Representantes de Salvamento Marítimo Humanitario, responsable del buque Aita Mari, han alertado de que la legislación que prepara el Gobierno italiano es una "trampa" para las ONG de rescate marítimo en el Mediterráneo central y han pedido apoyo político y financiero ante la posibilidad de que implique sanciones imposibles de pagar.

El presidente de Salvamento Marítimo Humanitario, Iñigo Mijangos, y el capitán del atunero reconvertido en barco de rescate de migrantes, Simón Vidal, han hecho esta demanda en una comparecencia en la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco.

Mijangos ha mostrado su preocupación por la normativa que está preparando el gobierno italiano de Giorgia Meloni, que ya ha anunciado "mano dura", "multas", "incautaciones" y "más controles" a los barcos humanitarios.

Ha advertido de que esta normativa aún en fase de borrador, es "una trampa" para los buques de salvamento a los que "se amenaza con sanciones".

"Lo que nos va a venir es un ataque frontal y bastante virulento. Es una guerra contra las ONG. Cuando lleguemos a Italia nos van a sancionar con multas que serán inasumibles y no podremos pagarlas, lo que va a suponer que tendremos que detener los barcos", ha lamentado.

El capitán del Aita Mari, Simón Vidal, por su parte ha dejado claro que esta nueva situación no variará su forma de actuar y si es necesario afrontar un rescate "se hará como siempre". "A partir de ahí asumiremos lo que venga", ha indicado en referencia a las posibles multas, que si se producen harán necesario "un apoyo político y financiero" a estas ONG.

El apoyo político podría llegar, según ha explicado, en forma de declaración institucional del Parlamento Vasco.

Vidal ha recordado que la incertidumbre ante el modo en el que actuará el Gobierno italiano llevó al Aita Mari a suspender una misión en noviembre y ha insistido en que a pesar de ello "siempre que se usen estas rutas migratorias" la tripulación de este buque "se siente en la obligación de estar allí".

El capitán del Aita Mari, que ha atendido este año a unas 300 personas, ha querido poner cara a los migrantes que han recogido en el Mediterráneo y ha hablado de un chaval de 17 años procedente de Libia que subió al barco con tres balas en estómago lo que le obligará alimentarse con yogures y zumos el resto de su vida, así como de una mujer licenciada en Filología Inglesa que huyó en patera con sus tres hijos menores de los malos tratos de su pareja también desde Libia.

"No se trata de salvar la vida a nadie, sino de poner soluciones. Como sociedad no podemos volver la cara ante estas situaciones", ha concluido.

Por su parte, Mijangos también se ha referido al proyecto sanitario que la asociación dirige en la isla griega de Quios, en el que han atendido a más de 2.000 personas que huyen de lugares en conflicto como Somalia, Palestina, Afganistán, Siria y Sierra Leona, entre otros.