La nueva estrategia vasca de Salud Mental que perfila el modelo de atención en la era postpandemia será presentada “con toda probabilidad en septiembre”, según ha revelado este lunes en Donostia el director de Atención Sociosanitaria del Departamento de Salud del Gobierno Vasco, José Antonio de la Rica. El borrador, que ya ha sido elaborado, refuerza la necesidad de fomentar la “autonomía” de la población atendida, que continúa acusando los efectos de la crisis sanitaria.

El psiquiatra, que ha participado en un curso de verano de la UPV-EHU sobre el Cambio de paradigma de la atención a la salud mental, aboga por sellar “un pacto intergeneracional” en una sociedad vasca cada vez más envejecida que “necesita una estructura comunitaria más compacta”, en la que los problemas de salud mental tantas veces guardan relación con la soledad no deseada.

La población de más de 65 años aumentará en 118.300 personas de aquí a 2031, según las proyecciones demográficas elaboradas por el Instituto Vasco de Estadística, Eustat. En una década, este amplio colectivo pasará a representar el 27,7% de la sociedad. El mayor incremento se producirá entre la población de más de 80 años, que crecerá casi un 30% hasta las 202.300 personas, el 9,1% del total.

Durante los últimos años -especialmente desde el tsunami de la pandemia- se ha puesto el foco en los problemas de salud mental, pero con especial incidencia en la población infanto-juvenil. El psiquiatra alude a la población más envejecida, porque “cuando hablamos de personas mayores y trastornos mentales se produce la tormenta perfecta, porque hablamos de edadismo, capacitismo, exclusión y estigma”.

El director de Atención Sociosanitaria del Departamento de Salud del Gobierno Vasco aboga por cambiar la mirada social. “Es como si esa persona quedara contaminada por una etiqueta negativa que permea todo. Dejamos de hablar de padre o madre para describir a esa persona como esquizofrénica, y lo malo es que todo ello se traduce en el autoestigma, al interiorizar los propios afectados estereotipos que impiden su recuperación”, alerta.

“A partir de ahí es muy difícil que esa persona sea aceptada y oída como el resto de la sociedad”, asegura el experto, quien subraya la necesidad de normalizar la enfermedad mental. “Aunque en ocasiones es crónica, muchas personas debutan en ella a una edad avanzada, como consecuencia de dolencias neurogenerativas”, recuerda.

La esperanza de vida del 'baby-boom'

Una situación que, según todas las previsiones, cada vez va a ser más frecuente en la medida en que la generación del baby-boom vaya alcanzando -y supere- la edad media de esperanza de vida libre de discapacidad, que actualmente se sitúa en torno a los 72 años. “La atención integral de cada persona va a ser una parte fundamental, y ello nos propone un reto importante, porque es preciso reunir todo lo que ahora está disperso entre el ámbito sanitario y social”, advierte el psiquiatra.

El objetivo del Gobierno Vasco es “reforzar el cuidado institucional en la comunidad”, lo cual “no implica” que deje de ser necesario habilitar nuevos recursos en centros residenciales para personas mayores. De hecho, el mapa de prestaciones previsto propone aumentar a 2.009 el número de plazas de aquí a 2030. Según indica de la Rica, será necesario implantar la consulta psiquiátrica en estos centros, como ya comienza a ser una realidad en los territorios vascos.

Tras su ponencia, de la Rica ha participado en una mesa redonda junto a Josep Pifarré Paredero. “No estamos aquí para aceptar aquello que no se puede cambiar, sino para cambiar aquello que no se puede aceptar”. El psiquiatra catalán, director corporativo asistencial de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, se ha hecho eco de las palabras del profesor Manel Castillo para advertir el cambio de paradigma de los próximos años.

“Estamos viviendo un cambio de época. Nos tenemos que adaptar. Ya no vale decir que toda la vida lo hemos hecho de otra manera”, señala el experto, quien aboga por reforzar las políticas “en la línea de los QualityRights”. Así se conoce la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuyo propósito es mejorar la calidad de la atención y el apoyo que prestan los servicios sociales y de salud, “promoviendo los derechos humanos de las personas con discapacidad psicosocial, intelectual y cognitiva”.

Cooperativas del 'cohousing'

Paralelamente, de la Rica defiende el fomento de las viviendas colaborativas, un modelo también llamado "cohousing" para compartir espacios habitacionales que se desarrolla principalmente a través de cooperativas. Las viviendas colaborativas, implantadas desde hace tiempo sobre todo en los países del norte de Europa, tienen zonas y servicios comunes en función de las necesidades de las personas que se unen en cooperativas para compartir esos espacios. “Vamos hacia un pacto intergeneracional, a la convivencia con personas que no son de tu familia. Es un elemento interesante a partir de ahora”, sostiene el experto.

Pifarré subraya que “se precisa una continuidad en los cuidados, hace falta crear itinerarios que sean realizados por equipos únicos. En salud mental hemos de conseguir recursos comunitarios. Es clave que los servicios asistenciales acompañen a la persona a lo largo de los años, y el problema es que el sistema no está organizado así. Estamos ante un reto”, asegura Pifarré, quien apunta a la paradoja del contexto actual cuando le preguntan por el número de facultativos disponibles.

“Es un hecho que faltan profesionales, pero a su vez nunca había habido tantos psiquiatras como ahora. Hay muchísimos más que hace veinte años, por lo que igual deberíamos plantearnos si no estamos haciendo las cosas mal y nos falta algo más previsión. Parte del problema puede ser también competencial. Hay muchas prácticas médicas que podrían recaer en Enfermería o en terapeutas”, expone a modo de ejemplo.