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Vínculos que cierran las heridas del racismo

El programa Urretxindorra ha unido a universitarios y estudiantes de Grado Superior con niños inmigrantes a través de mentorías con las que integrarlos en el territorio y canalizar sus gustos

Vínculos que cierran las heridas del racismoN.G.

Con tan solo once años Maïmouna Fofana llegó a Gipuzkoa desde Malí. Aquí se encontró con una sociedad extraña, un idioma que no entendía y un entorno que no estaba acostumbrado a su color de piel. Ahora, esta joven universitaria que acaba de finalizar el segundo año del grado de Trabajo Social ha visto como su historia se repite en una niña de diez años con orígenes mexicanos que ha sufrido bullying. A través de una mentoría impulsada por el programa Urretxindorra del Gobierno Vasco y de SOS Racismo, ha tratado de darle todo el apoyo que ella no tuvo y fomentar la integración de la menor canalizando, además, sus gustos e inquietudes.

“Siempre he querido trabajar con niños de fuera, así que cuando conocí el programa no lo dudé. Me alegra muchísimo poder darle a una niña lo que yo no tuve”, cuenta a este periódico Fofana, una de las mentoras que han participado este curso en la iniciativa. Desde 2013, cada año, estudiantes de Universidad o Grado Superior comparten tres horas semanales con niños y niñas inmigrantes de entre 10 y 14 años con los que crean un vínculo especial fuera de los colegios y la familia.

En el caso de Fofana, lo ha hecho con una niña de 10 años que, aunque nació en Gipuzkoa, se marchó con dos años a México, país de nacimiento de su padre, para regresar recientemente. “Ella se siente de fuera porque lo ha pasado muy mal. Se han metido con ella y como defensa dice que es mejicana”, indica su mentora, que se ha visto reflejada en ella. “Yo también sufrí racismo por el color de piel. Yo soy negra, así que cuando la conocí no entendía como también se podían haber metido con ella solo por ser más morena que el resto. He visto en ella lo que sentí yo”, cuenta.

Esta vivencia compartida ha acelerado el vínculo entre ambas hasta el punto de que la niña ha ido dejando los prejuicios atrás. “El euskera, por ejemplo, le genera rechazo porque lo asocia al colegio y a pasarlo mal. Yo he intentando que hablase conmigo durante las tres horas en euskera y, aunque a veces hay palabras que las dice en castellano, hemos conseguido comunicarnos solo en euskera”, explica Fofana.

En esas tres horas semanales, las dos han compartido diferentes experiencias: desde ir al museo hasta acudir al cine o ver un partido de fútbolo de baloncesto. “Es una niña muy inquieta, por lo que no puede estar mucho rato sentada, así que hemos buscado planes más movidos. Siempre, además, hablándolo con ella y buscando lo que más le gusta”, señala.

De este modo, la mentoría le ha servido a la niña para canalizar sus gustos y adaptarse a los entornos en los que se pueda sentir más cómoda. “Para ello hay que agredecer mucho la labor que hace SOS Racismo, que busca planes cada semana y trata de adaptarlos a cada menor”, revela Fofana.

Amigas para siempre

SOS Racismo comenzó el proyecto en Gipuzkoa en el curso 2013/14 y desde entonces han participado más de 300 parejas de estudiantes y menores. Además, al proyecto se han sumado también Zehar Errefuxiatuekin en Araba y Fundación Ellacuría en Bizkaia. Todos ellos participarán este sábado en una fiesta de final de curso en el estadio de Anoeta de Donostia.

“Son niños que han pasado por un poco de todo. No todos han sufrido bullying, pero es gente que no está integrada al 100%”, cuenta Fofana, al tiempo que añade que la mayoría de los participantes son procedentes de Latinoamérica. “Necesitan estar bien y ser felices en otros entornos”, agrega.

Las mentoras también descubren nuevos círculos, como los que forman entre ellas mismas, o el que generan con los propios niños. A este respecto, la joven de Malí tiene claro que ha ganado "una amiga para toda la vida”. “Cuando terminó el curso la niña se echó a llorar porque ya no nos íbamos a ver cada semana. Yo no sé si seguiré de mentora, pero tengo claro que seguiré viendo y quedando con ella”, reconoce con una sonrisa.