La dura realidad de la calle sigue llamando a las puertas de Cáritas, que en lo que va de año ha atendido a 758 personas sin hogar, superando así al total de acompañamientos que realizó la entidad en todo 2022, cuando se respondió a las necesidades de 750 desfavorecidos. “Las administraciones públicas están haciendo un gran esfuerzo y aumentando los recursos, pero no son suficientes porque la realidad que atendemos, sobre de jóvenes migrantes en situación de calle, va a más. Es importante que la administración esté cerca, y que haga de puente ”, ha advertido Sergio Corchón, responsable de recursos de personas sin hogar en Cáritas Gipuzkoa.

Los datos reflejan que el sinhogarismo afecta en el territorio principalmente a hombres. En concreto, nueve de cada diez personas acompañadas este año. Prácticamente el 90% son de origen extranjero -de Marruecos y Argelia, en su mayoría- un 85% de ellos menores de 44 años. “Estamos hablando de jóvenes con ganas de trabajar y habilidades. Muchos tienen estudios, con carreras en sus países de origen, pero presentan dificultades a nivel de familia, de amistades y de redes sociales”, ha señalado Corchón durante un desayuno informativo junto a Rosa Hernández, responsable del área de vivienda y centros residenciales.

El encuentro se ha celebrado con motivo de la campaña de sensibilización hacia el colectivo que tendrá lugar este próximo domingo en todo el Estado, de la mano de Cáritas, bajo el lema Comparte tu red, no dejes que se queden fuera de cobertura. Una iniciativa con la que se quiere hacer hincapié en la importancia de estrechar vínculos y tejer redes sociales, “esas que nos sostienen a todos nosotros y a ellos les faltan”, según han enfatizado.

Estamos ante un tema pendiente, todo lo que tiene que ver con lo relacional, con lo comunitario”, indica Hernández. Cáritas está impulsando en ese sentido un modo de ocio inclusivo, lo que ha permitido en los últimos meses que personas sin hogar hayan podido acudir al Zinemaldia, o visitar el museo de San Telmo. Se quieren crear espacios accesibles para acercar a la sociedad a este colectivo tantas veces invisible. "Son personas que se están encontrando con numerosas trabas, empezando por el padrón, un trámite que para la población en general puede parecer muy sencillo pero que en su caso resulta muy complejo”, ha destacado Corchón.

Llamamiento a facilitar el padrón social

Cáritas hace un llamamiento a los ayuntamientos de Gipuzkoa a que faciliten “el padrón social”, una figura que actualmente contemplan pocos municipios del territorio -Donostia e Irun- y que puede facilitar “la línea de salida en el proceso de inclusión de estas personas, ya que a partir de ahí comienzan a generarse derechos de arraigo, y acceden así a servicios públicos”.

Hoy por hoy, aun siendo el salvoconducto a los derechos más básicos, el padrón sigue siendo complicado para el colectivo. “Es difícil. Tiene que haber un vínculo con los servicios sociales, un proceso, y todo eso lleva un tiempo. No es para nada automático, pueden discurrir meses”, señala Corchón, para quien el padrón social, de la mano de los ayuntamientos, podría allanar ese itinerario administrativo tan tortuoso.

El empleo para este colectivo también está prácticamente vetado, al menos durante los dos primeros años de estancia en Gipuzkoa, y sólo una vez obtenido el padrón, según establece la Ley de Extranjería. A partir de ese plazo se puede solicitar el permiso de trabajo -en virtud del arraigo por formación-, lo que en la práctica se traduce en un compás de espera mínimo de tres años. “A nadie se le escapa que estamos hablando de mucho tiempo para personas que se encuentran en una situación tan vulnerable”, ha indicado el responsable. La vivienda, convertido en problema de primer orden para el conjunto de la sociedad, es en este caso extraordinariamente complejo, y esa búsqueda de alternativa habitacional suma otro quebradero de cabeza.

El encuentro con los medios informativos ha tenido lugar en Hotzaldi, en el alto de Ategorrieta, el centro de acogida nocturna para personas en situación de exclusión social y residencial, donde se ofrece un espacio de descanso a treinta personas cada día. Este recurso acoge al perfil tipo de vida en la calle: hombre, joven y extranjero. “Personas con muchísimas ganas de trabajar, de poder desarrollar su vida”, ha recalcado el responsable. Un centro en el que se hace un trabajo de acompañamiento, escucha y orientación con estos jóvenes.

Recursos a pie de calle

Entre los cinco proyectos de Cáritas Gipuzkoa para responder a las necesidades más básicas de las personas sin hogar también figura el Aterpe, en el barrio de Amara. Aquí se encuentran personas más dañadas por la vida de calle, con una situación más cronificada y donde los temas de salud pesan mucho. Es un recurso nocturno -que financia la Diputación- para un total de 22 personas, y centro de día con 32 plazas.

La entidad social cuenta con otro centro, Trintxer, ubicado en Pasaia y en el que se atiende a un total de 25 hombres en situación de exclusión “severa” y cronificada. Este recurso comparte edificio con Emeki, centro residencial para mujeres en vías de inclusión. A todos estos dispositivos se suma el centro residencial Sorabilla, ubicado en Andoain, y destinado a jóvenes en situación de exclusión.

Cáritas destaca que la acción del voluntariado resulta fundamental para atender a todas estas personas. “Sin su apoyo y colaboración nuestro trabajo no sería posible”, reconocen desde la entidad diocesana, que agradece el trabajo de las 236 personas voluntarias que participan en el acompañamiento de las personas sin hogar.

“Hacen falta estrechar lazos, y por eso nos unimos al lema de este año. Queremos dar un toque de atención ante la falta de relaciones que tienen las personas sin hogar. Concienciar a la sociedad de la importancia de los gestos sencillos. Podemos ayudar con pequeños gestos, simplemente con un saludo”, explica Hernández. Precisamente, para abrirse al barrio y estrechar lazos con vecinos y vecinas de Pasaia, este domingo se celebra una jornada de puertas abiertas en los centros Trintxer-Emeki (Ulia etorbidea, 3). Tendrá lugar de 12.00 a 14.00 horas, con un pequeño acto central de agradecimiento a las 13.00 horas.