El Euskal Itsas Museoa del puerto, en el muelle donostiarra, acoge una exposición que homenajea precisamente al lugar que la recibe. El nombre no deja espacio a la duda: Moilak. Tradicionalmente innovadores.

Xabier Alberdi, historiador y director del museo donostiarra, ofició de guía en la visita que NOTICIAS DE GIPUZKOA realizó a la muestra en la que la actividad en los muelles, los vascos y en especial el donostiarra, es la protagonista.

¿Por qué Moilak? La elección del nombre tiene su aquel. Y se explica así: “En euskera Moila es el nombre que más habitualmente se emplea en la costa de Gipuzkoa para referirse a los puertos” sobre todo, especifica Alberdi, en la “zona centro” de la costa guipuzcoana y algunos municipios costeros de Bizkaia. 

Quien acuda a Itsas Museoa podrá disfrutar de los fondos con los que cuenta el museo para mostrar la evolución y el desarrollo de los puertos.

Joyas vinculadas al mar, desde grabados a maquetas, pasando por prototipos de motores o cestas que recuerdan cómo se transportaba el pescado en otra época.

Paso a paso. En la planta baja el visitante se encuentra con algunos conceptos generales con los que llenar su mochila para dar continuidad al recorrido en la primera planta, en la que se recoge la evolución de los puertos y de las actividades directa o indirectamente vinculadas a los mismos.

Pero no es ésta una exposición que deje huella por la mera muestra de objetos. Va más allá, y las visitas guiadas brindan la oportunidad de conocer historias secretas, y no tan secretas, ocurridas al borde del mar, en el lugar donde se embarca a la pesca, al exilio, al disfrute.

Acceso a la muestra Ruben Plaza

¿Tradicionalmente innovadores? Lo explica Alberdi. Más allá de la casi mítica vinculación de la actividad de los barcos vascos con la pesca en Terranova, los puertos han jugado un papel clave en la industrialización y el transporte de mercancías, siendo la puerta por la que salía lo que en estas tierras se trabajaba o se perfeccionaba.

Muchos cometidos y cuatro conceptos de partida: puerto, mar, innovación y unión entre tradición e innovación.

Los conceptos se traducen en objetos, en huellas. Un primer paso en la muestra vale para que el visitante se conciencie sobre la importancia de los puertos, incluso como herramienta de demostración de poder.

Barcos que pescan y que hasta hace unas décadas, pocas, almacenaban el pescado en cajas de madera. ¿Qué pasó? Que el pescado de la caja situada más abajo de la pila recogía la sangre y restos que caían de las de arriba. La solución llegó de Getaria, donde un ingeniero de la fábrica Indaux ideó una solución: cajas plásticas con un sistema para que el agua saliera por las esquinas a modo de cañería sin tocar a la de abajo. Hablamos de principios del siglo XXI.

Muchas más cosas en este paseo didáctico en el que queda muy claro la importancia del mar en la cultura vasca y, más en concreto, en la donostiarra y la de Gipuzkoa, que incluyen en sus escudos la representación de ese mar que tanto les ha dado. 

El visitante puede también puede seguir en una pantalla el movimiento de los barcos en todo el mundo. Impresiona el tráfico marítimo.

Tradicionalmente innovadores. Tradición e innovación no están contrapuestas, se innova desde la tradición. Y se comprueba en la forma en que las empresas de Gipuzkoa han ido evolucionando, desde los motores de vapor a los de explosión. Los ejemplos, en vivo y directo, se muestran en la exposición.

Recorrido cronológico

Suma y sigue. En la planta primera toca realizar un recorrido cronológico, desde la pesca de la ballena a los astilleros y su cambio de los cascos de madera a los de hierro. No todo era legal, el contrabando y los corsarios han dejado su rastro.

Las guerras, desde las napoleónicas a la carlista o la Guerra Civil. Todas se dejaron notar en el mar, en los barcos. La exposición brinda la oportunidad de conocer las embarcaciones que de alguna forma fueron testigo o agente activo en estas contiendas.

Cuadro con los barcos de apoyo a las tropas carlistas en la bahía donostiarra Ruben Plaza

Curioso es el grabado original en el que se puede observar cómo llegan a la bahía donostiarra, en la primera Guerra Carlista, las embarcaciones enviadas por Gran Bretaña y Francia para apoyar a las tropas liberales a cañonazos, mientras en el puerto la gente les observa y desde distintos puntos de los montes del entorno se les replica.

En la muestra que mira a los puertos vascos en general y a los de Gipuzkoa en particular, se le ha dado, como no podía ser menos, un papel protagonista al muelle donostiarra, desde donde salieron “miles y miles de personas” con la entrada de las tropas franquistas. La fotografía de un barco de Cementos Rezola que parte desde el puerto da triste testimonio de lo que ocurrió.

Destaca una maqueta primorosa de un barco realizada por el oriotarra Jexus Mari Perona, que antes de jubilarse trabajó en ETB y se encargo de diseñar y construir elementos tan singulares como Totolika, el avión de Txirri, Mirri y Txiribiton.

Esta muestra, que podrá ser visitada hasta inicios de 2024, tiene distintas etapas profusamente explicadas y documentadas que evidencian que Euskadi con la industrialización ocupó lugares de preferencia a nivel internacional en lo que a las actividades vinculadas al mar se refiere.

El casco de un barco antiguo en la exposición de Itsas Museoa Ruben Plaza

Las primeras máquinas de vapor se trajeron de Inglaterra y una réplica en pequeña escala de aquellas, realizada por el titular de un taller que se situaba en la lonja que hoy ocupa el restaurante La Rampa, se expone en Itsas Museoa, donde se da fe de cómo fue en Gipuzkoa, en Zumaia, donde se realizó el primer motor de explosión en el Estado.

De este modo se fue sumando la construcción de los cascos a la de los motores, abriendo camino y pasando de los cascos de madera a los de metal. Euskadi, de nuevo pionera, fue tirando del carro de numerosas empresas auxiliares.

¿Y la pesca? Pasa a ser a motor y a tener un desarrollo importante a todos los niveles. Incluso en los anzuelos. La empresa noruega Mustad se afincó en Tolosa, proponiendo importantes avances en la materia. Fue la primera de este tipo en el Estado. 

Apartado para las curiosidades. Lo explica Alberdi: fueron los empleados de Mustad quienes acercaron la práctica del esquí a estas lides, en concreto a Aralar, desde Noruega.

Donostia por delante

 Según se explica en la muestra, Donostia fue el primer puerto del Estado en contar con barcos de pesca motorizados. Un hombre de empresa apellidado Mercader trajo a Donostia el barco Mamelena desde Inglaterra, allá por 1879. 

Algunos motores en la muestra Ruben Plaza

Donostia se convirtió en enclave central de la pesca de arrastre, creciendo de tal modo que no lo pudo asumir, por lo que la flota se trasladó a Pasaia. 

También fue Donostia el puerto de acogida de la primera flota de bajura a nivel estatal. 

La lista de historias que se recogen en la muestra, que deja testimonio a través de diversos objetos, desde maquetas a planos y reproducciones; es larga y no olvida el apartado vinculado a la gastronomía, con el foco puesto en las conserveras.

Barcos pesqueros que se transformaron en buques de guerra, barcos que navegaron a Groenlandia, barcos que pescaron cerca, otros muy lejos... De todo eso da fe la muestra, que recoge también un apartado dedicado a la elaboración de la indumentaria necesaria para la pesca y la venta del pescado, un apartado que asumió en gran medida la mujer.

Más curiosidades a las que tiene acceso el visitante con documentos que lo acreditan: la Sociedad Humanitaria de Salvamentos Marítimos nació en Donostia en 1879. De nuevo pioneros a nivel estatal.

Para despedir el recorrido se propone un encuentro entre el pasado y presente. El visitante puede abrir la ventana y mirar el muelle donostiarra de hoy mientras observa los planos que sirvieron de base para su construcción.

Más propuestas que miran al mar

 Además de las visitas guiadas a la exposición sobre la historia de los muelles, Itsas Museoa propone recorridos también guiados por el puerto. En colaboración con la Kofradia se llevan a cabo visitas que proponen una aproximación al hoy y el ahora del muelle donostiarra. En el transcurso de la misma se realiza una visita a un barco pesquero, en el que el visitante recibe las oportunas explicaciones del patrón, y después puede degustar un pintxo en la propia Kofradia. Otra propuesta que se está llevando a cabo es la de la visita a distintos puertos de la costa vasca. Hasta la fecha se han organizado en Mutriku y Zumaia, aunque el objetivo es seguir viajando por el litoral para evidenciar “que la cadena de la innovación no se ha roto”.