La actividad era frenética en la sede donostiarra de la Universidad de Deusto. Alrededor de 350 chavales, divididos en 22 equipos, más los respectivos acompañantes, los voluntarios y el jurado, han convertido este sábado por la mañana el campus en un hervidero de gente debido a la disputa de la final de la First Lego League Euskadi. Unos presentaban sus proyectos, otros afrontaban las pruebas prácticas y otros daban los últimos retoques a sus proyectos. Una divertida locura.

Es ya la 14ª edición que en Euskadi se celebra la First Lego League, la cuarta en Donostia, y, además de Deusto, Mondragon Unibertsitatea ha sido la otra sede guipuzcoana de este evento organizado por Innobasque y Fomento San Sebastián. La temática en esta ocasión era la energía y su ciclo de vida, es decir, la generación, la distribución, el almacenamiento o las nuevas fuentes de energía. A partir de ahí, escolares de todo el Estado -en Gipuzkoa participaban alrededor de 350, pero esa cifra aumentaba a más de 2.000 en todo Euskadi- han participado con el objetivo de clasificarse para la final que se celebrará el 25 y 26 de este mes en Murcia.

Uno de los dos equipos premiados en la sede de la Universidad de Deusto en Donostia ha sido el de Axular Lizeoa (el otro ha sido Santo Tomas Lizeoa), cuyo robot ha superado con éxito casi todas las pruebas a la que se ha visto sometido en un circuito. Por ejemplo, el robot debía recoger unas piezas y llevarlas a otro lado, entre otros retos. “Las misiones ya las conocíamos y debíamos tener el robot programado para intentar superarlas. Hoy solo era cuestión de ponerlo en marcha y cambiar algunas piezas dependiendo de la misión”, explica Carlota Bereziartua, una de las integrantes del equipo, fomado por 9 estudiantes de 1º de Bachillerato.

Equipo de Axular, que ha sido uno de los ganadores de la First Lego League Euskadi. Iker Azurmendi

El robot está formado por piezas de Lego, ruedas, una controladora y varios motores: dos centrales para mover las ruedas y otros dos para mover otros engranajes”, explican Pau Buj (estudiante de Ingeniería) y Aimar Luis (estudiante de 2º de Bachillerato en Axular), entrenadores del equipo.

Además de programar un robot para superar los retos en el circuito, los participantes tenían que presentar un “proyecto de innovación” que tuviera que ver con la energía. “Nosotros hemos hecho una especie de calefactor para calentar agua que luego servirá para lavar las bandejas del comedor”, indica Carlota. “Son tuberías de agua que se calientan por medio de energía solar, lo que ahorra muchísima electricidad”, añaden Pau y Aimar.

Los alumnos, entrenadores y profesores han dedicado unas cuantas horas a estos proyectos: “El robot lo hemos programado en clase de Tecnología, que son tres horas semanales. Empezamos con esto en septiembre. Y aparte le dedicamos algunos días en Navidades y también algún sábado por la mañana. Pero estas cosas se hacen a gusto”.

No ha tenido tanto tino en el circuito el robot programado por los chavales y chavalas de Primaria de Fleming Ikastetxea (Villabona), de ahí que fuera comprensible su cara de decepción -que rápidamente han superado- después de tantas horas invertidas. Pero más que el resultado valoraban, tanto los propios alumnos como la tutora, Maritxu, el proceso.

Maritxu y sus alumos de Fleming Ikastetxea, en Villabona, contentos tras su participación. Iker Azurmendi

“Hemos estado cinco meses con esto en varias asignaturas. Nos ha gustado mucho”, decían a la vez varios chicos y chicas de este variopinto grupo del centro villabonatarra. “Es mejor que escuchar la chapa de los profesores”, se atrevía a decir uno de ellos, más jóvenes que los de Axular.

Maritxu, la aludida, se reía. “Son muy espabilados para esto. Ha sido mucho trabajo, porque empezábamos de cero. Es el primer año que hacían robótica y programación. Yo misma he ido aprendiendo con ellos”, reconocía. “Le he enseñado yo”, añade uno de sus alumnos.

De 6 a 9 años

Los grupos que programaban un robot y además tenían que presentar un proyecto sobre la energía eran de edades que van desde los 10 hasta los 16 años. En la categoría de más pequeños (de 6 a 9 años) el plantemiento era distinto y los grupos debían construir una maqueta con piezas de Lego y también hacer una presentación sobre algún aspecto de la energía. En edades tan tempranas, se podría decir que el concurso es una ‘excusa’ para que los niños y niñas se introduzcan en estos conceptos tan importantes de cara al futuro.

English School ha participado con alumnos de Primaria, que muestran su maqueta. Iker Azurmendi

Era el caso del English School de Donostia, que ha participado con dos grupos, uno de 1º de Primaria y otro de 4º de Primaria, con Leire Marinas, la madre de una de las niñas, como organizadora. “He sido jurado del concurso y me animé a proponerlo en el colegio. Ha sido una actividad fuera del horario escolar, así que ha sido un esfuerzo”, comenta.

Los chavales han construido una maqueta de una ciudad con piezas de Lego y Leire ha aprovechado para hablar tanto de la “energía de las olas de mar” y también “del espacio, por ejemplo de la noticia de que se quiere construir paneles solares en la Luna”. “La energía es un concepto muy abstracto y hay que ponerles casos prácticos. Por ejemplo, un día llevamos la factura de la luz y la estuvimos analizando”, explica. Desde luego, los chavales han “disfrutado” del proyecto.