Con el objetivo de industrializar la producción de viviendas, asegurando la calidad, la rapidez y la sostenibilidad, la empresa familiar Viguetas Navarras ha adquirido la primera instalación de carrusel robotizada del país. En el marco de la celebración del Foro de Construcción Industrializada de Euskadi, organizado por Grupo Noticias, hablamos con Luis Ilundain sobre su apuesta por el nuevo modelo de construcción.

Viguetas Navarras es ante todo una empresa familiar…

Sí, es una empresa familiar de tercera generación. Llevamos desde el año 62 fabricando prefabricados de hormigón.

Pero, ahora, con la construcción industrializada, nada que ver con los inicios…

No, en absoluto. En los orígenes se hacía de forma muy manual pero ahora mismo la construcción industrializada ha dado un salto muy importante. En este momento contamos con las primeras instalaciones robotizadas del país, con la que queremos parecernos al sector del automóvil a la hora de fabricar viviendas industrializadas.

Ese sería el paralelismo más claro; trasladar esa fabricación en cadena del sector del automóvil a la construcción de una vivienda…

Sí, exactamente. En este momento, la industrialización no es una alternativa sino una necesidad por la escasez de mano de obra. Por lo que trasladar todo el proceso a una instalación implica, en primer lugar, tener el conocimiento y, en segundo lugar, dar un salto importante porque cuando entras en una cadena de montaje se contemplan tiempos, precisiones… Es muy diferente a la construcción tradicional en la que se colocan ladrillos, raseos, lúcidos…Todo eso va a evolucionar porque en nuestro sector la mano de obra está demonizada y ahora mismo hay que cambiar hacia este sistema industrializado. 

“En nuestro sector la mano de obra está demonizada y ahora mismo hay que cambiar hacia este sistema industrializado”

¿Es factible pensar que la robotización quita puestos de trabajo?¿O el problema es que ya no hay mano de obra para la construcción?

Ahora mismo son muy pocas las personas que quieren que sus hijos trabajen en la planta quinta encofrando. Actualmente tenemos trabajadores de muchas nacionalidades que vienen aquí porque tienen que trabajar pero esta situación es así porque hemos pasado una crisis muy aguda en este país. Sin embargo, cuando miras hacia otros países de Europa te encuentras que en Alemania, Bélgica, Inglaterra o Francia tienen instalaciones robotizadas que pueden fabricar piezas de hormigón y montarlas con una precisión infinitamente mayor a la que puede hacer cualquier persona in situ en la obra.

¿Cómo funciona la instalación robotizada de Viguetas Navarras?

Es una instalación muy similar a la de una fábrica de coches, le llamamos carrusel porque son unas bandejas de 13 metros por 3,20 que van pasando por unos rodillos. Allí hay unos robots que hacen la función de encofrar. A continuación van a la posición de colocar la armadura y es una parte importante porque en vez de traer un mallazo y cortarlo, nosotros fabricamos el mallazo para la pieza exacta que va a ser encofrada. Se trata de una cadena de montaje donde después de colocar el acero vamos a la zona de hormigonado, donde se hace de forma automática. El control es tan preciso que sabemos cuántos metros cúbicos de hormigón se necesitan para cada pieza. Todo esto está supervisado por unas cámaras de alta definición de tal manera que podemos ver si antes de hormigonar tenemos algún fallo. 

Además, tenemos lo que llamamos gemelos digitales y que nos permite que dos días antes de la fabricación pasemos toda nuestra producción por un gemelo digital que imita todo el proceso real (porque la instalación está totalmente virtualizada), de tal manera que sabemos si hay algún error antes de que se produzca en directo. Todo este tipo de tecnología, que viene del sector del automóvil, ha sido incorporada en los últimos 50 años en este tipo de instalaciones que vienen de Europa. Nuestra instalación es de última generación.

Toda esta infraestructura debe haber requerido una importante inversión económica. ¿Es rentable la construcción industrializada? ¿Hay demanda?

Todo es una economía de escala. Somos una empresa familiar y mi padre solía decir: “Coche nuevo y furgoneta vieja, mal. La furgoneta es lo que utilizas para trabajar y tiene que ser de calidad y el coche, el que te puedas comprar”. Esa forma de pensar la hemos trasladado nosotros a las siguientes generaciones y lo que hemos ido ganando lo hemos ido reinvirtiendo en el proceso productivo. Si es rentable o no dependerá de una economía de escala. 

Nosotros dimos el salto en el año 2013 y aquí había una crisis magnífica, por lo que decidimos saltar a Francia donde la forma de construir es muy diferente a la nuestra. Hoy en día llevamos 10 años y el 50% de nuestra facturación está en Francia. Pero ya hemos visto cómo se construye y en Alemania es donde vimos los carruseles. El tiempo dirá si es rentable, pero está claro que en cuanto miras a Europa te das cuenta que se hace todo de una manera diferente a como lo hacemos aquí. 

“Ahora hay que implicar a todos los agentes; arquitectos, ingenieros, promotores, constructores…”

Nos llevan mucha ventaja y lo que hay que hacer ahora es trasladar ese conocimiento y esas fábricas a nuestro entorno porque sabemos que aquello va a funcionar ya que la tecnología que han desarrollado ha sido en base a un sistema que ha funcionado durante los últimos 50 años. Nosotros hemos seguido construyendo como siempre pero ahora tenemos un problema y tenemos que actuar. 

¿Y cuál es el trabajo que hay que hacer?

Ahora hay que implicar a todos los agentes; arquitectos, ingenieros, promotores, constructores, fondos de inversión… Tenemos que explicar a todo el mundo cómo funciona el sistema, cómo tenemos unas grandes ventajas contra el sistema tradicional de rapidez de ejecución, de precisión…

Por ejemplo, nosotros trabajamos todo con hormigón visto y cuando tenemos un suelo radiante la propia pared interior del doble muro lo que hace es calentar. Algo que se traduce en que una vivienda de 90 metros cuadrados tendríamos un ahorro energético de unos 1.500 euros al año.

Además tiene sostenibilidad, es eficiente, hay poca huella de carbono… Tenemos que ir hacia estos parámetros. Por ejemplo, en nuestra fábrica no hay desperdicio alguno, se corta lo que se necesita y eso no ocurre en la construcción tradicional.