Dice que apenas ha dormido tras lograr la gesta, y que ni siquiera tiene agujetas. Por lo pronto la alegría y la satisfacción por haber cruzado a nado las costas del Estrecho de Gibraltar pueden más que el propio cansancio. “Con el subidón que tengo, ni duermo”, reconoce a este periódico Txaro Tomasena, que se ha convertido, a sus 77 años, en la mujer más longeva en cruzar a nado las costas del Estrecho de Gibraltar.

La guipuzcoana compite desde 2012 y durante la última década se ha presentado a diferentes campeonatos, estatales y mundiales. “He nadado en mares y ríos, pero el Estrecho me ha puesto del revés, menos mal que he entrenado tan fuerte”, asegura la deportista, que continúa en Tarifa, desde donde tiene previsto desplazarse mañana a Urnieta.

“Desde que me plantearon el reto en 2014 han surgido muchas complicaciones, pero este año había llegado la hora de la verdad. Y he de decir que no me ha sobrado ningún entrenamiento porque me he encontrado unas condiciones muy duras y exigentes”. Contra ellas ha tenido que bregar durante los 16 kilómetros que separan Cádiz de la costa marroquí, en una travesía en la que ha invertido 6 horas y 23 minutos. El reto tuvo lugar el martes, tras lanzarse al agua con neopreno para protegerse de la baja temperatura del mar.

La Asociación de Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar (ACNEG), que homologa oficialmente los registros, ha expresado estos días su “total admiración y respeto” a la nadadora, que ha demostrado que “nunca es tarde para conseguir un sueño”.

Según cuenta ella, no hay más secreto que una férrea disciplina. “En nueve meses no he fallado en ningún entrenamiento, he cuidado la alimentación y he seguido las indicaciones de los fisios. A mi entrenadora, Irati, le solía decir: mira, no sé si llegaré a cruzar el Estrecho pero me quedo con todo lo que estoy aprendiendo durante este proceso, con la dedicación, con la seridad y la constancia”, relata Tomasena, a quien le acompaña su entrenadora.

La veterana deportista revela que en la recta final de su puesta a punto, el sábado pasado, cubrió a nado “y a ritmo de competición”, la travesía Getaria-Zarautz, como este próximo fin de semana harán miles de nadadores. El único entrenamiento que no ha seguido durante estos meses fue precisamente el del domingo, cuando tenía previsto nadar por la bahía durante cuatro horas y media. No pudo hacerlo por una lesión de última hora en la muñeca cuando se quitaba el neopreno. “Es la única sesión que me he comido”, sonríe.

“La verdad es que estoy muy contenta, y además lo he logrado a la primera, algo que no es nada fácil”, reconoce la deportista, que tiene ya en su haber una travesía muy cambiante. “Al principio me encontré con olas a favor, pero a mitad de recorrido el viento cambió de poniente a levante. Menos mal que iba bien preparada”, insiste.