados o medio asilvestrados y puede derivar en circunstancias como estas, pero lo normal es que los mastines sean serenos con su trabajo y que te avisen. No es un perro traicionero que te esté esperando para atacar”, afirma Gambín, que en 40 años no ha tenido “ni un solo incidente con mastines y he visto cientos, miles”. “Son animales que están constantemente atravesando pueblos y caminos con el pastor y las ovejas. Si fueran potencialmente agresivos, hace muchísimos años que habrían desaparecido de esta función”, argumenta.

No ponerse nervioso, no chillar ni salir corriendo son algunos de los consejos que ofrece cuando uno o varios mastines se cruzan en el camino. “Si chillas o coges el palo, le estas diciendo: Vamos a pelearnos y el animal sale a defender su territorio, su ganado. Hay que ser humilde, prudente, agachar las orejas, dar la vuelta y marcharse tranquilamente. Es muy extraño que ocurra una acción violenta”, insiste.

Otra opción es “rodear el ganado de forma lo suficientemente amplia como para que el perro deje de sentir que eres una amenaza y vuelva a su posición”, propone. El problema surge, advierte, “cuando intentamos atravesar un ganado o acercarnos. Incluso algunos imprudentes ven al perro tan mono y tan grandote tumbado en el campo que no se les ocurre otra cosa que ir a verlo, acariciarlo o hacerse fotos con él. Al final, el animal actúa como él está genéticamente dotado para vigilar el ganado”.

En caso de ir en bici, recomienda bajarse y retroceder, y si se lleva un perro, que sea “atado y por caminos que permitan ver con distancia dónde te encuentras”. “Normalmente si ocurre algo, suele ser por un descuido o una imprudencia de las personas”, concluye. l